El otro efecto del cambio climático en Asturias: las casas no están preparadas para el calor

ASTURIAS

La amplia mayoría del parque de vivienda se construyó antes de la actual normativa de eficiencia energética

04 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante siglos una buena casa en Asturias era una que guardara bien el calor y también, cómo no, que resistiera debidamente la aparición de humedades. Lo prioritario era defenderse de la lluvia y del frío porque cuando llegaba el calor con abrir un poco las ventanas para que hubiera corriente era más que suficiente. Pero ya no. Y es algo que ha empezado a preocupar por la falta de preparación de los hogares ante un cambio en el clima que cada vez es más intenso.

Aunque agosto haya comenzado fresquito incluso para los cánones asturianos y este no haya sido un año de momentos extremos como en los más recientes, lo cierto es que en la comunidad se han vivido más de una 'noche tropical', con temperaturas por encima de los 20 grados, con todo lo que acarrea de dificultades para conciliar el sueño y el debido descanso. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) alrededor de unos 76.000 hogares (16,7%) en Asturias no pueden mantener una temperatura adecuada en verano.

«Nosotros tenemos hábitos de uso que se limitan prácticamente a sistemas pasivos de protección; durante el día tenemos las persianas frente al sol y para la ventilación natural abrimos las ventanas por la noche. Lo que pasa que estas prácticas tradicionales ahora mismo ya no funcionan porque tenemos episodios de olas de calor muy intensas para nosotros», explicó el profesor de la Universidad de Oviedo Arturo Colina que lleva años trabajado en el impacto del cambio climático en Asturias en todos los sentidos, también en el desarrollo urbano, el de las viviendas y en la vida cotidiana de las personas. «Todos nuestros picos de consumo eléctrico era hasta ahora en invierno, por el uso de calefacción y eso ya ha cambiado, ¿qué pasaría si se extendiera como en otras partes de España el uso del aire acondicionado?»

Según detalló Colina en Asturias hay unas 650.000 viviendas, unidades de residencia tanto colectivas como unifamiliares, y de ellas el 90% fueron construidas antes de 2008, es un año de referencia importante porque es cuando entran en vigor nuevos requisitos de construcción respecto a la eficiencia energética. Las viviendas construidas desde ese año «están mucho mejor preparadas» porque cumplen con el código técnico de edificación más moderno.

«Los otros edificios que van a estar mejor preparados son los que se están rehabilitando ahora, los que tienen la envolverte térmica, que reciben ayudas para reformar la fachada, por ejemplo, y alcancen esos niveles de eficiencia energética. Date cuenta de que el sector residencial es el responsable aproximadamente del 40% de las emisiones [a la atmósfera] así que no se trata sólo de pensar en confort climático, sino también en ahorro de energía; las dos cosas van aparejadas», recalcó el profesor de la Universidad de Oviedo.

En este sentido, Colina apuntó que en todo caso influyen muchas variables, también en el entorno, y no están en la misma situación una casa en entorno rural, rodeada de árboles que facilitan suavizar las temperaturas, que estar en una ciudad y dentro de ella, en un mismo edificio tampoco es la misma situación de una planta baja que de una alta, más expuesta. Incluso no es lo mismo estar en una ciudad con un arbolado equilibrado, que facilita mucha sombra, que en espacios amplios de puro asfalto, que no dejan de recoger más y más calor.

Y esto tiene importancia no sólo por el ahorro energético sino sobre la salud de las personas. «Hay tres grandes colectivos especialmente vulnerables a los episodios de olas de calor, una son las personas que tengan patologías previas respiratorias o cardíacas, otro son los niños, que desgraciadamente tenemos pocos en Asturias pero otro son los mayores. Ambos, niños y ancianos, pueden estar sin sensación de calor o sed hasta que tiene un problema», indicó Colina. Y el caso es que Asturias es una de las sociedades más envejecidas no sólo de España sino de todo el mundo.

Según estimaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que se dieron a conocer esta semana, hasta 771 defunciones podrían haberse registrado en España en el mes de julio por el exceso de calor, 10 de ellas en Asturias, y fue la cuarta semana, la que va del 22 al 28 de julio, la más afectada con 337 fallecimientos atribuibles a las altas temperaturas. El año pasado, las estimaciones de este sistema de vigilancia por defunciones atribuibles a las temperaturas en el mes de julio era algo más baja, un total de 686, hasta 85 menos en el cálculo para el conjunto del país. El año pasado, según la estadística del mismo ISCII en Asturias se registraron varias muertes atribuibles al calor en meses estivales: en junio 14 y en julio 17.

«Aquí estamos hablando de temperatura pero en realidad de lo que tendríamos que hablar es de sensación térmica y ahí incide la humedad. Esa variable es más difícil de modelizar pero está claro que no es lo mismo estar a 30 grados con 20% de humedad que con un 80% humedad, eso no hay quien lo aguante y en trabajos de exterior eso influye muchísimo».