Roberto García, alcalde de Langreo: «El objetivo es que Langreo deje atrás las ruinas y empiece a ser una ciudad con futuro»

Carmen Liedo LANGREO

ASTURIAS

Roberto García, alcalde de Langreo
Roberto García, alcalde de Langreo

El regidor (IU) hace balance de este primer año al frente del ayuntamiento y explica cuáles son las prioridades del su equipo de gobierno para dar futuro al municipio

06 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Roberto García (IU) llegó a la alcaldía de Langreo en junio de 2023 con una ajustada victoria que hace que el equipo de gobierno lo conformen ocho personas, ocho concejales que, asegura, tienen mucho trabajo por todo lo que hay que gestionar y dirimir en un municipio como Langreo, con alrededor de 38.000 habitantes. En la entrevista concedida a La Voz de Asturias, el regidor hace balance de este año de legislatura y de cuáles son las prioridades de un municipio que pretende que deje atrás las ruinas y los escombros para ser «una ciudad con futuro». Eso pasa, a su entender, por que se culmine la obra del soterramiento cuando antes, sacar adelante el polígono sociosanitario, fomentar el desarrollo económico y la vivienda para frenar la despoblación y mejorar la calidad de vida de los vecinos poniendo en marcha una política de cuidados. Teniendo en cuenta que los municipios del valle del Nalón comparten problemas y preocupaciones, es partidario de «trabajar unidos» y más cuando su talante en política es intentar llevarse bien con todo el mundo. Además, asegura que «no me da miedo bajar a hablar con el demonio para tratar de solucionar los problemas de los langreanos».

—¿Qué balance hace de este año y poco de legislatura?

—Ha sido un año muy intenso, con muchos proyectos y mucho trabajo por hacer. Cuando llegamos tuvimos que poner en marcha todo el tema de las subvenciones y las distintas ayudas municipales porque como consecuencia del periodo electoral se había quedado todo parado. Después nos tocó gestionar el remanente y elaborar el presupuesto, así que ha sido una toma de contacto con la realidad bastante de repente. Ha sido un aterrizaje forzoso a lo que es la vida municipal. Además, la gestión diaria te absorbe por completo, con muchos compromisos, muchas cuestiones a tratar, mucha gente que quiere y desea hablar contigo… Es un ritmo de trabajo que concede poco espacio para la reflexión sobre algunos temas y para el ordenar ideas. Sin embargo, hay otros temas en los que la burocracia es tan sumamente lenta que no ves el momento de llevarlos a su fin. 

—Ahora que ya puede ver la realidad de Langreo con una perspectiva más intrínseca, se ha encontrado ¿más o menos patatas calientes de la que esperaba?

—Cuando se toma el relevo de otra persona, siempre hay patatas calientes. A lo largo de mi trayectoria profesional también me ha tocado hacerme cargo y continuar la labor de otros que me da un precedido y la conclusión es que aquí nadie es Superman, aquí nadie va como el Quijote deshaciendo entuertos. Aquí cada uno intenta hacer las cosas lo mejor posible. Hay problemas a los que desde otra visión o desde otro punto de vista o debido al tiempo que ha transcurrido les encuentras una solución fácil y hay otros que siguen encasquetados y tienen difícil solución. Pero las patatas calientes yo creo que nos las encontramos todos en nuestras circunstancias de la vida, no solo la vida política.

—Desde luego, uno de los proyectos más candentes es la culminación del soterramiento de las vías de Feve. ¿Va a ser esta la legislatura definitiva para este proyecto que lleva casi dos décadas coleando?

