El Camino de Santiago a lomos de un caballo: «Mucha gente me pedía fotos. No habían visto a nadie hacerlo así»
ASTURIAS
El viaje entre Juan y su «hermano» Brego tuvo una logística más compleja que cuando lo hizo solo, pero tenía que ser con él, «no con otro caballo, lo tenía pendiente»
24 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Son miles de personas las que caminan hacia Santiago de Compostela desde diversos puntos para llegar a la meta. El peregrinaje es una forma más de viajar y se puede hacer andando solo, en grupo o, como en esta ocasión, en compañía de un animal. No es común pero sí se puede y no es tan complicado como parece ser, aunque hay que tener muchas cosas en cuenta, según la experiencia de un jinete asturiano.
Juan Alonso, un maliayo amante de los caballos, decidió que tenía una deuda con Brego, su «hermano» desde 2007. «Siempre quise hacerlo con él, no con otro caballo, y lo tenía pendiente», explica, ya que llevan juntos 17 años. Desde que se frustrase el viaje con su compañero en 2017 no se le fue la idea de saldar su compromiso y el verano de 2024 fue la ocasión.
Ya lo había hecho caminando anteriormente y descubrió que la logística no es la misma. En esta ocasión no podía hacerlo «a la aventura» y era necesario pensar en las necesidades de Brego. El hospedaje, la comida y llegar al trote a Santiago de Compostela no iba a ser lo mismo esta vez, además de la preparación del animal para los kilómetros que iba a hacer. «No es fácil encontrar alojamiento, lleva más trabajo con caballo que andando», detalla.
«Siempre se piensa más en el caballo que en uno mismo»
El punto de partida de su peregrinaje fue Lugo y desde ahí empezó el Camino de Santiago primitivo, que originalmente parte de Oviedo, hasta donde el sendero se juntase con el camino popular. Es una opción menos conocida pero que va cogiendo popularidad y guarda más historia y relación con Asturias.
Las diferencias que hay al hacerlo a caballo son, por ejemplo, que los lugares donde descansar tienen que tener un espacio para los animales. Juan Alonso también tuvo que pensar cómo llevar a Brego hasta Lugo, que en su caso y dado que profesionalmente se dedica a la hípica, lo tuvo más fácil. «Siempre se piensa más en el caballo que en uno mismo», asegura. Ambos fueron en coche, el animal en un carro adaptado, hasta su punto de partida.
Comenta el jinete que antes de terminar cada etapa, tenía que haber ido antes a dejar el paddock —parcela de tierra para caballos— preparado para Brego. Para cuando llegasen a sus paradas, el animal debía tener su espacio preparado y la comida y agua necesarias. «Estuve como un mes preparándolo todo y buscando dónde podíamos dormir los dos», explica.
«No puede sacar al caballo de su prao y llevártelo hasta Santiago»
A diferencia de cuando lo hizo solo, la inversión económica también es una clara diferencia. «El coche se quedaba en el punto del que partíamos ese día y cuando llegábamos a la siguiente etapa, tenía que coger un taxi para volver a por él y dejarlo donde durmiéramos», detalla. Algo que eleva el coste, que popularmente es bajo, de hacer el Camino de Santiago, a pesar de que el alojamiento no fuese más caro.
Otra cuestión es la gente que se conoce, Alonso comenta que a lomos de Brego «me cruzaba con mucha más gente y todo grupos diferentes, aunque claro, menos tiempo porque con el caballo voy más rápido». Además, tan llamativo resulta que «mucha gente me pedía fotos y me preguntaba de dónde era, no habían visto a nadie hacerlo así». También comenta que no se vive de la misma manera, los paisajes se ven diferentes y la conexión entre ellos ahora es otra. «También ves más animales salvajes porque con el caballo no se asustan», señala.
«No puede sacar al caballo de su prao y llevártelo hasta Santiago», precisa Juan Alonso. Al igual que para las piernas de una persona, para Brego esto suponía un esfuerzo al que no está acostumbrado. Por eso, con ayuda de un amigo preparó físicamente a su caballo durante mes y medio, para que ambos disfrutaran sin llegar al agotamiento. Algo que también se preguntó el jinete respecto a su compañero es, ¿puedo entrar a Santiago de Compostela a caballo?
La respuesta es sí. «Tienes que rellenar un formulario y pedir un permiso con el número del microchip del caballo y todos tus datos» al departamento de tráfico del ayuntamiento de Santiago de Compostela, especifica Alonso. Una vez recibido el permiso, es necesario tenerlo a mano por si algún cuerpo de seguridad te para por las calles. En el caso de tratarse de un grupo mayor, lo habitual es que lo escolte la policía o protección civil. Pero Juan y Brego iban ellos y pudieron disfrutar de entrar hasta la Praza do Obradoiro tranquilamente y para ellos solos, ya que a caballo se puede entrar hasta las 9.00 horas, «si vas más tarde, te puede caer una multa», explica el jinete.
Además, el camino a seguir es uno de ida y otro de vuelta especificamente, «puede entrar y salir a la plaza nada más porque yo entré por un sitio y fui a salir por otro de listo y no se puede», bromea Juan Alonso.