Teresa Sanjurjo: «En tiempos de cambios es muy fácil perder el rumbo, y eso es algo que no podemos permitirnos»

G. Guiter REDACCIÓN

ASTURIAS

Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación Princesa de Asturias
Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación Princesa de Asturias Héctor Herrería

La directora de la Fundación Princesa de Asturias habla de la trayectoria y los retos de la institución para el futuro

22 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

—La Princesa Leonor cumple diez años en su papel de presidenta de honor. ¿Qué iniciativas adicionales tiene la Fundación, más allá de los Premios, con motivo de ese aniversario?

—Para celebrar los diez años de Su Alteza Real la Princesa de Asturias como presidenta de honor de la Fundación, el año pasado comenzamos a pensar, y a trabajar, en el refuerzo de todas aquellas actividades que implican mayor participación social, ya sea en el ámbito cultural como en el educativo. A lo largo de este tiempo, hemos comprobado que estas iniciativas que acercan la trayectoria y los valores de los premiados a los ciudadanos generan un impacto beneficioso para la sociedad.

Por ello, invitamos a varios premiados de ediciones anteriores para que nos acompañaran nuevamente en Asturias y participasen en encuentros, mesas redondas y reuniones con estudiantes. Además, como parte de esta conmemoración y con motivo del décimo aniversario del programa cultural para centros educativos del Principado de Asturias Toma la Palabra, la Fundación pondrá en marcha una edición especial de este proyecto que arrancará en noviembre de 2024 y se extenderá a una selección de colegios, institutos y centros de Formación Profesional de otras comunidades españolas. Esperamos que todos los participantes disfruten de estas actividades que hemos preparado con mucho esfuerzo e ilusión.

—¿Qué papel juegan las nuevas generaciones, como la Princesa de Asturias, en la promoción de los valores que defiende la Fundación?

—La Fundación subraya y promueve referencias de excelencia, de cultura y de progreso, que se materializan en la figura de nuestros premiados, que aportan valor al conjunto de la sociedad y envían un mensaje muy positivo a todas las generaciones. En el caso concreto de los jóvenes, la proyección de los valores de los Premios Princesa de Asturias es especialmente relevante, ya que se trata de personas que están iniciando su vida, se encuentran aún en etapas formativas, en el desarrollo de su personalidad. Por eso, el valor que podemos aportarles es, si cabe, aún mayor.

—¿Qué actos destacaría en el programa cultural que llevaron a cabo?

—Como cada año, esta es una pregunta difícil de responder ya que el interés que generan los actos depende en gran medida de los gustos, aficiones, profesiones u orientación académica de quienes deseen asistir. A algunas personas les ha podido interesar muchísimo escuchar a Carolina Marín, mientras que otros se habrán sentido atraídos por una charla sobre la síntesis de la glucosa en el organismo.

Indudablemente, los actos en torno a Joan Manuel Serrat, cuyas canciones forman parte de la vida emocional, sentimental de tantas personas, han generado muchísima expectación. También ha tenido una gran acogida Marjae Satrapi, una artista extraordinaria, polifacética, y también una mujer valiente que nos ha ayudado a entender mejor cómo viven las mujeres en Irán. Como siempre, hemos ofrecido un amplio rango de actividades, todas de gran calidad y, como siempre, gratuitas para el público.

La Antigua Fábrica de La Vega ha acogido con éxito algunos de sus actos. ¿Le gustaría que, en el futuro, cuando se desarrolle el plan urbanístico, siga existiendo allí un lugar para la Fundación?

Nuestro valor, como siempre desde el año 1981, es el contenido de lo que hacemos: los Premios y los actos culturales y educativos que los preceden. Creo que eso es lo más relevante, no el lugar donde se desarrollen.

—Si no es así, ¿qué otros lugares pueden considerar para organizar sus actos?

—La Fundación ha demostrado a lo largo de los años una gran capacidad de adaptación, evolución e innovación. Y seguiremos haciéndolo en el futuro.

