¿Es posible (o recomendable) una unión entre Asturias y León?

Marcos Gutiérrez OVIEDO

ASTURIAS

El alcalde de León, José Antonio Diez, ha sugerido apenas hace unos días la idoneidad de crear una autonomía conformada por el Principado y la provincia vecina. Expertos en derecho e historia de la región creen que, más allá de la buena sintonía entre ambos territorios, hay pocos argumentos que hagan recomendable un maremagnum legal y administrativo de esta magnitud

07 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Apenas unos días antes, José Antonio Diez había afirmado que sería más viable que la autonomía para la Región Leonesa (conformada por León, Zamora y Salamanca) una exclusiva de la provincia leonesa e incluso una de Asturias y León. De este segundo caso ha opinado que sería la alternativa «idónea», que se justificaría también «plenamente» desde un punto de vista histórico.

Diferentes representantes del Principado, desde el presidente autonómico Adrián Barbón, al portavoz del Gobierno, Guillermo Peláez, han preferido mantenerse al margen de la cuestión, calificando las declaraciones del alcalde de León de «opiniones personales» sin fundamento jurídico, expresadas desde el «cariño» sincero a la comunidad vecina. Otras políticas de la región, como la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, han sido más claras al afirmar que, si bien León y Asturias tienen vínculos suficientes que les unen y les hermanan, «no hay que buscar más líos».

Sin embargo, ¿Qué es lo que piensan los expertos desde el punto de vista legal, administrativo e histórico? ¿Sería factible una unión del Principado con la provincia vecina? ¿Hay factores más allá de lo sentimental que hagan recomendable dicho movimiento? En definitiva, ¿valdría la pena el viaje?

Demasiados actores y voluntades implicadas

Leopoldo Tolívar Alas, catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de Oviedo y anteriormente en Murcia y León conoce muy de cerca un tema «recurrente» que, cada cierto tiempo, vuelve a ser sacado a la palestra, generalmente desde más allá del Negrón.

Considera que «legalmente no hay prácticamente nada imposible», si bien cree que el proceso necesario para que fructificara esa hipotética unión asturleonesa sería «terriblemente complejo».

En primer lugar, considera que «León, como municipio, es una proporción ridícula dentro de la iniciativa autonómica». Leopoldo Tolívar se refiere, asimismo, al artículo 143 de la Constitución Española, «que casi nos parece un fósil y hace 40 años que no se usa», que toca el tema de la iniciativa del proceso autonómico, la cual «corresponde a todas las Diputaciones interesadas o al órgano interinsular correspondiente y a las dos terceras partes de los municipios cuya población represente, al menos, la mayoría del censo electoral de cada provincia o isla».

En esta línea, solamente lograr dar este paso inicial «es complicadísimo». Así, «la primera cuestión es que habría que incitar a la diputación provincial de León» para promover una iniciativa de este tipo y que consultara en el plazo de seis meses, «ya que si no decae el procedimiento», a todos los ayuntamientos de la provincia, primero, «y después de la comunidad autónoma para saber cuál es el parecer».

Asimismo, el catedrático de la Universidad de Oviedo resalta que «si lo hiciera León en solitario, tendría que cambiar la iniciativa de la Diputación, porque ésta contempla a León, Zamora y Salamanca». Es decir, «León primero tendría que convencer a la Diputación de desarrollar una iniciativa de unirse a Asturias que, simultáneamente, tendría que modificar su estatuto de autonomía, de hecho, tendría que crear uno nuevo».

Esto equivale a decir que «aquí también hay que contar con la voluntad de Asturias». En este caso, al ya estar constituida la comunidad autónoma, «no habría que consultar a esas dos terceras partes de los municipios», por lo que el Principado, «que tiene su parlamento y sus instituciones, iniciaría un nuevo proceso autonómico, como cuando se cambia el estatuto».

La opinión de las Cortes de Castilla y León

«Hay otra cuestión más importante, que es donde yo veo la imposibilidad absoluta, sea una iniciativa de León sen solitario, de León con Asturias o con Zamora y Salamanca», recalca Leopoldo Tolívar. Y es que «las Cortes de Castilla y León estén por la labor de segregar una provincia o varias». En este sentido, en la práctica, «podría haber un procedimiento sin necesidad de modificar la Constitución», pero, desde su punto de vista, parece «casi ciencia ficción».

El catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de Oviedo resalta que acercamientos anteriores, como el Consejo Soberano de Asturias y León durante la Guerra Civil, se produjeron en circunstancias extraordinarias y, por suerte, difícilmente reproducibles.

