
La joven artista se ha convertido en la seña de identidad de la afamada orquesta asturiana. La responsable de la agrupación desvela los entresijos que hay detrás del telón y cuenta cómo han conseguido que la formación sea toda una referente
17 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Si por algo se caracteriza el verano en Asturias es por sus fiestas de prao. Son numerosas las verbenas y romerías que se suceden en la región durante el periodo estival. La lista es interminable y en ella no hay ningún fin de semana que no se celebre algo. Es en estos días cuando las agrupaciones musicales se convierten en los principales protagonistas. Desde los pequeños dúos hasta las grandes formaciones, es sobre ellas en quien recae la responsabilidad de avivar a todos los presentes. Una de las orquestas asturianas que consigue conquistar al público con sus actuaciones es Waykas. Con más de seis décadas de trayectoria, la afamada banda consigue poner a bailar a cualquiera y si no, que se lo pregunten a Cristina López. Más conocida como Crislo (La Felguera, 1992), la cantante es testigo de la evolución de la afamada banda. «Cuando abrimos el telón la gente ya está en la parte de delante y eso antes no pasaba», asegura la artista, antes de contar todos los entresijos que hay detrás de «la gran familia» que han formado.
—¿Cuándo descubre que cantar es lo suyo y que puede ganarse la vida con este talento?
—Llevo cantando y bailando desde que tengo ocho años. Y la verdad que empecé muy joven a trabajar en orquestas, con dieciséis años, y hasta entonces. Al final me dedico a más cosas, pero mi oficio principal ya desde bien pequeña fue cantar.

—¿En qué momento llega a ser cantante de una orquesta tan reconocida como Waykas? ¿Recuerda ese primer momento?
—Yo estuve durante cinco años en una orquesta que era muy pequeñita, hacía bodas, bautizos y comuniones. Poco a poco esa orquesta fue creciendo, pero no era profesional como ahora, que realmente vivimos de ello. Luego me llamó Waykas, con los que yo había estado trabajando hace 11 años, cuando yo empecé a dedicarme plenamente a trabajar en las orquestas. De hecho, dejé todos los trabajos que tenía; era camarera, profesora de baile… porque vivía de ello, como quien dice. Después de estar en Waykas la primera vez, estuve muchos años fuera de Asturias. Estuve cuatro años en Galicia, cinco en Madrid y ahora volví para la tierrina y para Waykas.
—¿Qué es lo que más le gusta de ser parte de una orquesta?
—A mí me encanta trabajar en una orquesta. Me gusta todo lo que tiene que ver con lo artístico, con crear, con el baile, la ropa, hacer las performances, hacer el show en general. En este caso, incluso, que tenemos un equipo pues sacar el máximo rendimiento de cada componente, porque no todos los años trabajas con las mismas personas. La base de mi trabajo es motivar a la gente para que estén contentos y vayan a trabajar felices. Tenemos que mostrar eso al público para que la gente se lo pase bien.
—Encaran ahora la temporada alta. Son en estos meses cuando más actuaciones tienen. ¿Cómo se preparan realmente para afrontar esta etapa tan intensa?
—Se lo digo siempre a mis chicos; que hay que estar bien física y psicológicamente, porque al final trabajamos encima de un escenario y hay que estar alegres, dejar los problemas a un lado y pasárselo bien, porque nuestro trabajo al final conlleva eso. La verdad, yo en todas las orquestas en las que estuve hasta el día de hoy me sentí siempre muy cómoda y al final ahora en Waykas es como si fuéramos una familia. Sí es verdad que trabajamos mucho, tenemos muchos días de seguido, pero al final estás con gente profesional que lleva ya toda la vida también en esto. Los que son más profesionales ya saben cómo son y a los que están empezando, los que llevamos más tiempo los ayudamos y tiramos por ellos. Hay días que uno se pone malo, coge una gripe o el covid, y es en esos momentos cuando más equipo somos.
—¿Qué es lo más complicado de estar todo el rato de un sitio para otro?
—Lo más complicado es que tocas muchos días y arrastras cansancio. Los cantantes tenemos que cuidar muchísimo durante el día la voz, tenemos que dormir mucho, intentar no hablar para así luego rendir de noche, porque si no llegas en condiciones, si no te encuentras bien, no rindes bien ni estás a gusto. Es un poco trabajo mental y físico, sobre todo.
—Una vez en el escenario, ¿cómo consigue mantener esa coordinación con el resto del grupo y seguir motivada a pesar del estado de ánimo?
—Ejerzo también la labor de la encargada en la orquesta, así que soy muy consciente de que mi propósito es solucionar los problemas. Sí es verdad que hay veces que pasan cosas que te sobrepasan, pero yo siempre intento estar fuerte y por lo menos que no se me note, aunque luego por dentro yo esté llorando y cagándome en las mil centellas. Intento llevar mi figura en la empresa a rajatabla para que todo funcione bien, porque al final la convivencia y el ecosistema de la orquesta conlleva eso. Un día uno está enfermo o a alguien le muere un familiar, porque en la vida pasan cosas. Entonces yo intento ser la persona que siempre está pendiente de todo el mundo y mantener el equilibrio en general.