—Haga un balance de su gestión. ¿Cómo ha evolucionado la visibilidad y relevancia internacional de los Premios en los últimos años?

Creo que es mejor que el balance de la gestión lo hagan terceros para mantener la objetividad necesaria en este tipo de análisis. En todo caso, lo más importante es que la Fundación, guiada por los acuerdos de su patronato, y todos nosotros, como equipo comprometido, hemos mantenido el enfoque en nuestra misión de manera clara y nítida.

No nos hemos desviado de nuestro propósito. Nos hemos adaptado con nuevas herramientas y formas de hacer las cosas para que esa misión fundacional siga siendo real. Las organizaciones evolucionan, y afortunadamente, crecen y mejoran. En este sentido, quiero agradecer a nuestros patronos, quienes, con su apoyo y generosidad, permiten que la Fundación continúe siendo una organización independiente, muy activa y en constante crecimiento.

—¿Qué premiado o premiada recuerda con especial emoción de los años que lleva como directora de la Fundación?

—Es una pregunta realmente difícil de responder, ya que hay muchos, muchísimos premiados, y creo que cada uno deja una huella distinta, que depende de muchos factores. Me resulta casi imposible destacar a uno en particular. Hemos pasado por momentos muy diferentes en estos años, y cada edición trae su propio enfoque e interés, dejando una huella única.

—¿Cómo se adapta la Fundación a los desafíos y cambios sociales actuales, como la digitalización o la crisis climática?

—La Fundación se encuentra en una posición de gran fortaleza para adaptarse a estos cambios, puesto que estamos en contacto con muchas fuentes de conocimiento e información. Creo que lo importante es saber qué está pasando y tener esa capacidad de evolucionar manteniendo la esencia. Además, llevamos años dedicando tiempo y esfuerzo al proceso de transformación digital.

Respecto a la cuestión climática, no hablaría tanto de crisis sino de sostenibilidad. En este ámbito llevamos muchos años trabajando con un enfoque global, que incluye desde elementos tangibles, hasta cómo nos relacionamos con terceros, qué materiales utilizamos, cómo nos desplazamos o cómo compensamos nuestras emisiones de carbono.

También implementamos medidas para evitar el desperdicio alimentario y fomentar la diversidad y la inclusión, especialmente de personas en riesgo de exclusión. Son muchos los aspectos que llevamos más de una década trabajando.

—¿Cuál cree que es el mayor reto que enfrenta la Fundación en el futuro?

—Para la Fundación es muy importante mantener el foco en su misión. Una fortaleza indudable de esta institución, desde que se creó, es que sabemos para qué fue creada, quiénes somos y por qué aportamos valor. Ese enfoque tan definido, esa identidad que está en el ADN de la Fundación, es importantísimo que siga siendo nítido y sólido, porque en tiempos de cambios es muy fácil perder el rumbo, y eso es algo que no podemos permitirnos.

Debemos mantener ese rumbo marcado y, como he dicho, utilizar herramientas nuevas que nos ayuden a navegar en estos entornos tan cambiantes. Además, hay otra cuestión que siempre subrayo, y es el sentido de pertenencia que los premios tienen para la sociedad que nos arropa y para la que trabajamos. Eso nos da una gran solidez y un arraigo en Asturias que es perfectamente compatible con la proyección internacional de nuestros galardones.

—¿Qué mensaje le gustaría enviar a las nuevas generaciones respecto al papel de la cultura, la ciencia y el conocimiento en la construcción de un mundo mejor?

—Les trasladaría un único mensaje y es que la cultura, la ciencia y el conocimiento son absolutamente esenciales. Les diría que deben fijarse en los mejores y reflexionar sobre qué se puede mejorar. Hay que trabajar por ese futuro mejor y, como afirmó la Princesa de Asturias en el teatro Campoamor: «Nuestros premiados son guía imprescindible para todos nosotros».