El informático, el periodista y el militante: las tres identidades falsas del promotor de los «críticos de la FSA» que nunca existieron
ASTURIAS
Los socialistas asturianos presentan ante la Guardia Civil una denuncia por un presunto delito de estafa
03 sep 2024 . Actualizado a las 12:08 h.Los socialistas asturianos formalizaron ayer una denuncia por el caso del supuesto grupo militantes críticos dentro de la FSA que iban a plantear una candidatura alternativa a la dirección actual, y cuyo supuesto portavoz habló con varios medios de comunicación anunciando una presentación a la que jamás concurrieron. La denuncia se presentó en Riosa ante la Guardia Civil y es posible delito de estafa.
Seguir este caso es seguir la trama de una historia rocambolesca que terminó acaparando titulares en mitad de agosto pero que probablemente tuviera un propósito tan mundano como hacerse con un botín más o menos jugoso ya sea mediante el fraude o por el chantaje. A los medios de comunicación se les remitió un mail que aseguraba ser de un grupo de afiliados críticos con el PSOE asturiano y cuyo portavoz (que llegó a ser entrevistado en la radio) afirmaba llamarse Chencho. Pero no fue el único nombre que utilizó, en ocasiones dijo llamarse Pelayo y en comunicaciones por escrito, Vanessa; ni tampoco ser militante fue la única identidad falsa bajo la que se presentaba.
Semanas atrás, en los últimos días de julio, la caña la lanzó en Riosa donde el presunto estafador se presentó como periodista de investigación del diario El Mundo, bajo el nombre de Juan Antonio Álvarez. Contactó con la agrupación socialista del concejo, que actualmente lo gobierna tras haber vencido a Izquierda Unida en los pasados comicios. No es un asunto menor: en Asturias las relaciones entre ambos grupos son en general buenas (de hecho gobiernan juntos el Principado en la actualidad y no por primera vez) y tradicionalmente se respaldan entre sí para acceder a las alcaldías. Con excepciones, porque hay concejos en los que las relaciones son muy malas, incluso imposibles, Llanes es una de ellas, Riosa es otra.
El supuesto periodista de El Mundo asegura que desde IU le había contactado para atacar al actual equipo de gobierno socialista pero que en su investigación había descubierto práctica de corrupción de la propia IU y ofrecía como prueba una serie facturas que enviaba por Whatsapp como imágenes de una sola visualización (que desaparecen tras verlas), el supuesto reportero les decía que se pasaría por la localidad para dar más información pero nunca se presentaba, en todo caso --según pudo comprobar este diario-- se organizó de forma creíble engañando a otras personas para dar una pátina de credibilidad a su ausencia con una preparada tapadera.
En esas conversaciones afirmó que le constaba que el correo de la alcaldía estaba siendo pirateado y ofrecía el contacto de tres informáticos expertos de su confianza capaces de detener esa brecha de seguridad. En esos mensajes advertía de que una persona ajena al ayuntamiento estaba imprimiendo documentos del consistorio. Cuando los responsables hablaron con trabajadores del ayuntamiento les informaron de que ciertamente «en la fotocopiadora había un taco de documentos impresos que nadie había ordenado imprimir». Es probable, es parte del objeto de la denuncia, que el mismo estafador hubiera podido acceder a distancia al sistema informático municipal e imprimir esos documentos para dar veracidad a sus acusaciones.
El en diálogo siguiente, por correo electrónico, el supuesto informático hace una serie de recomendaciones de seguridad y se ofrece a trasladarse al ayuntamiento para instalar un dispositivo de protección, pero exige un pago por adelantado. Se efectúa y resulta devuelto y entonces una persona del PSOE de Riosa realiza un pago con su tarjeta privada. En día sucesivos se encontró que, dado que conocían sus datos, se le habían realizado hasta 53 cargos por distintos concepto, incluso viajes, por una valor aproximado de unos 2.000 euros.
¿Y qué tiene que ver todo esto con los falsos militantes críticos que nunca existieron? Que las conversaciones que se hicieron por teléfono para la estafa de Riosa y las que se mantuvieron con medios de comunicación para dar cuenta de la supuesta plataforma crítica se realizaron desde el mismo número y ahí empezaron a encajar las piezas.
El mismo individuo trató de contactar con la Federación Socialista Asturiana presentándose como periodista de CNN España, al replicarle que ese canal había dejado de emitir hace años, aseguró que ahora contaba con una división exclusivamente en la web dedicada a investigaciones de corrupción. En las mismas fechas con otros nombres distintos se trató de contactar con Presidencia del Principado también como un supuesto periodista y como portavoz de un grupo crítico de militantes.
Fue entonces cuando un diario regional impreso publicó la noticia de que en cuestión de días se daría a conocer un grupo de militantes críticos con Barbón que pretendía hacerle una «moción de censura», aunque esa figura corresponde a los parlamentos y no al funcionamiento interno de los partidos. También era extraño que el supuesto portavoz del grupo cargara más contra el coordinador de IU, Ovidio Zapico (que es consejero en el Ejecutivo autonómico) que contra miembros del PSOE pese a que insistía en que la dirección asturiano estaba enfrentada a la nacional del PSOE.
Una mala praxis periodística ayudó a que creciera la bola y todo terminara en una tarde ridícula en la que nadie se presentó a la supuesta convocatoria en la que se darían a conocer los críticos que nunca existieron. Pero en esa semana se sembró la duda entre alcaldes y afiliados, canales de televisión nacionales llamaron a ediles asturianos para ver si formaban parte de esa conspiración y al que ver que se extendía la sombra de la sospecha empezaron a lanzar comunicados de respaldo a Barbón, y tras uno fueron las demás agrupaciones locales.
¿Tenían como propósito la desestabilización? Fuentes consultadas por este diario valoran que es posible y que les consta que trataron de hacer iniciativas similares con otras formaciones asturianas, aunque también es probable que el objetivo último simplemente fuera tratar de chantajear a personas dentro de los partidos difundiendo el miedo y la duda sobre revueltas internas. Otras fuentes de la fuerzas de seguridad indicaron que se trata de un modelo de estafa «más habitual de lo que parece» aunque no siempre llegue a denunciarse y que es posible que el presunto estafador ni siquiera se encuentre en España.