Daniel López Acuña: «Escribir poemas es como pulir una joya, poco a poco hasta que esté lista y veas que ya puede compartirse»
ASTURIAS
El epidemiológo presenta su segundo poemario, «Centinela del viento», que reúne los poemas escritos durante más de cuatro décadas sobre su experiencia vital y las emociones sentidas
30 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Daniel López Acuña, el epidemiólogo y exdirector de Acciones de Salud en la Organización Mundial de la Salud (OMS) que durante los últimos cuatro años más y mejor ha explicado la pandemia y los efectos del virus SARS-CoV-2, se revelaba hace unos días como escritor de poemas al presentar su libro Centinela del viento, aunque en 1979 ya publicó un primer poemario que en la actualidad está agotado pero que tiene previsto reeditar el próximo año. En Centinelas del viento, Acuña reúne una parte de los poemas escritos durante más de cuatro décadas, en concreto, 38 poemas que con un mismo hilo conductor hablan de su experiencia vital y de las emociones que se han ido entretejiendo según los distintos vientos que han ido soplando y cómo los ha ido percibiendo. Para el médico especialista en Salud Pública y Epidemiología, la escritura ha sido su manera «de balancear los elementos más rigurosos de la ciencia con la subjetividad y la emoción de la literatura y, especialmente, de la poesía». A medio plazo espera, además de reeditar su primer poemario, publicar la novela Recogerás tus pasos, un libro que, adelanta, «tiene mucho que ver con la historia de mi padre, de su exilio a los 12 años al salir de Asturias en 1937 cuando la Guerra Civil» y de su regreso a la región tras más de 80 años exiliado en México.
—El libro que acaba de presentar, Centinela del viento, es una recopilación de poemas que has escrito durante varias décadas. ¿Qué le ha animado a seleccionar y a publicar en este momento?
—Yo publiqué un primer poemario en 1979. Se editó, circuló, se agotó y va a ser reeditado el año próximo en España también por Ediciones Vitruvio. Después, he seguido escribiendo poesías, porque siempre he tenido un interés importante por la literatura, tanto por la poesía con por la novela. Entonces, durante estos años he ido publicando en algunas revistas. Algunos poemas se han publicado en antologías también, pero fui guardando y decantando mi intención poética que, por supuesto, es más que en los 38 poemas que hay en este poemario Centinela del viento, a lo largo de estos años. Ahora, con un poco más de tiempo, de perspectiva temporal, en la que uno puede decantar mejor algunas cuestiones literarias y algunas cuestiones existenciales, he tratado de reordenar mi producción poética. Así, esta primera selección o reordenación gira en torno a un hilo conductor, que es el que le da título al libro: ser centinela del viento, ser el observador, quien siente, quien otea los distintos vientos vitales, y como esos vientos generan emociones, generan sensaciones y se van entretejiendo.
—¿Y qué pasa con esos otros poemas que se han quedado en el cajón?
—Pues sigo trabajando esos poemas, armado e hilando para dar lugar a otros poemarios en lo sucesivo, en los próximos dos o tres años. Quizá uno o dos poemarios que puedan tener otros hilos conductores, con otras temáticas, que no necesariamente corresponden a lo que inspiró este libro Centinela del viento.
—¿Por qué estos 38 poemas que componen Centinela del viento?
—Yo creo que he seleccionado los que encajaban con la lógica que yo le doy a la escritura de poemarios. Me gusta que no sean, simplemente, muestras cronológicas de poemas que he escrito, sino que tengan, insisto, un hilo conductor que los enlace y que haga que los poemas se hablen con nosotros. Este libro, por ejemplo, tiene varias secciones y todos los títulos de las secciones son nombres de distintos vientos, excepto una sección en donde digo que el viento es más un viento interior que un viento exterior. Entonces corresponden, no a una evolución cronológica, sino a distintos momentos de la sensibilidad que tienen que ver con un viento suave y reconfortante, que tiene que ver mucho con la naturaleza, con las emociones que eso suscita y sugiere… vientos que tienen que ver con acontecimientos vitales importantes que han influido o en mi vida o en la biografía familiar. En definitiva, es un poemario muy sometido a una sensibilidad en donde trato que las metáforas, las imágenes y los colores denoten emociones que se van entrelazando entre ellas y que van generando una especie de lectura común con una óptica sensible a lo largo de los años, pero que va cambiando según la naturaleza de los vientos vitales que van soplando.
—Y ¿por qué el título?
