Los músicos asturianos, ante la falta de salas de conciertos: «La cosa está poniéndose jodida»
ASTURIAS

Con el cierre de La Salvaje, anunciado para junio de 2025, la escena asturiana de locales que programan música original en directo se queda un poco más huérfana. «Las salas no quieren canciones propias, sean buenas, malas o regulares, lo que quieren son versiones para entretener al público»
21 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El anuncio del cierre de la sala ovetense La Salvaje para junio de 2025 ha supuesto un pequeño jarro de agua fría para la escena musical asturiana, en general, y ovetense, en particular. Los locales en los que tocar música en directo, temas propios y no la enésima versión del Have you ever seen the rain? de la Creedence y sin tener que rezar para cubrir el coste del alquiler ya van brillando por su ausencia.
La Voz de Asturias charla en una serie de reportajes con músicos y promotores de la escena asturiana para analizar cómo está el escenario actual y, si es posible, anticipar a dónde se dirige.

«Las salas prefieren tener a una banda tocando 3 horas Soldadito marinero»
Gustavo González, batería de Freddie Fano & Marijuana Trio, así como guitarrista y cantante de Ritmo Vudú, reconoce que, desde que comenzaba en el mundo de la música, le gusta «ir donde se puede escuchar bandas nuevas». En ese aspecto, no podría ser más gráfico acerca de cómo está la escena actualmente: «La cosa está poniéndose jodida».
«En Oviedo, por ejemplo, cierra La Salvaje y quedarían como dos salas para aforo medio-bajo, porque, claro está el Tribeca, pero ahí ya hablamos de otro sistema», indica. Luego, añade, «quedan el Gong y la Lata de Zinc, salas de pago que te ponen el equipo y todo el rollo, pero claro, ya te obliga a meter una media de 100 personas para que sea rentable para todos».
Este experimentado y polifacético músico considera que «locales pequeños ya no existen, porque aquí nos queda el Burlesque, que es como un oasis en el desierto, que encima él pone dinero y equipo». Por desgracia, al contrario de lo que sucedía no hace tantos años, «la gente joven no tiene donde presentar sus discos ni sus canciones, las salas no quieren canciones propias, sean buenas, malas o regulares, ni las escuchan, lo que quieren son versiones para entretener al público».
«Antes las bandas de versiones eran gente de 40 a 50 años que ya habían pasado por muchas etapas, ahora cada vez hay más bandas de versiones con gente de 20 años o 21, porque lo que hacen ya no lo pueden mostrar al mundo», asevera. En esta línea, considera que la mayoría de dueños de locales en los que se toca música en directo «prefieren tener a una banda veterana, o de chavales tocando 3 horas "Soldadito marinero"».
No obstante cree que «esta así en todos lados, porque yo salí varias veces a tocar fuera este año y pagarte no te paga nadie ya, o vas a taquilla, siendo casi un favor, o hasta pones tu pasta». «El tema de las salas underground está jodido hasta para las bandas que tienen nombre».
«Cada vez es más difícil tocar el típico concierto de garito»
Álvaro Bárcena, guitarrista y cantante de, entre otros muchos proyectos musicales, Electric Buffalo, cree que «la cosa está mal para tocar, pero realmente tampoco estuvo nunca muy bien»
Respecto a las salas, cree que «las pocas que había fueron sobreviviendo y fueron cayendo, pero nunca hubo, salvo a principios o mediados de los 90, un montón de sitios para tocar». Se trata de algo que, a su juicio, «responde también a los tiempos que corren, porque la gente tocando en directo ya no se estila en la radio».
En este sentido, tanto en televisión como en la radio, «son todo solistas con música y voz incluso hecha por ordenador». «A mí no me gusta verlo tan pesimista, pero bueno, hay que asumir que los tiempos son los que son y cuando yo voy a dar un concierto, ya sea de versiones, con Electric Buffalo o cualquier otra cosa, ves la media de edad y yo soy de los más jóvenes», añade.
Desde su punto de vista, sigue habiendo un público para la música en directo, ya sea pop o rock, «pero muy veterano». Cree que, por esta parte, no hay ningún relevo todavía «y si nos vamos un poco al rollo más alternativo puede haber algo más, pero ya ves lo que suena la radio y lo que escuchan los chavales».
Insiste en que «en Oviedo, por ejemplo, como ciudad que está orientada absolutamente a la gentrificación y al turismo, pues interesa más vender el edificio donde está La Salvaje para poner unos pisos turísticos».
Es por eso que, más allá de las versiones o los eventos, «cada vez es más difícil tocar el típico concierto de garito». «Yo antes tocaba mucho en el Al Fondo hay Sitio, en La Salvaje, en el Cabeleño, La Candelaria, La Armónica... garitos en los que los chavales que empezábamos teníamos donde foguear un poquito», explica.
Álvaro Bárcena resalta que «ahora, directamente, los pocos chavales que tocan tienen que alquilar una sala y pagar de mano 150, 200 euros o más por el local y el alquiler de equipo por lo que no hay nada que fomente hoy en día a la chavalería hacer un grupo, ni escuchar música».
«En el centro de Oviedo ya no quedan salas de conciertos underground»
Daniel Bárcena, batería de Green Desert Water, cree que «siempre que cierra una sala de conciertos underground es una pena». En referencia a la situación de La Salvaje, explica que «ya desde los tiempos de La Antigua Estación era un local emblemático de Oviedo, en la calle Martínez Vigil, y es una pena que en el centro de la ciudad no queden ya salas de conciertos underground, porque las que permanecen, como el Gong y la Lata de Zinc, no están en el casco histórico».
Pese a todo, reconoce que «siempre fue complicada la situación de las salas underground». «Bueno, al menos desde mi experiencia, antes no había que poner dinero por tocar y ahora sí hay que pagar un alquiler, pero bueno también a cambio tienes mejores condiciones, un técnico y equipo como Dios manda aunque, bueno, se echa un poco de menos aquello de cuando empezaba yo a tocar, hace 20 años, que había salas a las que ibas con tu equipo y te montabas un concierto», reflexiona.
Admite, no sin la cierta resignación que dan los años y la experiencia, que «ahora todo se complica un poquito más, pero bueno, siempre fue difícil para para los que vivimos en este mundo del rock and roll».
«En Asturias nos hace falta una sala de gran aforo»
Pablo Martínez, productor, ex guitarrista y voz de la banda de rock llanerense Desakato y ahora con su nuevo proyecto Pablo Senator, considera que el cierre de La Salvaje, anunciado para junio de 2025, «es una es una pena, porque es una sala que, aparte de que acoge a grupos locales, da soporte a bandas que vienen de fuera y que, a lo mejor, no tienen mucha acogida aquí».
En este sentido, en el local «se genera una agenda de conciertos muy interesante». Pese a todo, en lo que respecta a los lugares para tocar música en directo, cree que las cosas «están muchísimo mejor que hace unos años».
Sin embargo sí considera que «nos hace falta una de gran aforo, que esté preparada para conciertos, porque normalmente se suelen hacer en discotecas y sitios así, pero para acoger bandas que tengan más tirón, una sala de mil personas decente en Asturias la verdad que estaría guay».
Y es que «en otras comunidades cercanas, como por ejemplo en Cantabria, tienen Escenario Santander, que es una barbaridad y una pasada de sitio, en León tienen Espacio Vías, por ejemplo, y nosotros, la verdad, no tenemos esa suerte». «Además, en estos dos casos, son espacios públicos rehabilitados para poder hacer conciertos, en algunos casos con gestión privada, así que no estaría de más que las administraciones pusieran de su parte», concluye.