Mª de las Mercedes Ordóñez, nieta de emigrantes asturianos retornada: «Hemos querido desandar los pasos de nuestros antepasados y honrar a nuestros orígenes»
ASTURIAS
Nacida en México y actualmente residente en Siero, asegura que ella y su familia están «felices» de empezar una nueva vida en Asturias pese a que reconoce que «emigrar es muy difícil, aunque hayamos venido con los papeles de la nacionalidad»
10 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.María de las Mercedes Ordóñez López y su familia llegaron a Asturias procedentes de México el 31 de diciembre de 2023. Venían para quedarse haciendo bueno el dicho popular «año nuevo, vida nueva» y para honrar a sus antepasados que en su día, por diferentes motivos, tuvieron que dejar España, dejar Asturias, e irse a hacer las américas. «Mis abuelos no se fueron por gusto, se fueron porque tenían hambre, y yo crecí con esa añoranza y esa morriña por la región, porque ellos siempre quisieron volver», traslada Mercedes, que asegura que en su familia están «felices» por «desandar los pasos de nuestros antepasados y honrar a nuestros orígenes», aunque no obvia que «emigrar es muy difícil, aunque hayamos venido con los papeles de la nacionalidad».
Esta mexicana de nacimiento pero asturiana de sangre y sentimiento comienza el relato de su historia de retorno al Principado con la historia de cómo su bisabuelo, papá de su abuela paterna, que era de San Juan de Beleño (Ponga), se fue a Cuba y de ahí a México, donde conoció a su mujer y prosperó haciéndose indiano. Sin embargo, sus orígenes asturianos no se quedan ahí. Su abuelo paterno, que era un minero de Mieres, en 1928 también decidió irse a América a tratar de mejorar sus condiciones de vida. Su abuelo materno, casualmente, también era de La Borbolla (Llanes), con una historia de emigración peculiar: «de joven se fue a Andalucía a trabajar y allí lo cogieron los del frente, lo enrolaron de fogonero en un barco que torpedearon y a él lo llevaron preso al norte de África. Un hermano que ya tenía en México hizo trámites para sacarlo del campo de concentración y vía Francia, tras un viaje en barco que le llevó a Nueva York (EEUU), paso la frontera de México en tren y así llegó a este país también», relata Mercedes, que apostilla que, aunque no era tal, «logró entrar como refugiado». Este abuelo por parte de madre puso su negocio en México y allí conoció a su abuela materna, «que también era hija de andaluces emigrados», así que mis cuatro abuelos son españoles emigrantes, porque mi papá nació allí con nacionalidad española», matiza la misma, que añade que «al cumplir los 18 años tuvo que renunciar a esta nacionalidad» que después todos pudieron recuperar al amparo de la Ley de Memoria Histórica.
Nacionalidad española
«Para mí fue muy importante poder tener la nacionalidad española, porque allí en México vives como en una burbuja: estás allí pero vas a las romerías, vas al centro asturiano, vives en un núcleo de colonia española… Creces en una mezcla de dos culturas pero, aun siendo tercera generación, siempre estuvo el deseo de volver a España», explica María de las Mercedes Ordóñez, que añade como curiosidad que, además, su suegra es valenciana, «por lo que parece que uno siempre va buscando sus orígenes». Así, la misma no tiene duda de que para ella y su marido «el lugar común era España» porque su marido también tiene la nacionalidad española.
Un punto de inflexión para ellos que les animó a empezar a pensar en venir a España fue la pandemia, unido a que la hermana de Mercedes entonces ya había decidido dejar su trabajo en otro país de Europa en el que estaba y «regresar al origen», lo que coincidió más o menos en el tiempo con que su padre se pensionó en México y viendo que la situación «cada vez iba a peor» su padres se decidieron a comprar una casa y venirse a Asturias.
«Y un día dijimos: ¡vamos a probar! Y decidimos desandar los pasos de nuestros antepasados y venirnos a Asturias», cuenta Mercedes, que añade que todo se precipitó porque si bien tenían pensado venirse sobre febrero de este año, «la casa, que la habíamos puesto en venta, se vendió en una semana y entonces ya no teníamos donde vivir», relata con la alegría de pensar que «las cosas fluyeron» y así fue como llegaron a Asturias el pasado 31 de diciembre.
