La moda de los campings se afianza en Asturias: casi 26.000 plazas ocupadas en agosto
ASTURIAS
Usuarios mayoritariamente del País Vasco, Castilla y León y Madrid ocupan las parcelas disponibles en la región, atraídos por los paisajes, el buen ambiente y, sobre todo, el clima. «Nos preocupamos más nosotros de que haga mal tiempo que el cliente que viene; salvo que haya lluvia extrema, la temperatura les parece un paraíso», asegura Laura Arias, presidenta de la Asociación de Campings de Asturias
11 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La campaña de verano está siendo muy favorable para los campings asturianos, que están rozando el lleno en el mes de agosto. Así lo asegura la gerente del camping Las Gaviotas (Santa María del Mar, Castrillón) y presidenta de la Asociación de Campings de Asturias, Laura Arias. «Estamos a tope; el verano empezó con muy mal tiempo en junio y nos asustamos un poco todos, pero luego estuvo muy bien todo el verano, no podemos quejarnos, estamos rozando el lleno todos los días».
Ya en el mes de julio las ocupaciones fueron muy altas, y el colofón ha llegado este mes con los mejores resultados. Es una tendencia que se ha venido repitiendo últimamente. «En los últimos diez años, el camping creció mucho; el año pasado estuvimos igual que este». Asturias tiene en torno a 26.000 plazas en todo su territorio, distribuidas en campings de tamaños muy diversos, que pueden superar las 1.200 plazas o apenas llegar a las 200. Todas excepto una son empresas familiares.
Entre los atractivos de los campings asturianos están el entorno, el hecho de que estén situados en paisajes muy atractivos y, sobre todo, el clima. Un tiempo que a los asturianos nos parece malo, muchos campistas llegados de otras partes abrasadas por el calor lo ven como una bendición. «Nos preocupamos más nosotros de que haga mal tiempo que el cliente que viene; salvo que haya lluvia extrema, a quien viene de fuera no le molesta que no haga bueno porque están acostumbrados a pasar calores muy extremos, y la temperatura les parece un paraíso; el tiempo de Asturias les gusta; no les preocupa que esté nublado porque tienen un tiempo agradable».
Los clientes, principalmente, vienen del País Vasco, de Castilla y León y de Madrid. Y últimamente está empezando a notar un aumento de los llegados del sur, que «lo gozan aquí», según Arias. También sube la presencia de extranjeros, sobre todo en la zona de los Picos de Europa.
Una de las ventajas del camping es que está bien dimensionado, y aun registrando llenos no sobrepuebla los lugares. Otra ventaja a tener en cuenta es que engloba muchos presupuestos, que pueden ir de la clásica parcela donde uno aloja su tienda, que es más asequible, hasta el bungalow, pasando por la «glamping», una tienda que los usuarios tienen a su disposición ya montada y equipada, y que puede tener más o menos prestaciones.
Pero todos tienen en común el producto camping, que implica el gusto por el aire libre y la naturaleza, y un tipo de relación muy cercana con el resto de gente que se aloja en el mismo espacio. «Es algo muy característico de nuestro sector, es lo más parecido al pueblo que hay; hay mucha gente que no tiente pueblo pero tiene un camping a donde ir», asegura la presidenta de la asociación.
El camping es, en todo caso, un modo de vida, una cultura, y alojarse en estos espacios no siempre es una cuestión económica sino que está relacionada una forma de concebir las vacaciones distinta de todas las demás. Hay mucha gente que repite en el mismo camping, que considera ya como su pueblo en vacaciones, y otra mucha que lo que repite es la experiencia del camping. Se mueven de un sitio a otro pero siempre de camping. No lo cambian por nada. «El que quiere esta cultura, la adora, es un producto y un tipo de gente muy característico; en los últimos diez años ha atraído a muchísimo público que antes no conocía el sector», asegura Laura Arias.
Esta atracción está, también, relacionada con el esfuerzo que han hecho los propios responsables de los campings para mejorar sus instalaciones, con importantes inversiones que han contribuido a mejorar la experiencia, a dar más comodidad y servicios al público campista. Por una parte, los bungalows y glampings se lo ponen mucho más fácil a los que se alojan en los campings, y por otro lado han mejorando mucho las tiendas que traen los propios campistas. «Antes tardabas en montarla cuatro veces más de lo que tardas ahora».
Actualmente, el cliente de los campings es fundamentalmente familiar. Busca, más allá del presupuesto, un lugar al aire libre, con un buen ambiente y con un entorno atractivo. En general, como subraya Laura Arias, «los campings están en entornos privilegiados, con zonas de naturaleza espectaculares». La temporada está limitada, como es obvio, por el clima. Aunque algunos campings abren todo el año, lo normal es que la temporada empiece en Semana Santa y concluya entre finales de septiembre y mediados de octubre. Y la cima de la ocupación está siempre en agosto, un mes que puede ser caluroso o traer a quien visita Asturias el alivio de unos cuantos días nublados.