«Ser rojas y guapas», la desgracia de Maura, Mercedes y Luz, las tres jóvenes hermanas violadas y fusiladas

José Francisco Alonso Quelle
j. alonso RIBADEO / LA VOZ

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Comenzó la búsqueda de sus restos en la fosa común de El Franco, donde fueron asesinadas en 1936, una de ellas tras ser fusilada por segunda vez tras hacerse la muerta,  lograr huir y ser delatada

15 dic 2024 . Actualizado a las 08:53 h.

Eran tres hermanas, Maura, Mercedes y Luz, de 18, 20 y 21 años, y fueron apresadas, ultrajadas, violadas y asesinadas entre el 8 de agosto y el 1 de septiembre de 1936. ¿Su delito? Formar parte de una «familia de rojos», ser hijas de Manuel Ferrer, un sindicalista de izquierdas que presidía el sindicato de artes gráficas de Luarca. La historia adquiere tintes aún más dramáticos y habla de lo terrible y cruel que fue aquella época al referir que las tres hermanas fueron fusiladas el 1 de septiembre de 1936 en Valdepares (El Franco), en el occidente asturiano, pero a una de ellas, Maura, no llegaron a matarla y, tras hacerse la muerta, logró huir. Llegó a Viavélez, un pueblo pesquero próximo, y se ocultó, pero poco después era denunciada por la familia a la que había recurrido pidiendo auxilio. Detenida de nuevo, fue fusilada por segunda vez, acabando con su vida. Siempre se ha sospechado que las tres hermanas fueron enterradas en la fosa común del cementerio de La Caridad, capital de El Franco.

Allí se descubrió en 2014 un monolito que las recuerda y periódicamente se organizan homenajes en su memoria y el de las víctimas represaliadas por la dictadura franquista. En uno de ellos, en noviembre del 2022, ante familiares de las tres hermandas, la viceconsejera de Justicia del Principado de Asturias, Encarnación Vicente, manifestaba: «Honrar su memoria, reconocer su sacrificio y dignificar su figura es un deber inexcusable y un signo de la fortaleza y la calidad de nuestra democracia, esa por la que las víctimas dieron la vida». Esta semana, se exhumóo la tumba para tratar de localizar sus restos.

«Para algunos parece que Franco fue un santo y que todo es invención de rojas y feministas»

Hubo que esperar un par de años, hasta que el pasado mes de octubre, en el homenaje anual ante el monolito del cementerio de La Caridad, Encarnación Vicente anunciase que Asturias iba a comenzar a exhumar e identificar a las víctimas del franquismo enterradas en fosas comunes, empezando precisamente por la de La Caridad, donde además de las hermanas Ferrer se sospecha que al menos fue enterrado otro hombre, Francisco Pérez Pena, asesinado también en 1936. 

Cotejar el ADN

Los trabajos que comenzaron el martes se llevan a cabo tras firmar el Principado un convenio con la Universidad de Oviedo para exhumar fosas en las que se espera encontrar restos, con el fin de contrastarlos con el ADN de familiares de las víctimas, siempre que así lo deseen. Y 88 años después de su asesinato se podrían haber encontrado los de las tres hermanas. El Principado confirmaba ayer que el grupo Arqueos había hallado restos de tres cadáveres e indicios de un cuarto. En concreto, fue el jueves por la tarde cuando se descubrieron fragmentos de un brazo, los primeros restos humanos en la fosa, que no se encontraba en el lugar donde los expertos creían inicialmente. Ayer por la mañana siguieron hallando huesos de más cadáveres, cuatro en total, con evidencias de haber sido sepultados de forma violenta.

Tras el hallazgo, el Principado informó a la autoridad judicial competente, al detectar evidencia de muertes traumáticas.

En El Franco se tiene claro que fueron a por las hermanas Ferrer: «Tuvieron la desgracia de ser muy guapas, en aquel 1936», manifestó Cecilia Pérez, alcaldesa de El Franco, que relata la historia que escuchó de boca de una de las sobrinas vivas de las hermanas Ferrer. Parte de esa familia vive en Valdés. Y estremece saber que las tres jóvenes, su falta, sigue estando muy presente: «Tenían otra hermana, más pequeña, que fue la quedó viva. Sus sobrinas recuerdan cómo su abuela vivió con ello, con la falta de sus hermanas».

«Vivían en Otur (Valdés), donde también vivía Francisco Pérez Pena, que se cree  puede estar en la fosa común. La familia de este hombre, al enterarse de la exhumación, contactó con el Ayuntamiento de El Franco. Eso demuestra que las heridas siguen muy presentes en mucha gente y en muchas familias. Recuperar los restos de los represaliados es una cuestión de justicia, para dar paz a sus familias. Ya que no podemos cambiar la historia, es lo mínimo que podemos hacer. Se empezó por la fosa común de La Caridad porque es un sitio muy pequeño y localizado, pero el trabajo es muy complicado. Es necesario y de justicia, para no olvidar. Esto no va a conseguir acabar con el sufrimiento, pero por lo menos sirve para recordar. Para algunos parece que Franco fue un santo y que somos las rojas y feministas quienes nos inventamos todo. Las exhumaciones son una forma de poner luz y verdad, para no olvidar todo el mal y sufrimiento que se causó», concluyó la alcaldesa de El Franco.