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Con la presentación, el pasado jueves, del decreto de reordenación del mapa sanitario al Consejo de Salud, se abre una nueva etapa para la sanidad pública asturiana. La propuesta de reorganización de la red pública regional, que la consejera Concepción Saavedra dio a conocer el 20 de enero, se ha analizado durante estos meses con más de 150 entidades (ayuntamientos, sindicatos, sociedades científicas, partidos políticos, colegios profesionales y asociaciones) para dar forma a un documento final consensuado.

En este segundo semestre del año, el ejecutivo dará luz verde al decreto mediante el que se aprobará la reorganización en tres áreas de salud, frente a las ocho actuales. Previamente, ese marco normativo se someterá a información pública para que las personas interesadas formulen sus consideraciones y se elevará al Consejo Consultivo para su valoración. La previsión de la Consejería de Salud es que el mapa sanitario entre en vigor en el primer trimestre de 2025.

¿Cómo ganará Asturias con esta nueva estructura? El mapa sanitario distribuirá el territorio en tres grandes áreas: Occidente, resultado de la unión del actual área I, con cabecera en Jarrio, y el área de Avilés; Centro-suroccidente, que comprenderá el suroccidente, el valle del caudal y el área de Oviedo, y Oriente, que sumará la cuenca del Nalón y el Oriente al área de Gijón. Cada una de estas tres grandes áreas contará, por lo tanto, con un hospital universitario de referencia. El cambio no supondrá el cierre de ningún equipamiento, mejorará la atención sanitaria, ampliará la cartera de servicios y favorecerá una mejor planificación de los recursos humanos.

Mayor calidad asistencial y un sistema más ágil y operativo

La nueva reordenación sanitaria asegurará la mejor calidad al paciente con independencia de donde viva. Se potenciarán los hospitales comarcales y los centros sanitarios de la zona rural, que pasarán a formar parte, sin perder la identidad de su propio centro, de una organización de mayor tamaño y complejidad que impulsará el intercambio de conocimiento entre los profesionales de manera natural durante la actividad asistencial, docente e investigadora.

El nuevo mapa también facilitará que se amplíe la cartera de servicios en cada área de salud e impulsará el trabajo en red de los diferentes servicios y especialidades, así como la continuidad entre niveles asistenciales. Además, cuando sea necesario, como sucede ahora, derivar a un paciente a un hospital universitario, el proceso se agilizará al tratarse de un hospital que forma parte de su misma área sanitaria.

Condiciones más atractivas para los profesionales

La reorganización de la red sanitaria pública en áreas más amplias también favorecerá una mejor planificación de los recursos humanos y tecnológicos y facilitará la captación de talento y el desarrollo profesional. La eficiencia se asegurará, por ejemplo, con la reducción de cargos directivos y el aumento del trabajo en red.

En el contexto de elaboración del nuevo mapa sanitario y con el objetivo de ofrecer una prestación asistencial de calidad en cada una de las áreas sanitarias, el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) ha negociado con las organizaciones sindicales la regulación de las plazas y puestos de difícil cobertura. De esta manera, de forma paralela al decreto de reordenación del mapa sanitario, se potenciará la provisión de estos puestos reconociendo la labor de los profesionales que elijan trabajar en ellos.

La reordenación del actual mapa, un instrumento de planificación que data de 1984, constituye una oportunidad histórica que Asturias no puede dejar pasar ya que garantizará la modernización, calidad y sostenibilidad del sistema público de salud.