Las empresas asturianas se juegan un negocio de más 800 millones en las elecciones de Estados Unidos

J.C. / S.P. REDACCIÓN

ASTURIAS

Al entrar en la sala, Trump se dirigió directamente a su atril, mientras Harris cruzó el escenario y le tendió la mano.
Al entrar en la sala, Trump se dirigió directamente a su atril, mientras Harris cruzó el escenario y le tendió la mano. Brian Snyder | REUTERS

La región tiene 88 compañías que exportan de forma regular al país americano

05 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A más de 5.000 kilómetros de Asturias, se libra una batalla con consecuencias impredecibles para la geopolítica internacional. Las elecciones en Estados Unidos centran la atención informativa mundial —con España como una de las pocas excepciones, ya que la dana que asoló el Levante la semana pasada y sus catastróficas consecuencias son las que ocupan prácticamente en su totalidad los informativos y las páginas de los periódicos— y el enfrentamiento entre Kamala Harris y Donald Trump también se sigue con interés en el Principado. Las empresas de la región se juegan un negocio de más 800 millones en el país americano, que es uno de los principales socios comerciales de la región.

Según los datos facilitados por la Sociedad de Promoción Exterior Principado de Asturias (Asturex), las empresa asturianas exportaron a Estados Unidos productos por valor de 241 millones y las compras realizadas en el país americano alcanzaron los 574 millones el año pasado. En total, un negocio de 815 millones.

Solo ese año, 378 compañías asturianas exportaron a Estados Unidos. De ellas, 88 son regulares, es decir, tienen el mercado consolidado, según detalla el director general de Asturex, Bruno López. Estos datos posibilitan que Estados Unidos ocupase el año pasado el décimo puesto en el ranking de exportaciones de Asturias, y la previsión es que su peso aumente este 2024 y se sitúe en el octavo lugar.

Entre las empresas con negocios en Estados Unidos, son varias las que en 2021 declararon públicamente tener actividades allí. Entre otras, Valle Ballina y Fernández, Refractaria, Asturfeito, Bacalaos el Barquero o ArecelorMittal.

Qué se juega la economía mundial en las elecciones 

El mundo contiene el aliento ante la inminencia del desenlace de las elecciones que se celebran el próximo martes en EE. UU. No solo se dilucidará quién será el inquilino de la Casa Blanca durante cuatro años, sino que también se elegirán a los nuevos congresistas del Capitolio, así como a 33 senadores.

El escenario poselectoral estadounidense, que podría tardar en aclararse si los resultados en la carrera por la presidencia son tan estrechos como se vaticina y exigen prolijos recuentos de votos, tendrá repercusiones globales. Están en juego la estrategia geopolítica y el devenir económico de la primera potencia mundial, con sus efectos sobre el resto de países.

¿Cómo llega la economía mundial al 5 de noviembre? Los focos están puestos principalmente en los dos motores del mundo. EE. UU. ha conseguido alejar el fantasma de la recesión y parece dirigirse a un aterrizaje suave, según los analistas. El PIB avanza a buen ritmo: creció un 2,8 % interanual en el tercer trimestre de este año, según los datos preliminares difundidos esta semana. La inflación también ha mejorado en los últimos meses, y tras tocar techo en junio del 2022, cuando llegó al 9,1 %, en septiembre cerró en el 2,4 %. Y la tasa de paro se situó en el 4,1 %. Pero no todo marcha sobre ruedas en la economía estadounidense. El país acabará el 2024 con un endeudamiento que superará el 120 % del PIB.

China es el otro gran centro de interés, con implicaciones en la economía europea y, especialmente por su influencia en los mercados emergentes. El PIB chino aumentó un 4,6 % en el tercer trimestre en comparación con el mismo período del año anterior, por debajo del objetivo de las autoridades de Pekín del 5 %. El mayor problema del gigante asiático es que la inversión está de capa caída por su larga y profunda crisis inmobiliaria y el consumo se encuentra aletargado. Uno de los síntomas más visibles de la debilidad de la demanda interna del país es la confianza de los consumidores, que se desplomó en el inicio del 2022 y no se ha recuperado desde entonces.

La economía del tercer gran bloque, la zona euro, lleva meses dando síntomas de fragilidad. Sin embargo, pese a los malos presagios, el PIB entre julio y septiembre se incrementó más de lo esperado, un 0,9 % interanual. Eso sí, el panorama económico es desigual en una región muy diversa, y Alemania, conocida como motor de Europa, continúa muy rezagada por la flaqueza de la demanda global, la política fiscal restrictiva y la incertidumbre política. En el lado positivo de la balanza están la tasa de paro, que repitió en septiembre en un mínimo histórico para la zona euro del 6,3 %, y el proceso desinflacionista en marcha. El IPC repuntó en octubre hasta el 2 %, más del 1,9 % esperado y desde el 1,8 % del mes anterior, pero se sitúa ya en el objetivo del BCE.

