La «deshumanizadora» experiencia de una familia asturiana: «Le dijeron que tenía tos y murió de cáncer ahogada en su propia sangre»

Nel Oliveira
Nel Oliveira REDACCIÓN

ASTURIAS

María José López junto a su hija Aída del Rosal y su yerno Pablo Morán
María José López junto a su hija Aída del Rosal y su yerno Pablo Morán

María José López, de 59 años, falleció en el HUCA tras varios episodios de tos que «se solventaron con jarabes y sin pruebas médicas»: «Es como una pesadilla extraña, no te lo crees del todo»

17 oct 2024 . Actualizado a las 10:27 h.

«Estamos destrozados. Sentimos mucho dolor, impotencia y una sensación de humillación muy grande. Nos trataron peor que a un animal, como si fuéramos un mero número en una tienda». De esta forma expresa la familia de la ovetense María José López el dolor que sienten después de que esta falleciera en una de las camas del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras varios ataques de tos que, según explican, «se solventaron con jarabes y sin pruebas médicas» y finalmente resultaron ser producto de un cáncer de pulmón. Pablo Morán, el yerno de la fallecida, asegura que la familia está barajando emprender acciones legales y recuerda la situación como «una pesadilla extraña»: «No te llegas a creer del todo lo que está pasando en ese momento».

Todo sucedió este verano, el sábado 13 de julio. María José termina en el HUCA después de toser gran cantidad de sangre en su casa. Una ambulancia la traslada hasta Urgencias, donde le realizan una placa. Posteriormente, ese mismo día, la suben a planta, a la unidad de Neumología, donde estuvo ingresada apenas una hora y falleció poco antes de las 22.00 horas. Previo a ese trágico día, Morán explica en nombre de la familia que «la historia empieza con una tos persistente durante el otoño, pero no se la da mayor relevancia por ser temporada de gripe y se despacha con el típico 'se curará solo o con paracetamol'».

Únete a nuestro canal de WhatsApp

Desde diciembre de 2023 y hasta el siguiente mes de julio recuerda que su suegra realizó hasta cuatro visitas al médico «en las que no se pidieron pruebas ni placas». «Solo se recetaron jarabes para la tos como quien expide un certificado en el registro, sin mirarte a la cara», lamenta. Ya a mediados de mes, el día 13, fue cuando la fallecida, después de toser sangre en su casa, termina en el HUCA: «Cuando la subieron a planta después de haber estado en un box de Urgencias nos dieron un vaso y dijeron de recoger una muestra si volvía a toser sangre; murió ahogada en su propia sangre a los pocos minutos tras varios intentos de reanimación fallidos».

«Le recetaron jarabes para la tos como quien expide un certificado en el registro, sin mirarte a la cara»

En ese momento, la familia confiesa experimentar un estado de shock: «Es como una pesadilla extraña, no te lo crees del todo». Una vez fallecida, los sanitarios piden permiso a la familia para realizar la pertinente autopsia del cuerpo, ya que, según cuenta Morán, «nadie sabe lo que había podido pasar y están confundidos con lo sucedido». La familia acepta y firman la autorización. Sin embargo, lamentan que al ser sábado «nos comentan que el fin de semana no se realizan autopsias y hasta el lunes o el martes de la semana siguiente no podríamos tener de vuelta el cuerpo para velarlo y enterrarlo». El domingo, recuerda, «se convierte en uno de los peores días de nuestra vida».

Situados ya en el lunes 15 de julio, la familia no recibe notificación alguna durante toda la mañana y solicitan más información a la morgue. «Eran cerca de las dos de la tarde y la respuesta que nos dieron fue que el cuerpo tenía que recogerse ya, que no iban a esperar más», cuenta Morán: «No entendíamos nada y cuando acudimos al HUCA para preguntar se pasaban la pelota unos a otros justificando su comportamiento e incompetencia; que si uno no era su puesto, que si otro era nuevo, que si otro no decidía sobre aquello...». «Con desdén y chulería nos comentaron que la autopsia se había hecho el domingo, cuando nos habían dicho que no se hacían al ser fin de semana, y que no habían sido capaces de contactar con la familia», lamenta Morán en nombre de la familia de la fallecida, añadiendo que «nos dijeron que ya tenían el teléfono levantado para llamar a servicio sociales y que se hicieran cargo del cuerpo»: «Todo lo relativo a la autopsia fue lo que más nos dolió».

La familia ya baraja la posibilidad de emprender acciones legales

No obstante, según continúa relatando la familia, cuando estaban esperando a que la funeraria recogiera el cuerpo «nos recriminaron que tardaban mucho en llegar y que a ver si lo íbamos sacando de allí». «Estuvimos a cinco minutos de reloj de no poder enterrar a mi suegra. Tuvimos que incinerar el cuerpo a toda prisa para velarlo un miserable día porque ya habían pasado las 48 horas establecidas por ley para mantener el cuerpo sin tratar», clama Pablo Morán, quien cataloga todo lo sucedido de «tremenda deshumanización».

La autopsia finalmente reveló que la causa de la muerte fue un cáncer de pulmón. «Después de todo, la tos sin tratar por el centro de salud de Ventanielles en Oviedo, sí era algo que no cura el paracetamol, o el pasotismo médico. Al final le dijeron que tenía tos y acabó muriendo de cáncer de pulmón ahogada en su propia sangre», lamenta la familia de la fallecida, quienes ya estudian la posibilidad de emprender acciones legales: «Nosotros perdemos a un ser querido, al que lloraremos solamente un puñado de personas que entre todos somos voces irrelevantes para una administración que nos considera números en una plantilla de Excel. Números que ir moviendo o borrando, según convenga. Números a los que prometer todo cada cuatro años, y a los que poder maltratar sin consecuencias el resto de nuestras vidas».