—¿Y qué te digo yo ahora? Porque ¿cuántos antes de mí han dicho que se iba a terminar el soterramiento? ¿Cuántos alcaldes y alcaldesas, fundamentalmente, también han pasado por Langreo y ahí sigue el soterramiento? ¿Cuántos jefes de gobierno, presidentes del Principado? Porque son 16 años y 16 años dan para mucho. Dicen que obras son amores pero algún día habrá que terminar las obras. ¿Vamos a estar toda la puñetera vida esperando a que se acaben? Yo que tengo grabado en la mente el primer encuentro que tuve con el soterramiento como alcalde y me paró una señora que me dijo: -Mire, cuando compre el piso me dijeron que todo esto iba a ser un bulevar precioso. ¿Ve usted el bulevar por algún lado? Pues llevo 16 años esperando por él. Estamos hartos. Llega un punto en que la ciudadanía de Langreo no puede aguantar más y esto se tiene que acabar ya, o por lo civil o por lo penal como se decía como se decía antiguamente, pero esto tiene que terminarse ya. Aquí son todo buenas palabras, pero las palabras se las lleva el viento, el papel aguanta cualquier cosa y aquí todo sigue igual. Desde que hemos tomado posesión como equipo de gobierno del Ayuntamiento de Langreo, el avance ha sido mínimo. Me llevé una decepción muy grande el otro día cuando fui a visitar las obras porque escuché las explicaciones, atendí los distintos discursos que se dieron, bajamos a verlas y cuando salí pregunté a la gente que las había visitado hacía cuatro años y me dijeron que las obras han avanzado muy poco. Por eso no sé qué decir y no sé qué esperar. A mí me gustaría que se acabara cuanto antes porque vamos a perder el tren del todo y el tren es el transporte del futuro. Si hablamos de un transporte sostenible y ecológico, las opciones pasan por el tren.

Roberto García, alcalde de Langreo
Roberto García, alcalde de Langreo

—¿Cuáles son esos otros proyectos que quiere y espera poder sacar adelante?

—Fundamentalmente, conseguir el polígono sociosanitario, que parece que va muy bien encaminado. Esperamos que esta sea la legislatura para conseguir hacer realidad que esa gran lavandería se instale en Langreo con ese polígono sociosanitario logístico a su alrededor. También esperamos poder empezar a hacer realidad nuestro proyecto de Langreo Río. Confiamos en que se produzca la restauración de las dos riberas del río una vez pasado Lada, que se traslade la subestación eléctrica al otro lado, que se termine de desmantelar la térmica y que veamos de una vez que Langreo empieza a dejar atrás las ruinas y los escombros y empieza a ser una ciudad con futuro. Ese es nuestro principal deseo, que sea una ciudad amable abierta a todos y sin barreras para que podamos relacionarnos y movernos con total libertad, que no tengamos que vivir esta separación constante entre el distrito de Lada y el distrito de La Felguera, o que tengamos esa escombrera y esa ruina que hay en la carretera que une la frontera con Barros. Esperemos que poco a poco todo vaya encauzándose. Parece ser que el Credine va despertando como centro sociosanitario y va cogiendo distintas discapacidades neuronales. No obstante, queremos que siga avanzando y que se siga abriendo más, al igual que esperemos que la iniciativa del colectivo de familias afectadas por el por el TEA consiga que se abra un centro digno para atender a estos a estos niños. Que poco a poco los proyectos se vayan se vayan realizando.

—Y ¿qué pasa con la guerra del agua con la que se comenzó el año?

—Pues esa guerra está en su momento más álgido, porque ahora es el momento de la respuesta a nuestras alegaciones. Tenemos pendiente una reunión con la Confederación Hidrográfica para ver la respuesta que nos dan y la solución que encontramos. Los 1.000 litros por segundo no es una cifra, es un patrimonio de Langreo y el hecho de perder ese caudal de agua significaría una pérdida patrimonial para el Ayuntamiento, y no están los momentos para seguir perdiendo. Yo creo que es la hora de municipalismo, de que los ayuntamientos sean puestos en valor y de hacerles tener sus competencias plenas. No tener que seguir asumiendo competencias extrañas o vernos perjudicados por estas decisiones que merman nuestro patrimonio. A día de hoy hay un total entendimiento de todos los grupos políticos que conforman el espectro municipal, incluidos los concejales no adscritos. Todos estamos comprometidos en la defensa del agua y todos ansiamos mantener esos mil litros.

—Entonces Gobierno y oposición apoyaron al unísono las alegaciones contra la reducción del caudal del canal de Coruxera, pero ¿cómo valora la oposición que le están haciendo?

