Los pisos ilegales y viviendas de uso turístico «están acabando con el turismo rural» en Asturias
ASTURIAS
Propietarios de casas de aldea y alojamientos rurales piden un mayor control para los inmuebles que operan al margen de la ley y lamentan que las VUT, pese a cumplir con lo que se les requiere, «no juegan con las mismas reglas ni se les exige lo mismo»
08 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los hoteles y casas rurales asturianas se están enfrentando a un enemigo inesperado. Tras la pandemia, con el auge del turismo en Asturias y la explosión de visitantes de otras regiones, ansiosos por escapar de las cuatro paredes de su casa, este tipo de negocios comenzaron a vivir una suerte de edad de oro. Sin embargo, en los últimos tiempos, los profesionales del sector están detectando un problema en forma de alojamientos que operan al margen de la ley, así como de los que, aún cumpliendo con lo requerido para su actividad, juegan con otras normas mucho más beneficiosas.
Adriano Berdasco, presidente de la Federación de Asociaciones de Turismo Rural en Asturias, es tajante en este sentido. «Eso no es un problema de hoy ni de ayer, sino que lleva mucho tiempo», explica. Recuerda que «cuando estaba en la mesa de Turismo de la Federación Asturiana de Empresarios ya se empezaba a debatir». «Trabajé muchos años en Canarias y ya lo tuve que ver allí», apunta. Considera, en esta línea, que en este segmento de actividad «hay unas normas que hay que respetar» y no duda en adelantar que, si no se toman medidas correctoras, «va a ser peor todavía la situación». «En el extranjero siempre me decían que España es un país maravilloso, pero tiene delirios de grandeza, y eso es lo que nos lleva a estas situaciones», concluye.
Las VUT «están jugando con otras condiciones»
Luis Gabriel Suárez, miembro de la Junta Directiva del Clúster de Turismo Rural de Asturias y presidente de la Asociación Valdesana de Turismo Rural (Avatur), considera que para su nicho de actividad no solo es un problema el de los alojamientos que operan al margen de la ley. A los alojamientos rurales del Principado también les está afectando, y mucho, el 'boom' de las viviendas de uso turístico (VUT). Este profesional distingue, por un lado, a los «modelos que cumplen con toda la normativa, hacen las cosas como alojamientos, se consideran una actividad económica, facturan el IVA y hay una persona o una empresa detrás».
En segundo lugar, se sitúan «los ilegales, que no cumplen con nada, no hacen nada, ni siquiera están dados de alta al turismo y alquilan, si bien cada vez lo tiene más difícil porque ahora las plataformas intentan cortar un poco con estas prácticas y hay que presentar el número de registro». En este sentido, admite que «este es el caso más sangrante de competencia desleal para los que llevamos toda la vida». Sin embargo, explica que «luego está el tercer caso, que tiene un amparo legal, y que son las viviendas vacacionales y las VUT». Y es que, a juicio de este profesional, se trata de negocios que «sí son legales, porque tienen un amparo de Hacienda y turismo, pero no juegan con las mismas reglas, ni se les exige lo mismo que al resto de apartamentos rurales». Y es que «la factura la tienen que hacer, pero no declaran IVA», por lo que «ya están jugando con otras condiciones que nosotros».
Además, en el caso de las VUT, «al no declarar el IVA, el 10% lo pueden dar más barato». Asimismo, «no están obligados a estar de alta en autónomos, con lo que también se ahorran 300 y pico euros al mes». Por último, los responsables de este tipo de alojamientos «no tienen que hacer una declaración trimestral, con lo que no han de disponer de una asesoría que les haga eso, lo que al final supone un gasto de unos 90 o 100 euros mensuales».