Asimismo, estudios al respecto, tales como el que en 1973 encargó la Federación Astur Leonesa de Cajas de Ahorros a Sadei sobre las posibilidades de reformular una región que integrara a Asturias y a León, se centran «en lo que podría ser deseable por la confluencia de economías próximas y complementarias, los temas culturales, lingüísticos o históricos, incluso», sin analizar el inmenso embrollo jurídico, político y administrativo que supondría.

Recuerda que «son cuatro décadas de autonomía» y, en este sentido, «este tema es recurrente, al tiempo que el último estatuto de Castilla y León es de 2007, por lo que momentos ha habido para reconsiderar todo esto».

Insiste en que «el Bierzo también tiene pretensiones de escisión respecto al centralismo de León», en lo que califica como el resultado de «localismos castrantes». Considera que las veleidades unitarias entre León y Asturias «son algo más sentimental que otra cosa», y admite que «se perdió la ocasión en los 80».

Cuestiones políticas, financieras y patrimoniales

También plantea que, «si esto se produjera, suponiendo que se superara el listón legal, no se acabaría aquí el asunto, ya que habría que llevar a cabo todo tipo de traspasos y adecuaciones políticas, competenciales, patrimoniales, financieras...». Además, se pregunta, «¿dónde pones el parlamento?¿eliminas la Junta General del Principado? porque las Cortes de León son las más antiguas de Europa».

Considera que, en su día, tal vez se podría haber puesto sobre la mesa «intentar crear una comunidad como la de Trentino-Alto Adigio, en Italia, que tiene dos provincias, con dos parlamentos, en Trento y en Bolzano». «Ese modelo sí podría ser útil y evitaría esos localismos, pero ha pasado mucho tiempo», concluye.

Antecedentes históricos «que no tienen que ver con la problemática actual»

Apelar a la historia como justificación para un proceso de este tipo en pleno 2024 es, desde el punto de vista de los expertos, algo que no tiene sentido. Margarita Fernández Mier, catedrática de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, apunta que «a la Historia siempre se puede ir a justificar cualquier realidad que los intereses políticos actuales quieran reivindicar».

Indica que «podemos retrotraernos al Imperio Romano y al Conventus Asturum», una entidad administrativa romana que incluía Asturias y León, a grandes rasgos, y que fue «la herramienta del Imperio para gestionar los bastos territorios de la provincia tarraconense en un determinado momento de su historia.

Considera que también podemos echar la vista atrás hacia la Alta Edad Media, «cuando Asturias y León están integrados primero en el Reino de Asturias y luego en el astur leonés, pero dependiendo del momento de ese reino, el siglo VIII o el siglo X, también pertenecieron a esa entidad política, Galicia, el Norte de Portugal, Cantabria y parte de Castilla».

Cree imprescindible entender «que estamos hablando de realidades políticas que nada tienen que ver con las actuales, por lo que es anacrónico utilizar esas realidades político, sociales, económicas y administrativas como un referente para articular las políticas actuales».

En este sentido, «se puede reivindicar una unión política Asturias-León basándose en la época del reino de Asturias, de igual forma que se puede justificar la unión de León con Castilla rememorando la unión de ambos reinos, el de León y Castilla, en 1230», si bien, a su juicio, ambas justificaciones «no tienen sentido en la compleja realidad territorial del siglo XXI: el marco de la globalización, de la crisis de los estados nacionales y de las ficciones entre los territorios de las autonomías».

Cree que un ejemplo habitualmente citado, como el Consejo Soberano de Asturias y León durante la Guerra Civil, puede «ser muy atractivo, pero es una realidad efímera» que, además, se desarrolla «en unas circunstancias excepcionales» como las de la Guerra Civil y el aislamiento de la zona norte frente al gobierno de la República radicado en Madrid.

Apunta que «responde a momentos excepcionales que permitieron aflorar propuestas separatistas de izquierdas, pero en un contexto muy especial como el de la Guerra Civil». Y asevera que no hay que olvidar que, en los años previos, «durante el gobierno de la República, ya se estaba debatiendo la conveniencia de la existencia de un Estatuto castellanoleonés».

Margarita Fernández Mier insiste en que, con la historia en la mano, se puede argumentar esa posibilidad, «pero también la unión con Castilla, si bien se trata de situaciones y contextos que nada tienen que ver con la problemática actual, que es a la que tienen que dar respuesta».