—Los grupos de la oposición tienen que hacer su trabajo de control del gobierno. Hay cuestiones en las que no coincidimos, como es lógico, otras cuestiones en las que estamos de acuerdo y otras en las que negociamos y llegamos a acuerdos. Desde mi punto de vista creo que el clima en el Ayuntamiento de Langreo es un clima cordial, de diálogo, de cercanía… no somos amiguitos, somos compañeros de trabajo que estamos comprometidos todos en trabajar por y para los Langreo, y creo que eso lo tenemos todos muy claro. Podemos tener nuestras diferencias políticas, pero tenemos muchas cosas que nos unen, que son fundamentalmente la defensa y la preocupación por los intereses de los langreanos: transporte digno, mantener el caudal de agua, la asistencia sanitaria pública y universal, la educación, las escuelas de cero a tres años… Tenemos muchas preocupaciones que compartimos, y no solo con los grupos políticos, sino también con los sindicatos.

—Una de las principales quejas de los ciudadanos es la crispación política que hay en las instituciones, así que es una buena noticia que aunque el gobierno y la oposición de Langreo no seáis amigos, haya preocupaciones comunes por el bien del municipio…

—El respeto es fundamental en las en las instituciones. A veces, ciertamente, las imágenes que llegan de otras administraciones, del Congreso de los Diputados o del Senado dejan mucho que desear por el ambiente de crispación que se transmite. No son conscientes de que eso transmiten a la calle. Bastantes problemas tiene la ciudadanía como para encima que le transmitan más crispación, más problemas y más preocupaciones. En ese sentido, la clase política está colaborando muy poco en mejorar la situación de los de los ciudadanos.

—¿Cómo está abordando la problemática de la despoblación del municipio?

—Desde luego es una preocupación grande que tenemos. Yo creo que nosotros, debido a nuestra posición en el centro de Asturias, estamos muy incomunicados tanto con la costa como con la meseta. Tenemos la promesa de que van a mejorar, pero a día de hoy los transportes públicos de carretera no están ofreciendo la cadencia adecuada ni están ofreciendo la suficientes plazas para relacionarnos, sobre todo, con Gijón. Tenemos un feedback constante con la Consejería de Infraestructuras y con la Dirección General de Transportes y Movilidad para trasladar una serie de cuestiones que los propios usuarios nos han planteado al Ayuntamiento por ser la administración más cercana a los ciudadanos. En cuanto a la despoblación, tenemos un parque de viviendas yo creo que bastante económico. Quizá el problema es que hay pocas viviendas de alquiler y las que hay tienen un precio que no está al alcance de todo. Yo entiendo las circunstancias personales de cada uno y que si pones una vivienda en alquiler es para sacar dinero y para sacarle cierta rentabilidad. Pero cuando el único ingreso que entra en una familia es el salario mínimo interprofesional, que debe estar alrededor de los 1.200 euros, pagar alquileres de 450 o de 500 euros, es totalmente imposible, la gente no llega. Eso dificulta mucho las opciones laborales en nuestro concejo y vemos que sigue habiendo muchos puestos de trabajo que no cubren. Además, sigue faltando determinadas formaciones y por eso hemos acordado tener una reunión con los distintos orientadores de todos los centros educativos, tanto públicos de enseñanza regladas como de enseñanzas no regladas como de formación profesional, para intentar encontrar puntos de encuentro y facilitar, tanto a los jóvenes como a las personas de cierta edad que tengan que reinsertarse en el mercado de trabajo, las opciones formativas adecuadas para insertarse en el mundo laboral. Porque en Langreo hay distintos grados con empleabilidad del 100% y que no cubre la matrícula.

—Un pilar importante para mantener población es el desarrollo económico de Langreo. ¿Qué medidas está tomando el Gobierno que encabeza para fomentarlo?

