José Antonio López, el asturiano que registra la meteorología en Tineo desde hace 58 años: «Estoy enganchado»

Manuel Noval Moro
Manuel Noval Moro REDACCIÓN

ASTURIAS

José Antonio Pérez, el meteorólogo de Tineo
José Antonio Pérez, el meteorólogo de Tineo

Hace ocho años empezó a comparar la temperatura entre la primera década y la última que ha registrado: «Subió 1,9 grados de media»

10 dic 2024 . Actualizado a las 18:52 h.

Corría el año 1965 cuando José Antonio López, siendo todavía un niño, acudió con su padre a la Feria Internacional del Campo de Madrid. Allí le llamó la atención un expositor de Servicio Meteorológico, lo que hoy conocemos como Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que invitaba a la gente del campo a contribuir enviando periódicamente datos sobre su zona. Entonces se elegía a los agricultores por la estabilidad que mostraban debido a su apego a la tierra, y él se sintió atraído de inmediato por la idea.

Al año siguiente, le facilitaron los instrumentos y comenzó con las mediciones y los registros en una estación meteorológica en Zardaín, un pueblo situado a dos kilómetros de su pueblo, Navelgas, en el concejo de Tineo. Concretamente, la fecha de inicio fue el 1 de febrero. Durante años, contó con la ayuda de su padre -«Me ayudó mucho mientras estuvo»- y posteriormente ya actuó solo. Lo que no podía saber cuando empezó era que la meteorología se convertiría en parte inseparable de su vida una década tras otra.

Hoy, 58 años después de la primera medición, a sus 82 años, sigue tomando día tras día los datos. En todo este tiempo solo falló en la recogida un mes en 1978, «por circunstancias». El resto, ha registrado puntualmente datos pluviométricos y de temperatura de la zona y los ha enviado a Aemet para formar parte de la vasta red de estaciones con las que se hacen previsiones y se constatan las fluctuaciones de la temperatura y las precipitaciones a lo largo del tiempo. Y ya no es porque se sienta obligado sino porque le gusta. «En estos momentos puedo decir que estoy enganchado», confiesa.

Para el registro, conduce todos los días dos kilómetros desde su pueblo hasta la estación. Una vez allí, la Aemet le proporciona dos libretas: una para la lluvia, donde anota diariamente los meteoros (lluvia, nieve, granizo, rocío, niebla), y en caso de que no aparezca ninguno, se señala con un guion, y otra para la temperatura, en la que apunta de forma rigurosa la temperatura de las ocho de la mañana, la máxima y la mínima de cada día.

A pesar de la longevidad de su labor y su compromiso diario, se considera «uno más; igual que yo hay mucha gente repartida por Asturias y por toda España». Y aunque deja claro que lo suyo es pura afición: «No sé nada de meteorología», sabe que el registro de precipitaciones y temperaturas es lo suyo: «Y mientras pueda, seguiré».

Un punto de inflexión llegó cuando, hace 8 años, se dio cuenta de la trascendencia de llevar nada menos que 50 años registrando los datos. Ya llevaba tiempo hablándose del calentamiento global, y entonces tomó una decisión: «Como se habló tanto del cambio climático se me ocurrió hacer comparativas del 66 al 76, y de los 10 últimos hasta ahora». Y los datos hablan por sí solos.

«Desde los 10 primeros años que yo registré hasta los 10 últimos, la temperatura subió 1,9 grados de media», asegura. Es una diferencia más que notable, al margen de las causas que la hayan producido, que esa es otra historia. Entre el 1966 y 1976 la temperatura media fue de 11,7 grados; en los últimos 10, la media subió a 13,6 grados. 7

Por otra parte, este mes de noviembre ha registrado un récord de temperatura. Registró la media más alta de los 58 años en los que José Antonio Pérez tomó registro. «Quedó muy por encima de la media, fue el más caluroso de todos».

Algo que también ha constatado es una reducción considerable de las precipitaciones en forma de nieve. La estación está a 410 metros de altitud. «Hace unos cuantos años, venían nevadas importantes; la más importante fue en 1983, que duró la nieve 21 días con el suelo cubierto y llegó a alcanzar los 65 centímetros», recuerda. Hubo otra bastante copiosa en 2010, que alcanzaría unos 40 centímetros de cobertura desde el suelo. «A partir de ahí, vamos a menos; puede darse que haya años que no cae nieve o que apenas cubre», subraya. Es algo que se constata en Asturias, donde la frecuencia y la intensidad de las nevadas se han reducido a ojos vista en las últimas décadas.

No obstante, según José Antonio López, las precipitaciones «se mantienen o son incluso un poco más altas, de los 1.250 litros por metro cuadrado de la primera década pasó a algo más de 1.300»: Sin embargo, «el año pasado fue el que menos lluvia hubo de los 58 años, no llegó a los 1.000 litros por metro; y hubo años en los que llegamos a los 1.700».

Pase lo que pase, y mientras le queden fuerzas, José Antonio López seguirá al pie del cañón, midiendo y registrando día a día la temperatura en ese rincón del mundo que es Zardaín, una labor altruista que, como la de tanta gente alrededor del planeta, hace que seamos un poco más sabios respecto al clima, un asunto siempre escurridizo pero de vital importancia para todo.