¿Puedes pedir un taxi fuera de la parada? ¿Se pueden negar a realizar un viaje corto?: así afrontan los taxistas las fiestas de Navidad

ASTURIAS

El día más complicado es Nochevieja, en el que las aglomeraciones son inevitables: «Es fácil hacer una cola, y cuando no la hacen hay muchos problemas»
23 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La campaña navideña está en pleno apogeo en Asturias, y uno de los sectores que más lo nota es el del taxi. Las cooperativas de taxistas de la región están listas para afrontar la creciente demanda de servicios, una situación que agradecen profundamente. Según José Antonio Suárez, presidente de Radio Taxi Oviedo Principado, «diciembre es el mes de más trabajo».
Los días de Nochebuena y Nochevieja son, realmente, especiales, pero también hay numerosas cenas de empresa y de amigos. Por suerte ahora la gente que consume alcohol ya no conduce, y ahí entra el servicio de los taxis. Todos esos días hay muchos desplazamientos y el taxi es el principal vehículo para llevarlos a cabo.
Nochebuena: un servicio continuo bien valorado
La Nochebuena es un día relativamente tranquilo, en el que los taxis cumplen unos servicios mínimos. En Gijón, en torno al 10% de los taxis permanecen de guardia esa noche, cubriendo no solo los trayectos de visitas familiares, sino también los servicios médicos urgentes. Según el presidente de Radio Taxi Gijón, Isaac Menéndez, la Nochebuena es una noche de trabajo intenso que comporta una satisfacción que compensa el hecho de que los taxistas que están de guardia no estén con sus familias. «La gente se mueve de casa en casa, y todo el mundo valora el servicio». Menéndez lleva muchos años haciendo las guardias de Nochebuena, y recuerda siempre «las calles vacías, todo desierto, no hay un alma, y todas las luces de los pisos encendidas; es un contraste». Además, subraya una parte negativa: «Hay mucha gente sola».
Por otra parte, también es cierto que las costumbres han cambiado notablemente, y la Nochebuena ha pasado de ser una noche tranquila a una jornada con más movimiento. Aunque la mayoría de las familias la celebran en casa sin pisar la calle en ningún momento, lo cierto es que es cada vez mayor el porcentaje de personas que salen después de cenar.
El presidente de la cooperativa ovetense sostiene que «las Nochebuenas no tienen nada que ver con lo de antes; hace unos años prácticamente no se abrían bares, abrían muy pocos locales, y ahora la tendencia es a abrir más locales y que la gente salga».
Esto forma, a su juicio, parte de una tendencia creciente en los últimos años, sobre todo después de la pandemia. «El concepto nos cambió un poco en el sentido de que salimos más; hubo una especie de ruptura, antes parecía que queríamos ahorrar más, y ahora se tiende más al gasto, a salir, a participar y socializar», señala.

Nochevieja: la gran aglomeración
Nochevieja es, sin duda, el momento de mayor demanda de taxis en toda Asturias. Tanto en Oviedo como en Gijón, ese día movilizan cerca del 80% de la flota, para cubrir los desplazamientos desde primeras horas de la noche hasta la madrugada.
Pero, por muchos vehículos que se movilicen, el servicio nunca va a dar abasto, y a medida que avanza la noche se van produciendo más aglomeraciones de gente en las paradas. A pesar de ello, y a pesar de que la gente viene de largas horas de fiesta, los taxistas están satisfechos con la forma en que la gente afronta estas dificultades. En primer lugar, por los precios, que son más altos de lo habitual. En estas fechas, hay un recargo del 50 por ciento sobre el coste de los trayectos, y todo el mundo lo acepta con naturalidad. «Nunca he visto protestas por los precios; al contrario, la gente suele dar propina», asegura Isaac Menéndez. «La gente entiende que el servicio es esencial y se adapta», añade José Antonio Suárez.
Es cierto que en algunas paradas pueden darse aglomeraciones excesivas que acarrean ciertos problemas, pero el servicio siempre acaba saliendo adelante. Es importante, según el gremio, que la gente que esté en las paradas respete las colas, porque de esta manera el servicio es mucho más ordenado y, en consecuencia, más rápido y eficaz. «Siempre aconsejo a la gente que hagan una cola bien, y yo cuando llego pregunto quién lleva más tiempo; es fácil hacer una cola, y cuando no la hacen hay muchos problemas», señala Menéndez.
Otra cuestión son las llamadas. Se puede llamar a los teléfonos de las cooperativas o también usar una aplicación, y en este caso, quienes llaman pueden tener con cierta rapidez un taxi por el que tendrían que esperar algo más si fueran a la parada. Para ello, tiene que haber algún vehículo libre rodando en las inmediaciones de donde se solicita, porque los que están estacionados en las paradas atienden prioritariamente a la gente que hace cola.
Los taxistas tienen la obligación de atender a todas las personas y, al menos dentro de sus municipios, hacer los desplazamientos que se les soliciten, sea cual sea la distancia. En este sentido, todos están conformes, y es muy raro que hagan valer su derecho a no dar el servicio. Solo se daría, como señala José Antonio Suárez, si el cliente está en un estado de embriaguez muy acusado. En ese caso, pueden rechazarlo apelando a su propia seguridad.
Pero eso es muy poco habitual. Lo normal es que la gente que haya bebido alcohol no se haya excedido hasta el punto de sufrir el rechazo del conductor. Los taxistas, que pasan la Nochevieja en sus vehículos, viven de todo durante las horas que dura su turno de trabajo. Es especialmente llamativo el momento de las campanadas, que parece raro que alguien pueda pasarlo en un vehículo. Pero así es. Isaac Menéndez lo ha vivido en varias ocasiones con clientes. «En la radio se escuchan muy bien», asegura.
Uno de estos clientes venía de casa, al parecer no en demasiado buen estado, hasta el punto de que su gente le dijo que ya podía salir a la calle, que las campanadas ya habían pasado. Y cuando se subió al taxi, se encontró con que estaban a punto de darlas en la radio. «Entonces, las oímos juntos y nos felicitamos el año». Lo mismo hizo en otra ocasión con un trabajador de hostelería que había acabado su turno y no tuvo tiempo de llegar a tiempo a su destino para celebrar las campanadas. Encontró en el taxista alguien con quien celebrar.
Los taxistas asturianos tienen a gala la velocidad del servicio. Tanto en Oviedo como en Gijón, cuando se llama al servicio de taxis tanto por teléfono como a través de las aplicaciones, de media los vehículos tardan en llegar entre tres y cuatro minutos, algo muy valorado por los clientes. Muchos turistas, acostumbrados a servicios más lentos en sus ciudades de origen, se sorprenden favorablemente de la rapidez de los asturianos.
Salvo, como es lógico, los días señalados, en los que es matemáticamente imposible atender una demanda tan grande con la flota de que se dispone. En los días de Navidad, hay que esperar un poco más. Pero el momento llega, y siempre se agradece llegar a casa cómodamente y sobre ruedas.