—Lo primero es que tenemos que tener bien claro es que no hay salvadores de la patria, no estemos esperando que se vaya a presentar ninguna empresa aquí ofreciendo unos cientos o miles de puestos de trabajo para solucionar los problemas de desempleo y de precariedad laboral que existen en el concejo porque eso, a día de hoy, no existe. De hecho, todavía estamos pendientes de ver qué pasa con Exiom. Primero era para mayo, ahora para septiembre… Vamos a tener paciencia y esperar que poco a poco salga adelante este proyecto y consigamos realmente la empleabilidad que tiene comprometida con los trabajadores de Vesuvius. En un segundo lugar, yo creo que una de las bases fundamentales para apoyar el crecimiento económico es conocer la realidad tanto de comerciantes como de autónomos, que son quienes están manteniendo nuestro concejo. Nos estamos poniendo en contacto con las asociaciones profesionales porque, a día de hoy, lo que tenemos son pequeñas y medianas empresas de trabajadores autónomos, de comerciantes, de hosteleros… que son los que le están dando vida y los que están dando puestos de trabajo en nuestro concejo. También hay empresas que están funcionando bastante bien pero que son empresas discretas. Cuando visitamos los polígonos, ves empresas con actividad, con movimiento, que no tienen un gran número de trabajadores, pero sí cumplen muy bien con ellos, con su horario, con su con su salario. Eso tenemos que promocionarlo porque están haciendo una labor callada de inversión económica y que ponen en el mundo a Langreo con las distintas actividades económicas que desarrollan. Creo que por ahí es por donde tenemos que desarrollar nuestro despegue económico.

—Langreo es un municipio con mucha zona rural ¿cuál es la estrategia de su equipo de gobierno para la zona rural?

—Yo resaltaría dos cosas fundamentales: creo que estamos mejorando y cumpliendo con nuestro objetivo de mantener limpias las carreteras y las cunetas, y cuando nos llega algún colectivo con alguna con alguna reclamación, tratamos de darle respuesta lo antes posible. De hecho, estoy muy contento con el trabajo que se está realizando desde la Concejalía de Participación Ciudadana y en breve estarán elegidos todos los alcaldes de barrio, que es una herramienta fundamental para poder estar presentes en las zonas rural y mantener un contacto más directo y constante con la realidad que se vive en esa zona. Además, yo creo que la zona rural puede abrirnos a acoger a nuevos vecinos. Si tenemos una zona rural agradable y comunicada con la misma calidad de vida y los mismos servicios que los que viven en centro de Langreo, podemos atraer a  nómadas digitales, pero para ello precisamos tener una buena conexión de Internet. Si conseguimos una buena conectividad, eso permitirá acceder a muchas viviendas que, además, están a muy buen precio en zonas muy bonitas dentro de nuestro concejo. 

—¿Cuál es su punto de vista sobre la Mancomunidad y hacer políticas de comarca?

—Debemos trabajar unidos y juntos en todo aquello que podamos. El hecho de ser de Langreo no debe limitarnos a reconocernos como parte de un valle que comparte una tradición minera, que comparte un pasado en común y que aspira también a tener un futuro en común. Hay muchas personas que siguen defendiendo el Ayuntamiento único. Es un tema en el que no entro de frente porque desconozco todos los pasos que se han dado, pero lo que sí entiendo es que juntos conseguimos siempre muchas más opciones que trabajando por separado. Si trabajamos unidos somos capaces de presentar una mayor resistencia o resiliencia frente a las distintas adversidades con las que tenemos que enfrentarnos. Es cierto que no es lo mismo vivir en Caso o Sobrescobio, que vivir en San Martín del Rey Aurelio, Laviana o Langreo; y que cada concejo tiene sus peculiaridades y sus circunstancias, pero también es cierto que la despoblación, la falta de comunicación, el transporte, el mantenimiento de la educación pública y de calidad y de la sanidad pública de calidad son preocupaciones que compartimos en las que trabajamos juntos. Por supuesto, en Langreo tenemos en cuenta que Caso y Sobrescobio forman el pulmón verde de nuestro de nuestra comarca y es algo que tenemos que poner en valor.

—Vivienda, empleo, desarrollo económico… ¿qué más hace falta para seguir mejorando la calidad de vida de los vecinos?