Perspectivas

¿Qué cabe esperar globalmente en adelante? Se espera que el crecimiento económico mundial se mantenga estable, pero con tasas decepcionantes, según las perspectivas del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicadas el pasado 22 de octubre. En cinco años, el crecimiento mundial debería situarse en 3,1 %, un nivel mediocre si se lo compara con la media previa a la pandemia, dice el informe. Los persistentes factores adversos de índole estructural, como el envejecimiento de la población y la escasa productividad, están frenando el crecimiento potencial en muchas economías, sostienen los economistas del FMI.

Se prevé que la inflación general mundial disminuya de un promedio anual del 6,7 % en el 2023 al 5,8 % en el 2024 y 4,3 % en el 2025, y que las economías avanzadas alcancen sus metas antes que las emergentes y en desarrollo. El FMI reconoce que aunque el proceso de desinflación mundial continúa avanzando, todavía es posible que aparezcan baches en el camino hacia la estabilidad de precios.

El organismo multilateral afirma que los riesgos para las perspectivas mundiales se inclinan a la baja en un contexto de elevada incertidumbre en torno a las políticas. «Brotes repentinos de volatilidad en los mercados financieros, como el que se produjo a principios de agosto, podrían endurecer las condiciones financieras y lastrar la inversión y el crecimiento, especialmente en economías en desarrollo en las que las grandes necesidades de financiamiento externo a corto plazo pueden desencadenar salidas de capital y situaciones críticas de sobre endeudamiento. Perturbaciones adicionales del proceso de desinflación [...] podrían impedir que los bancos centrales relajen la política monetaria, lo que plantearía importantes retos para la política fiscal y la estabilidad financiera», sostiene.

Proteccionismo

También avisa de que una intensificación de las políticas proteccionistas agravaría las tensiones comerciales, reduciría la eficiencia del mercado y perturbaría aún más las cadenas de suministro.

Esta advertencia cobra especial relevancia teniendo en cuenta que el candidato del Partido Republicano a la presidencia de EE. UU., Donald Trump, ha dicho que, si vuelve a hacerse con el bastón de mando de la nación, propondrá nuevos aranceles a la importación, una política proteccionista que ya desplegó durante su primer mandato, entre el 2016 y el 2020. Es una de las principales preocupaciones que suscita su eventual victoria en los mercados financieros y entre muchos gobernantes mundiales.

En esta ocasión, planea imponer un arancel universal del 10 % al 20 % en todas las importaciones, lo que sería un incremento relevante respecto al arancel promedio actual del 2 %. Además, ha insinuado que los productos que lleguen de China podrían tener que asumir aranceles de hasta el 60 %, un impacto que tendrá graves consecuencias que no solo afectarán a China, sino también a socios comerciales clave como la UE. «Este enfoque podría tener un efecto disruptivo en las relaciones comerciales internacionales, afectando a sectores clave como son el automóvil y el tecnológico. Según algunas cifras, las importaciones americanas desde la UE en el 2023 alcanzaron los 450.000 millones de dólares, y cualquier arancel adicional encarecería significativamente esos productos, afectando tanto a los consumidores estadounidenses (aunque estos se beneficiarían de los recortes del impuesto sobre la renta) como a las empresas europeas exportadoras; de alguna manera generando un efecto inflacionista en EE. UU. al menos a corto plazo», comenta Rodrigo Cebrián, director de inversiones en Edmond de Rothschild en España.

Al mismo tiempo, una Administración de Trump con políticas comerciales agresivas podría reducir drásticamente la inversión extranjera directa de EE. UU. en Europa, ya que las tensiones comerciales y los mayores aranceles incrementarían el riesgo e incertidumbre para las empresas americanas que operan en Europa, especialmente en sectores como los ya mencionados del automóvil y el tecnológico, así como el farmacéutico.

En el 2023, las exportaciones de la UE a EE. UU. representaron algo más del 2,5 % del PIB de la Unión, mientras que las exportaciones de EE. UU. a la UE solo equivalieron al 1,5 % de su PIB. Aun así, la inversión de empresas americanas estuvo cerca de 3 billones de dólares en Europa, siendo el primer destino de las multinacionales americanas. «Pero esta dependencia asimétrica pone a Europa en una posición más vulnerable frente a las políticas proteccionistas de Trump. Además, la necesidad de Europa de mantener una relación comercial con China podría verse comprometida si EE. UU. intensifica la presión para que Europa siga sus pasos en la restricción de intercambios con China», sostiene Cebrián.

Finalmente, este experto señala que una victoria de Trump podría aumentar el déficit fiscal de EE. UU. a una horquilla de entre 6 y 7,5 billones de dólares de aquí al 2035, lo que presionaría la estabilidad económica, afectando indirectamente a inversiones en Europa.