—¿Cuánto tiempo dedican a ensayar?
—Es una pregunta graciosa porque en realidad siempre digo a los míos que en Waykas hay que fluir mucho, no es un trabajo que tú puedas organizar como en cualquier otra empresa. En invierno, evidentemente, tenemos que ensayar porque normalmente es cuando se cambia la gente. En el momento en el que se arranca con la gente nueva, ya es el momento de cambiar el repertorio, el vestuario, las coreografías… y todo eso lleva muchísimo trabajo. Intento hacerlo todo de enero a mayo, pero sí que es verdad que hay veces que tienes contratiempos y tienes que ensayar más. Este año nos organizamos muy bien y en mayo ya terminamos los ensayos, cuando nunca antes había pasado. Luego, aunque no tengamos ensayos, nosotros siempre estamos montando los temas que están sonando mucho. Por eso, ahora no tenemos ensayos como tal, lo hacemos antes de empezar, durante las pruebas de sonido, pero seguimos montando repertorio.
—¿Cómo eligen el repertorio cada temporada?
—Hay parte del repertorio que es un «salvavidas», suelen ser esos éxitos que siempre funcionan y que todos los DJs y orquestas utilizamos para que realmente conmuevan. Que así, cuando tú escuches una canción, te transporte a la infancia o a ese verano en la playa donde tan bien te lo pasaste. Luego, evidentemente, hay que estar a la última y tener las últimas canciones, los éxitos del verano actuales.
—¿Cuáles son esas canciones que nunca fallan?
—Las canciones que nunca fallan son el Danza Kuduro, La macarena y el Madre Tierra de Chayanne. También La Cucaracha levanta toda la fiesta. Hay canciones salvavidas que son un éxito asegurado.
—No sé si nota mucha diferencia en la respuesta del público en función de la zona en la que actuen, tanto en Asturias como fuera de nuestra región.
—Sí. Lo que noto es que en Asturias la gente ya se sabe las canciones, lo que va a pasar, sabe cuándo tienen que levantar el móvil y grabar porque ya nos conocen. Nos siguen mucho por nuestras redes sociales y al final sí que hay un fenómeno, no fan porque no me gusta llamarlo así, pero sí un fenómeno de que la gente te conoce y viene a verte. En cambio, fuera de Asturias la gente no nos conoce tanto, pero bueno, funciona igual, porque al final llevamos un repertorio muy amplio para gustar a todo el mundo. Pero en verdad, en Asturias tenemos un feedback espectacular.
—De todas las verbenas a las que fue, ¿cuál es la más memorable en la que actuó?
—Tengo varias pero si me tengo que queda con alguna del año pasado me quedaría con La Descarga de Cangas. La orquesta es de ahí y la verdad que allí nos recibe increíblemente espectacular. Y luego Pañera. Es una fiesta de la zona de Siero y como uno de nuestros cantantes es el presidente de la comisión, cuando llegamos allí parece que llega el Barça.
—Alguna anécdota encima de los escenarios que pueda revelar
—No es una anécdota como tal pero este año me estoy dando cuenta de que la orquesta está mucho más cercana al público. El público nos está acogiendo mucho mejor que antes. Se nota que a la gente le gusta y cuando abrimos el telón ya están en la parte de adelante. Antes eso no nos pasaba. Sí que es verdad que la gente venía a las romerías a vernos, pero al principio había más distancia con el público. Ahora, el ver que la parte de adelante está llena de gente, es un subidón; a nosotros nos da la vida.

—Al final, después de tantos años ya es testigo de la profesionalización de la orquesta.
—Sí, sí. El año de la pandemia, quieras que no, hubo ahí como un stand-by y arrancar fue duro. Fue complicado, porque al final arrancamos con una formación nueva, los músicos no eran los mismos, me incorporé yo, que llevaba 10 años sin estar en Waykas, y al final la gente te conoce porque muchos siguen mi trayectoria, pero no es como ahora. Ahora vienen a vernos, es muy fuerte.
—Si hablamos de futuro, ¿Qué planes tiene la orquesta a corto y largo plazo?
—La orquesta Waykas cumple este año 61 años, es decir, es una de las orquestas más antiguas de Asturias. Sí es verdad que la orquesta fue evolucionando, porque al principio era una orquesta de baile donde solo trabajaban la gente de la familia. Antes se llamaba Waykas Family precisamente por eso, porque estaba Ramón y sus tres hijos. Luego eso fue evolucionando, contrataron a más gente, compraron el camión, infraestructura… A día de hoy yo que estoy metida también con ellos en el ajo, la intención es seguir remando y luchando y que vayan en la línea de siempre ascender, de intentar gustar y de intentar quedar bien y que la gente quede contenta cuando nos contratan. Siempre les digo a los chicos que cuando te están contratando hay que dar siempre el mismo espectáculo, creo que esa es la base. Waykas es el fruto de un trabajo realizado con esfuerzo, cuando proyectas esa energía y focalizas, que todas las personas vayamos al mismo punto, pues al final sale todo bien, evidentemente.
—¿Y qué objetivos se plantea para su carrera profesional?
—Musicalmente tengo también mi proyecto, estoy sacando temas cada poco, pero este año aún no he parado porque estamos con la orquesta literalmente desbordados. Hice un stand-by para volcarme en Waykas porque realmente lo requiere. Es un año que la orquesta a mi me necesita al 200%, pero no descarto seguir sacando temas. Soy además maquilladora en Got Talent y en octubre me vuelvo a reincorporar, así que tendré que compaginar. Trabajo mucho en las redes sociales, llevo las de la orquesta y también de algún otro negocio de aquí de Asturias. Si me paro a pensarlo, me agobio, pero en realidad lo hago todo.