Mediante este taller, que lleva 10 años recorriendo los centros escolares de Asturias y Castilla y León, estudiantes de Primaria aprenden sobre cocina, sostenibilidad e incluso sobre desperdicio alimentario

La cadena de supermercados Alimerka ha implementado una innovadora iniciativa de talleres de cocina dirigidos a estudiantes de cuarto curso de Educación Primaria en colegios de Asturias y Castilla y León. Estos talleres, que se desarrollan como una actividad complementaria dentro del horario escolar, no solo enseñan a los más pequeños a preparar recetas sencillas, sino que también integran de manera lúdica y pedagógica conceptos fundamentales sobre nutrición, sostenibilidad y respeto por el medio ambiente.

Uno de los talleres de esta semana tuvo lugar en el Colegio Jovellanos de Gijón, donde el alumnado participó en una experiencia de aprendizaje práctica y dinámica, diseñada para combinar diversión con la adquisición de conocimientos. Estos talleres están alineados con los objetivos del currículo escolar del segundo ciclo de Educación Primaria, y buscan fomentar hábitos de vida saludables, así como inculcar valores sobre el cuidado del entorno y la reducción del desperdicio alimentario.

«Los niños y niñas están cada vez más concienciados de que los ultraprocesados no son los alimentos más recomendados y saben que sus meriendas deben ser saludables, con productos que se alejen de lo industrial», comenta Miriam, una de las monitoras del taller. «La parte que más les gusta es la de cocinar, ya que se sienten muy satisfechos de preparar ellos las elaboraciones», añade.

Héctor Herrería

La actividad se divide en tres fases que combinan teoría y práctica de una forma accesible y motivadora. La primera de ellas, denominada «Mi Mercado, Nuestro Mercado», tiene una duración de 30 minutos y se realiza en el aula mediante una presentación interactiva. Durante esta parte, los niños y niñas conocen aspectos como la importancia de los diferentes tipos de alimentos, la pirámide nutricional y el concepto del plato de Harvard. Asimismo, aprenden sobre la distribución de productos en los supermercados y la importancia de los alimentos frescos y de proximidad, una de las apuestas clave de Alimerka. Las monitoras del taller inciden en «la importancia que tiene apostar por los productores locales y comprar cosas de aquí en comparación con la contaminación y los elevados costes que supone traer los alimentos de lejos». 

A continuación, se desarrolla la segunda fase, llamada «La Cesta de la Compra». En ella, los estudiantes participan activamente utilizando una aplicación diseñada específicamente para el taller, donde simulan la compra de productos siguiendo los principios que se les han explicado previamente. De este modo, los alumnos toman decisiones sobre qué alimentos elegir, priorizando los productos de kilómetro cero y de productores locales. Esta parte de la actividad, que dura aproximadamente 15 minutos, contribuye a reforzar la conexión entre lo aprendido en el aula y su aplicación práctica.

Finalmente, el taller culmina con la fase «La Caja Sorpresa», un espacio en el que los estudiantes se convierten en pequeños chefs por un día. Siguiendo todas las medidas de higiene necesarias, como el lavado de manos antes de comenzar, los niños se agrupan en mesas para realizar una receta bajo la supervisión de dos monitoras: una como cocinera principal y la otra como asistente. En esta fase de 60 minutos, los estudiantes aprenden a utilizar los utensilios de cocina de manera segura, participan en la preparación de los ingredientes.

En esta ocasión, los alumnos cocinaron espaguetis con pisto de verduras y albóndigas. «Las albóndigas las hacen ellos con carne picada de ternera, las salpimientan y les ponen huevo. Las cocinamos nosotras las monitoras y luego, una vez cocinadas, se las entregamos para que ellos terminen de emplatar. Lo mismo con el pisto». De esta forma, la actividad no solo fomenta el trabajo en equipo y la colaboración, sino que también ayuda a desarrollar la psicomotricidad fina de los participantes. Al finalizar, cada uno acaba con su táper de albóndigas con pisto y se lo llevan a su casa junto con el delantal y el gorro con el que han cocinado», detalla la monitora.

Héctor Herrería

Experiencia gastronómica completa para el alumnado

Valentina, Leire, Elisa y Lucía son algunas de las alumnas que han disfrutado del taller. Para Valentina, no ha sido una experiencia desconocida ya que confiesa que va «a clases de cocina fuera del colegio». Por su parte, Elisa destaca «lo divertido que es cocinar y lo bien que huele todo. Aunque lo mejor es la parte de comérselo». Para Lucía, «pelar la zanahoria ha sido lo más divertido pero también hemos aprendido que los pescados se subastan en la rula y luego de ahí van a los supermercados», comenta destacando también las partes teóricas del taller. En algo coinciden todas y es que «los productos es mejor comprarlos aquí en Asturias».

Además de ser una experiencia divertida, los talleres de Alimerka buscan profundizar en aspectos educativos clave del currículo escolar. Se trabaja el origen de los alimentos, el plato de Harvard, la pirámide nutricional y la importancia del reciclaje y el compostaje. A lo largo de la actividad, también se refuerzan las medidas de seguridad e higiene en la cocina, desde la manipulación adecuada de los alimentos hasta el uso seguro de utensilios. Todo ello, orientado a que los niños comprendan la importancia de mantener una alimentación equilibrada y respetuosa con el entorno, mientras se sensibilizan sobre la relevancia del comercio de proximidad y la reducción del desperdicio alimentario.

Héctor Herrería

El impacto de esta iniciativa ha sido notable. En el curso pasado, un total de 8.818 niños de 160 colegios de Asturias y Castilla y León participaron en 408 talleres, lo que refleja la gran acogida de esta propuesta educativa entre la comunidad escolar. Alimerka ha conseguido crear un espacio donde aprender, cocinar y divertirse van de la mano, transmitiendo valores fundamentales para el desarrollo integral de los más pequeños.

Los talleres de cocina de Alimerka se consolidan, así, como una herramienta valiosa para fomentar entre los niños la importancia de una alimentación saludable y responsable. A través de esta experiencia, los estudiantes no solo aprenden a cocinar, sino que también adquieren conocimientos que los acompañarán a lo largo de su vida, favoreciendo la creación de una generación más consciente de la relevancia de cuidar de su salud y del planeta.