Los paisajes naturales del Principado se tiñen de colores ocres en esta época del año, siendo un momento ideal para disfrutar de escenarios únicos
19 oct 2024 . Actualizado a las 12:08 h.Asturias es conocida por sus paisajes verdes y su impresionante patrimonio natural. Unos escenarios que se visten de gala durante el otoño, cuando las montañas, los bosques y los caminos se tiñen de colores ocres, rojizos y dorados. Para todos los amantes de la naturaleza que buscan disfrutar de esta estación, el Principado ofrece numerosas rutas de senderismo que permiten contemplar la belleza del otoño asturiano. En esta lista encontrarás algunas ideas para que la llegada del frío no sea sinónimo de abandonar los planes al aire libre.
Cascada del Xiblu
Situada en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Las Ubiñas-La Mesa, la ruta a la cascada del Xiblu es uno de los secretos mejor guardados de Asturias. Esta ruta tiene una distancia aproximada de 6 kilómetros ida y vuelta. Es ideal para adentrarse en un paisaje de cuento, en el que el agua y la vegetación crean un entorno idílico. El camino atraviesa el hayedo de Montegrande, un bosque que, durante el otoño, se viste de amarillo y rojo, ofreciendo una experiencia visual espectacular. El recorrido no es muy exigente, por lo que es recomendable para realizar con niños. Una vez en la cascada, la imponente caída de agua de varios metros es el broche de oro del camino, especialmente cuando las lluvias otoñales aumentan el caudal.
Pico Pienzu
Para quienes busquen un reto de mayor dificultad, la ascensión al pico Pienzu es una opción perfecta. Ubicado en la sierra del Sueve, esta cima de 1161 metros ofrece vistas impresionantes del litoral asturiano y los Picos de Europa. La ruta comienza junto al mirador de El Fitu y, tras un recorrido de aproximadamente 6 kilómetros, lleva al senderista hasta la cumbre del Pienzu. Durante el otoño, el contraste entre el verde de los prados y los colores cálidos de los bosques que rodean la montaña hacen que cada paso sea una maravilla visual. Desde la cima, las vistas panorámicas sobre el mar Cantábrico y las montañas de la cordillera, hacen que el esfuerzo merezca la pena.
Bosque de Peloño
El bosque de Peloño, ubicado en el concejo de Ponga, es una de las grandes joyas naturales de Asturias. Se trata de un hayedo de más de 1.500 hectáreas que ya resulta un espectáculo en sí mismo, pero en otoño se transforma en un lugar extraordinario. La ruta recorre unos 12 kilómetros ida y vuelta, atravesando densos bosques llenos de tranquilidad, historia y etnografía. El camino resulta relativamente sencillo y lleva hasta la vega del Arcenorio, una gran explanada repleta de cabañas de pastores y en la que sólo el ganado, los habitantes y los senderistas alteran la calma del lugar. La tranquilidad del bosque, los colores otoñales y el sonido de las hojas bajo los pies hacen de esta ruta una experiencia inolvidable para los sentidos.
Brañagallones
Su nombre significa braña de los gallones (los gallos o urogallos), que en otro tiempo tuvieron en los alrededores hasta seis cantaderos (lugares de exhibición de los machos en la reproducción). Se trata de un lugar de impresionante fauna y grandes bosques de hayas con arandaneras en pleno Parque Natural de Redes. La caminata tiene una extensión de 12 kilómetros (ida y vuelta) que parte de Bezanes y discurre por un camino forestal entre hayas y robles. El destino final es la vega de Brañagallones, un extenso prado rodeado de montañas, donde antiguamente se asentaban los pastores. En esta época del año, el contraste de colores entre las montañas y los árboles caducifolios hace de este recorrido toda una bucólica postal.
Ruta de los Lanceros
Esta ruta, menos conocida pero igualmente fascinante, se encuentra en Las Regueras, en el centro de Asturias. Cuenta la historia que, cuando Enrique de Trastámara llegó a esta zona escapando de Pedro I el Cruel, siete nobles lo apoyaron con siete lanzas que lo protegieron y de ahí el nombre de la ruta. Se trata de un recorrido circular de casi 15 kilómetros, partiendo y terminando en la iglesia de San Pedro del Nora, una de las joyas del prerrománico asturiano. Durante el camino, los senderistas disfrutarán de todo un mosaico de paisajes, donde el ser humano tiene mucho que ver, en las casonas, los huertos o las grandes plantaciones de maíz para el ganado. Otro de los grandes protagonistas del itinerario es el río Nora y sus meandros, adornados por los bosques de ribera.
El otoño en Asturias es una estación mágica para quienes disfrutan del senderismo y del contacto con la naturaleza. Las rutas recopiladas ofrecen una oportunidad única de sumergirse en paisajes impresionantes y llenos de vida, que son una muestra del encanto del Principado durante el otoño.