—Le di muchas vueltas al título.. Giraba en torno a esta idea, pero había títulos que no encajaban, hasta que me decidí por la palabra centinela en su acepción de que viene del italiano, que tiene que ver con quien siente… Más que vigilar, es el sentir, el percibir. Ahí pensé que la voz poética que está en el libro lo que hace es tratar de que desde una ventana, desde una atalaya, desde la realidad cotidiana, capte y perciba y sienta elementos que evocan o suscitan emociones. Fue entonces cuando me decidí por Centinela del viento porque sí que tenía la idea de era un libro en el que yo jugaba con los distintos tipos de vientos, con los vientos vitales, con el cierzo helado, con el efecto que puede tener el viento al producir una calima, en la brisa suave. Pero para mí era importante no hablar únicamente de los vientos, sino de cómo me relacionaba con los vientos. Es así como ha derivado en el título Centinela del viento, que también es el título de uno de los poemas del libro.
—¿Qué espera o cree que van a sentir a quienes los lean?
—Mi expectativa es poder transmitir emociones. Yo siento que la poesía es, fundamentalmente, una manera de elaborar estéticamente una serie de percepciones y sensaciones para generar emociones. Entonces, si logro la empatía emocional, que quien lo lea se sienta movido por las imágenes, por las metáforas, por los ritmos de los poemas y su sentimiento vibre, de una manera o de otra, con el poema, yo creo que habré conseguido mi objetivo, haber llegado a la emoción de las personas.
—Es licenciado en Medicina, con Máster y Doctor en Salud Pública, y todos te conocemos como una de las voces que más y mejor explicó y explica la pandemia del coronavirus. ¿Qué es para un experto tan de ciencia como usted la escritura y, en concreto, escribir poemas?
—La realidad es que la ciencia, la medicina y la salud pública han sido mi trayectoria profesional fundamental y vital, pero siempre han ido acompasados de la escritura de poesía, de ficción, de relato, de novela y de críticas literarias. Esto lo hago desde que estudiaba en la universidad, cuando tenía un interés tanto por la medicina como por las letras. Me decanté por la carrera de Medicina y, luego, por la especialidad en Salud Pública y Epidemiología, yo diría que con una sensibilidad social a los hechos de salud. De alguna manera, creo que esto tenía unos grandes vasos comunicantes con la literatura, porque siempre estuve también involucrado desde muy pronto con revistas culturales, de hecho, participé en la creación de una revista que todavía existe hoy en México, que se llama Nexos. Es, justamente, una revista que buscaba ligar sociedad, ciencia y literatura. Por tanto, la literatura siempre ha estado ahí pero no como un hobby, una escapatoria o una diversión. Ha sido una constante en mi vida la literatura, la lectura de poetas y novelistas, la escritura todo el tiempo que podía mientras que tenía en mi vida profesional toda la lectura científica. Yo creo que esto me daba una manera de balancear los elementos más duros, rigurosos y objetivos de la ciencia con los elementos de la subjetividad, la emoción y la empatía, que era la literatura y especialmente la poesía.
—Parece ser que lo siguiente que verá la luz es una novela, en la que ya está trabajando ¿qué puede adelantar sobre ese próximo proyecto?
—Espero terminarla lo antes posible, pero las fechas a veces no son tan previsibles cuando están escribiendo una novela, que es un escrito más largo aliento en el que a veces hay que recapitular, retomar, cambiar cosas, corregir dependiendo de cómo fluye la elaboración misma de la novela. Es una novela que he tenido intención de escribir desde hace muchos años. He hecho muchas notas, muchos apuntes, y ahora, ya en una etapa más tranquila de mi vida profesional, en donde tengo tiempo porque soy una persona jubilada de la Organización Mundial de la Salud que, aunque sigo haciendo algunas cosas profesionales, le puede dedicar un poco más de tiempo a la literatura. Estoy tratando de volcarme y espero que pueda estar lista a finales de este año y publicada el año próximo. Es una novela a la que he titulado Recogerás tus pasos y tiene mucho que ver con la historia de mi padre, de su exilio a los 12 años al salir de Asturias en 1937 cuando la Guerra Civil. Su paso por Francia, por Cataluña, otra vez por Francia y luego, finalmente, irse a México en donde ya se queda viviendo. Es un libro sobre como llega a los 14 años como exiliado republicano con su familia y lo que estoy tratando de hacer es contarlo con la perspectiva de la mirada de un niño. Esa odisea en donde te enfrentas de pronto de vivir tus primeros 12 años en un pequeño pueblo pesquero como es Candás, al vacío de tener que enfrentarte con el mundo, en países que ni conocía ni barruntaba, teniendo que abrirse al destino sin tener nada que te lo garantizara y cambiando completamente tu trayectoria vital. Trato de construir puentes entre la percepción subjetiva que tiene un niño de los hechos del exilio y de la guerra, y la percepción objetiva que puede haber del momento histórico y el descubrimiento de nuevos escenarios que van conformando la vida y que van llevando a ciclos que se van cerrando para volver a los orígenes.