«Encontrar trabajo está siendo difícil»
«Y estamos bien y felices», asegura María de las Mercedes Ordóñez, pese a que pone de manifiesto que «emigrar es muy difícil, porque es como volver a nacer, pero no en el sentido romántico». Esto es, explica, porque, aunque han venido con los papeles de la nacionalidad, «aún así, hay muchos trámites que hacer» y se han encontrado ella y su marido con la dificultad de encontrar trabajo. «Nosotros estamos buscando trabajo y está siendo difícil», reconoce porque, en su caso, es profesora de biología, aunque ya en México se preparó para convalidar su titulación y poder ejercer aquí, se está encontrando con el problema de que «aquí no hay oferta para profesores de biología, así que sigo a la espera», señala Mercedes, que mientras ella y su marido resuelven su situación laboral, están viviendo con los padres de ella en una zona cercana a Pola de Siero.
Algo que destaca Mercedes es que en la Oficina del Retorno del Principado han encontrado mucha ayuda y apoyo para ir asentándose en la región y resolviendo todos los trámites que han tenido que hacer: «el asesoramiento que nos han dado es increíble y, además, hemos podido tramitar la ayuda al emigrante retornado al cumplir el requisito de haber estado trabajando en México el último año anterior a venir», explica.
De todos modos, pese a todas las dificultades que hayan tenido que sortear, Mercedes y su marido se declaran «felices de haber tomado esa decisión de empezar una nueva vida con nuestro hijo aquí». Y es que la misma pone de relieve que «Asturias ofrece tranquilidad, seguridad ciudadana y calidad de vida» cuando, añade, vivir en México era «vivir con el temor de no saber si vas a regresar a casa» e, incluso, «de manejar un bajo perfil» pensando cada mañana «hasta qué ponerse de ropa para no llamar la atención».
«Venimos a contribuir y a generar bienestar aquí»
Por tanto, y aunque percibe que todavía hay muchas cosas de Asturias y de sus costumbres que desconoce por mucho que pensara que esto era muy suyo, Mercedes siente que está «enamorada de esta tierra» y se muestra dispuesta a luchar y conseguir un futuro aquí para ella y su familia. «A veces notas que a la gente no le gusta el emigrante, que la idea que tienen es que el emigrante que retorna viene a aprovecharse, pero nuestra idea es venir a contribuir, a invertir, y a generar riqueza y bienestar aquí», manifiesta Mercedes que declarando que sí es una idea romántica, lo que quiere es «retribuir a lo que fui, a mis orígenes, porque la sangre es la que retorna, retorna el sentimiento». E, incide, «mis abuelos no se fueron por gusto, se fueron porque tenían hambre. Y yo he crecido con esa añoranza y esa moriña, porque ellos siempre quisieron volver».
Y en el desandar los pasos de sus antepasados y honrarlos, María de las Mercedes Ordóñez y su familia se siente satisfecha con la decisión de venir a Asturias: «nosotros lo hemos logrado y ellos ya no están en deuda, porque nos hemos traído las cenizas de mis abuelos paternos. Han vuelto», indica la misma dándoles las gracias por lo que han conseguido gracias a ellos: «cuando me comentaron que podíamos tener una ayuda, les di las gracias a mis abuelos por abrirme camino. Estoy aquí gracias a ellos», concluye.
Emigrar es uno de los retos más grandes que cualquier persona puede afrontar, con la maleta llena de sueños, e ilusiones pero también de miedos e incertidumbre, mirando atrás a donde probablemente no volverá.
Si bien es cierto que unos emigran en mejores condiciones que otros, el motivo por lo general es similar, buscar mejores situaciones de vida, económicas, laborales o de seguridad.
Emigrar no es fácil, es dejar todo lo conocido para afrontar el siempre presente choque cultural, que mucho o poco, siempre existe, emigrar es no ser ni de aquí ni de allá, dejando, además ese sentimiento en las generaciones que vendrán.
Emigrar es también el privilegio de conocer y pertenecer, de extender las alas y las raíces más allá de la tierra natal.
El emigrante retornado, es aquel que busca desandar los propios pasos o los de sus antepasados en busca de piezas del rompecabezas para comprender y abrazar su presente.
El emigrante retornado es aquel que busca entregarle a sus hijos el legado de sus raíces y de sus antepasados.
Unos van, otros vienen, unos regresan y otros no lo harán, como amiga, bisnieta, nieta, hija, madre, esposa y nuera de emigrantes, este es un pequeño reconocimiento a todos aquellos que han construido un patrimonio y un legado a partir de la emigración.
Mercedes Ordóñez López