—Fundamentalmente, tenemos que poner en marcha una política de cuidados, que es muy necesaria en todas y cada una de las fases de la vida: desde la infancia hasta la vejez. Se nos llena la boca hablando de conciliación familiar y de conciliación laboral, pero cada día es más complicado para muchas familias. O tienes la suerte de tener unos abuelos en buena edad que puedan ayudarte o te ves abocado a prescindir de ciertos beneficios económicos. Es un tema que yo creo que no estamos abordando con la suficiente diligencia, veo más lagunas que beneficios, sobre todo teniendo en cuenta que siempre aquellas personas con un poder adquisitivo menor son los que más dificultades tienen para poder acceder a los programas de conciliación. Por otro lado, el otro día estaba viendo que Langreo es uno de los concejos punteros es suicidios. Me quedé impresionado porque no contaba con esa realidad. Estamos hablando de que en unos 38.000 habitantes, aproximadamente, que tiene Langreo, estamos por encima de cinco suicidios al año, lo cual nos aproxima a las 14,7 víctimas de suicidio por cada 100.000 habitantes, y eso nos hace estar muy arriba en el ranking de suicidios. La vida es complicada y el enfrentarse a ella a veces requiere un acompañamiento y una ayuda a la que mucha gente no tiene acceso. Y para la tercera edad, las residencias no están dando la respuesta perfecta para todas las circunstancias: hay mayores que quieren mantener su autonomía y su independencia, que quiere continuar viviendo en sus casas, mientras que otros mayores precisan atención 24 horas al día siete días a la semana. Estas situaciones se dan con sueldos muy pequeños, con pensiones que siguen siendo muy pequeñas cuando la cesta de la compra y los gastos diarios siguen crecido muchísimo… Necesitamos poner en marcha políticas de cuidados, pero de una manera de una manera real, no solo con palabras, sino con un compromiso serio por parte de todas las administraciones para poder acompañar a las personas en su crecimiento a lo largo de las distintas etapas de la vida.

—Para terminar, y en un ámbito más personal, ¿cómo está siendo la experiencia de ser alcalde?

—Es como un poliedro, que tiene distintas caras. La gente me pregunta si no me agobia que todo el mundo me pare por la calle y quiera hablar contigo. Pues depende. Cuando estoy en el mercado solo con los dos críos, que están corriendo de un lado para otro, y la gente me para y me comenta de un banco o un bache, ahí me agobio porque tengo miedo a perder a los críos. Pero que la gente me pare y hable conmigo, no me agobia en absoluto. Es más, yo solo tengo dos ojos desconozco muchas veces la realidad que se vive en determinadas calles o zonas, así que es en esas conversaciones con los vecinos donde te das cuenta de cosas que muchas veces te pasan totalmente desapercibidas. Necesitamos la colaboración de toda la ciudadanía, y yo creo que no tiene que tener ningún problema en acercarse al Ayuntamiento y por registro solicitar que se revise tal acera por el mal estado de las baldosas o que se arregle tal calle porque es muy estrecha. Hay muchas cosas que revisar y, poco a poco, se irá arreglando porque hay que tener en cuenta que el presupuesto municipal es el que es y da para lo que da. Otro prisma es que la política en sí a veces es bastante desagradable porque se producen guerras que no tienen en absoluto nada que ver con nuestro trabajo al servicio de los de los vecinos, sino que es un quítate tú para ponerme yo o escenificaciones que no tienen nada que ver con la con la vida municipal. Hay muchos que me dicen que a la política no han venido a hacer amigos, y yo lo que los digo es que yo no voy por la vida enemistándome con nadie. Yo no tengo por objetivo enemistarme con nadie y sí estoy en política intento llevarme bien con todo el mundo, y lo digo sinceramente como lo pienso: no me da miedo bajar a hablar con el demonio. Muchas veces me ha tocado acercarme a él y tener que negociar para ayudar a alguien a salir de los demonios que le que le hundían y que le atenazaban. No les tengo ningún miedo, si les tengo al respecto, pero yo estoy dispuesto a hablar con quien sea y con quien haga falta para tratar de solucionar los problemas de Langreo y mejorar la vida de los langreanos. Yo siempre he tenido mi mano para colaborar y aquí hay muchos compañeros de Corporación, no solo del equipo de gobierno, que han entendido esa postura y saben estar a la altura de las circunstancias.