—Durante los últimos 4 años ha atendido a los medios de comunicación siempre que le hemos requerido para valorar y aportar su punto de vista de experto sobre el Covid-19. Puede que haya hecho más de 2.000 entrevistas ¿de dónde saca tiempo para escribir?
—La verdad es que esos cuatro años de la pandemia demandaron de mí una dedicación exclusiva, sobre todo, en lo que tuvo que ver con la atención a los medios. Desde el inicio de la pandemia he hecho unas 3.000 entrevistas con medios de radio, televisión prensa, artículos etcétera. Eso me hizo suspender mis actividades en muchas otras campos académicos, en algunas de las áreas de interés de literatura y, yo diría, que el proyecto de novela en el que estoy trabajando sufrió mucho en cuanto a que se vio retrasado. Espero que ese tiempo que tuve que dedicar a la pandemia y que difirió la novela me permita decantar más algunas ideas y poder ponerlas en perspectiva. Incluido el hecho de que mi padre, después de muchos años, a los 94 años, regresa a vivir conmigo Asturias, después de más de 80 años en el exilio, y él fallece durante la Covid en los primeros días de la pandemia. Todo eso, de alguna manera, se entreteje y va planteando las realidades que tienes que ir atravesando y que van cambiando mucho el relato que al principio tenías en mente al contar una historia. Entonces, sí, los años de pandemia fueron de intensa labor mediática y divulgadora y me llevó a ralentizar la velocidad con la que iba quería avanzar en el libro.
—Es de suponer que la publicación del poemario también se vería retrasada por lo mismo pero ¿cree que este es un buen momento para que vea la luz?
—Yo pienso que es un momento muy importante porque pude tener un poco más de quietud para hacer esa lectura final y esa decantación en la medida de que lo más agudo de la pandemia había pasado. Detrás de un libro de poemas, al menos en los dos poemarios que he publicado y en los que pueda conformar, hay mucha poda, mucha depuración, mucho pulimiento… No son poemas que se escribieron una vez y se dejaron así para publicar, sino que les doy vueltas, los retomo, los releo y los pongo en perspectiva. A lo mejor soy muy exigente conmigo mismo en términos de los poemas, pero yo prefiero que sean piezas que fluyan, que tengan un ritmo y una cadencia, que es muy importantes para los poemas. Es como es como pulir una joya, poco a poco hasta que esté lista y veas que ya puede compartirse.
—¿Y como se sabe cuando un poema está bien pulido, cuando le ha dado el retoque final?
—Siempre hay una tentación de seguir trabajando, pero yo creo que sí, que hay un momento en donde dices este poema ya es redondo, porque las metáforas, las imágenes, los espacios y los ritmos, que para mí son muy importantes, están bien logrados y dan a entender eso que yo quiero transmitir. A veces, la escritura de poesía es intuitiva más que cualquier otra cosa, a diferencia de la ciencia que es deductivo. Por eso digo muchas veces que escribir poesía es como bucear en lo profundo o sombrear en lo oscuro, porque a través de la indagación poética acabas descubriendo cosas e incluyendo cosas. Entonces es una tensión entre la búsqueda y el pulimiento de la forma, del ritmo y de la palabra hasta llegar a un punto donde dices, sí, creo que se transmite lo que quiero transmitir. Entonces, yo creo que hay un momento en el que sí dices: aquí hago el remate final, porque trabajarlo más a veces puede resultar contraproducente.
—¿Y cómo va a dar a conocer este poemario? ¿Habrá otras presentaciones además de la que hizo en Gijón hace unos días?
—Después de la presentación de Gijón, está prevista una presentación en Oviedo el día 17 de julio. Posteriormente, quizá haga algunas lecturas o firmas, ya no tanto presentaciones, en algunas en algunas ferias o festivales de libros o en librerías. También está prevista una presentación en Madrid, auspiciada por el editor Vitruvio, en el mes de octubre y, posiblemente, en un viaje que tengo previsto sobre noviembre, haga una presentación en México para tratar diseminar y darlo a conocer. Espero que resulte de interés y, por supuesto, invito a todas las personas que lean esta entrevista a que se asomen al poemario. Ojalá les guste y se entusiasmen.