Un problema de alcance nacional
Luis Gabriel Suárez resalta que, paralelamente, «están generando un problema en el ámbito nacional, ya que ahora no hay vivienda de alquiler». «Para un trabajador, encontrar un piso para el año entero es casi inviable», asevera. Considera, no obstante, que «eso se solucionaría de una manera muy fácil». «¿Usted es una actividad económica como las casas, hoteles y apartamentos rurales? Pues tiene que estar dado de alta en autónomos, cobrar el IVA, hacer la factura y el check-in», comenta.
En esta línea, insiste en que, a la hora de elaborar estudios fiables de llegada de visitantes a la región, «es difícil saber qué porcentaje de Turismo hubo en Asturias este año, porque la mayoría de estas casas, al no hacer factura, no hacen ficha de policía, ni lleva un control estadístico y son turistas que se alojan ahí y no se sabe». «Yo creo que las viviendas ilegales cada vez son menos y se arriesgan más», comenta, si bien matiza que las VUT «están acabando con el turismo rural». A efectos prácticos, «Hacienda viene a decir que esas viviendas vacacionales no ofrecen ningún servicio, pero al final ofrecen el mismo servicio que una casa rural, si lo hacen bien». «Ese beneficio de estas casas lo tienen que declarar en la renta anual, como una renta de capital, normal y corriente, como el que alquila un piso durante todo el año o el que vende un monte de madera», apunta.
Insiste en que «lo que hay que hacer es declarar eso como una actividad económica». De un tiempo para acá, «las campañas están cambiando mucho precisamente por este nuevo sistema de alojamientos, porque ya llega el momento en que hay tantas plazas de VUT como del resto de hoteles y casas rurales». Se trata de un nuevo modelo que «está pasando factura a los alojamientos de toda la vida».
«A los apartamentos rurales íntegros les está haciendo muchísimo daño»
Patricia Arias es la secretaria de la Asociación de Turismo Rural de Asturias, Arca, y responsable de la Casona de Benito, en Cudillero. La suya es «una casa rural por habitaciones, es decir, como si fuese un hotel con desayunos». En su caso, tanto por su modelo de negocio como por su ubicación, no se ve tan afectada por las VUT como otros establecimientos.
«Los más afectados son los que disponen de alojamientos íntegros», explica, y reconoce que «a esa gente le está afectando muchísimo». En esta línea, comenta que hay «edificios que están cambiando los estatutos de la comunidad para que eso se contemple» y que, por ejemplo, en localidades como Gijón hay «una burrada» de este tipo de viviendas. En el caso de los pisos que operan al margen de un control, explica que «algunos se publicitan en plataformas que piden la licencia, la gente da dos letras y tres números pero no se contrasta con Turismo».
«Yo entiendo que son muchísimos los ilegales», no duda en afirmar. «Muchos de ellos me consta que ni tienen seguro, ni hay unos extintores, o sea, que le pasa algo a la persona que está ahí y lo pagas con la vida, pero bueno, nosotros no podemos ser detectives de la administración», afirma.
Pocos inspectores de Turismo
Esta actividad no regulada «repercute a los que somos legales, estamos dados de alta en autónomos y pagamos nuestro IVA». No obstante cree que «ahora lo está llevando mejor la administración y yo tengo muchas esperanzas, pero aún así hay pocos inspectores de Turismo aquí en Asturias».
Considera que, en muchos casos, esta mala praxis es fruto más del desconocimiento de cómo funciona el sector que de la mala fe, propiamente dicha. Se trataría de casos protagonizados por «el típico señor que tenía una casina en el pueblo, la alquilaba y que, a lo mejor, no sabe del todo que está haciendo algo malo».
Patricia Arias lamenta que «a los apartamentos rurales íntegros les está haciendo mucho daño, pero muchísimo». Y es que los profesionales tienen «unos gastos fijos todos los meses autónomos y esta gente se lo mete todos los meses crudito en el bolso». La secretaria de Arca explica que, hace un tiempo, estuvo investigando en una plataforma su oferta en Asturias de «cerca de 500 alojamientos y más de 300 eran ilegales».