Jonás Fernández: «El problema con la extrema derecha es que el PP se ha abierto a colaborar con ellos»

ASTURIAS

Jonás Fernández
Jonás Fernández

El candidato asturiano de la lista del PSOE en las elecciones europeas reclama tomar pasos por la reindustrialización

02 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Jonás Fernández se curtió en Bruselas ya dos mandatos y esa experiencia ha sido recompensada por su partido, el PSOE que le ha aupado al séptimo puesto de la lista. Muy implicado en el desarrollo de los fondos de reconstrucción y de transición energética justa, destaca que es necesario un orientación progresista en la UE para abordar los retos de la reindustrialización.

— Con esa experiencia de todos estos años, y que habrá tenido su peso en ese cambio de puesto en la lista, ¿Qué aprecia distinto de cómo son las instituciones europeas y sobre qué necesita Asturias de ellas? 

— En la política española o la asturiana, como en los demás países europeos, el debate es una dialéctica entre el gobierno y la oposición. Suele pasar que el Gobierno cuenta con una mayoría parlamentaria más o menos cómoda y la oposición obviamente intenta desplazar a partido que está en el gobierno del Poder Ejecutivo. Sin embargo, el Parlamento Europeo es una institución donde no hay diputados del gobierno y diputados de la oposición formalmente porque el gobierno no es de nadie y es de todos por así decirlo. Tampoco existe disciplina de grupo dentro de los grupos parlamentarios, es una institución muy plural y muy flexible. También complejo por la manera en que funciona el Parlamento y cada negociación posterior que hay que tener siempre con el Consejo donde están los ministros de los 27 países y la propia relación del Parlamento con la Comisión es muy singular. En ese marco que es tan flexible, que Asturias tenga un diputado que, por una parte corresponde a unos valores progresistas como es mi caso, pero que además tenga presente los intereses de Asturias es importante. Porque hay que tener en cuenta que después de unos años ya vas demostrando cómo trabajas, en qué medida eres fiable, en un parlamento tan flexible y sin disciplina de voto, es importante poder poner al servicio de Asturias esa experiencia.

— Si Asturias pudo tener un presupuesto con un monto récord este año es gracias, precisamente a esas ayudas. Y, sin embargo, esta no era visión predominante en la Gran Recesión, con la austeridad.

—Sí, a veces parece que hay una percepción de que parece que en Bruselas se toman decisiones que parece que caen del cielo, que las toma alguien y los demás las tenemos que implementar. Pero ha habido políticas de austeridad en el pasado y en estos últimos años de expansión de inversión colectiva. Esas diferencias en el tratamiento responden sin duda a mayorías políticas distintas. Hace más de una década en aquella crisis había una mayoría conservadora muy amplia y, sin embargo, en esta ocasión, el ministro europeo de economía era un socialista Italiano, el poder de las capitales estaba algo más a nuestro favor. En la Gran Recesión Zapatero estaba casi solo y en esta ocasión, Pedro (Sánchez), ha sabido liderar al conjunto de líderes socialdemócratas, había un gobierno progresista en Italia entonces y el ministro de Economía en Alemania es socialista y en el Parlamento el reparto de poderes está así equilibrado. Esas mayorías, en el parlamento y los estados miembros, van conformando respuestas políticas distintas, hace más de 10 años había un sesgo a la derecha que sufrimos y muy intensamente en España; con una mayoría progresista la respuesta ha sido muy distinta. Por eso es importante votar en las elecciones y a aquellos que creen que necesitamos más Europa, que necesitamos una Europa más más integrada, más presupuestos a nivel europeo y más capacidad de inversión colectiva, pues los invito a votar al partido socialista, claro.

—Eso podría cambiar con una entrada fuerte de la extrema derecha en las instituciones comunitarias, el dilema de esta campaña en el continente, ¿cómo lo valora? 

—El problema de fondo no es tanto, aunque también, que la extrema derecha esté creciendo en nuestro país y en otros países europeos, sino que el problema de fondo es es la colaboración que el Partido Popular ha abierto con esas formaciones políticas. Lo estamos viendo en España, en comunidades autónomas y ayuntamientos, donde el PP y la extrema derecha gobiernan juntos. Lo vemos en Italia, recientemente conocíamos el acuerdo de gobierno en Países Bajos o en Finlandia. Y es cierto que el Partido Popular ha decidido de momento a nivel nacional, buscar alianzas con la extrema derecha y los ciudadanos de esos territorios lo están sufriendo. Es una incertidumbre para estas elecciones esa colaboración, pero lo cierto es que lo venimos observando en el Parlamento Europeo desde hace uno 18 meses más o menos, en la última parte de la legislatura, cómo el Partido Popular ya ha venido intentando conformar una mayoría con las extrema derecha en muchas votaciones en el Parlamento pero no han conseguido solidificarla porque no le damos los números. Estas elecciones son críticas porque nos jugamos si el modelo que el PP está imponiendo en Italia o en Países Bajos va a ser replicable o no a nivel a nivel europeo. Los socialistas somos una fuerza proeuropea, creemos en una Europa federal, en avanzar en el proceso de integración y entendemos que eso hay que hacerlo de la mano de otras fuerzas políticas porque no hay mayorías sólidas en las instituciones comunitarias y de hecho la construcción europea se ha basado en esa colaboración entre socialista, liberales, el eurocomunismo o los conservadores. Por eso emplazamos al PP a que clarifique esta cuestión. Que clarifique Ursula von der Leyen si se abre a colaborar con Meloni, porque si ese es su camino es un peligro para la democracia europea pero también una amenaza para las políticas sociales, el fondo de garantía juvenil, el Erasmus, la incipiente unión sanitaria que empezamos a pelear cuando decidimos responder a la covid poniendo dinero europeo para desarrollar la vacuna, las compras centralizadas en todos los países. Estas políticas sociales y económicas que yo creo que han resultado muy positivas en estos últimos años en España están en juegos si las extrema derecha y el Partido Popular solidifican una alianza en Bruselas.

—Para mucha gente la UE es algo lejano cuando en realidad su legislación afecta a muchas cosas cotidianas, ¿cómo le explicaría a los asturianos en qué medida un cambio de los equilibrios en Bruselas puede alterar cosas que les afectan?

—Tan es así que hace cinco años en la anterior campaña electoral yo insistía en la importancia de que Asturias contara con un fondo especial, que estuviera al servicio de regiones como la nuestra que afrontan retos diferenciales en el proceso de transición verde y en la necesidad de tener el arancel ambiental; una petición largamente requerida por la industria por los sindicatos y los empresarios y las instituciones públicas. En esta legislatura hemos conseguido sacarlo sacarlo adelante. Hay millones de euros a disposición de Asturias, y en cada ayuntamiento que estoy recorriendo en esta campaña electoral, el centro de salud, el centro de Mayores, las carreteras, las zonas de recreo para los niños o para las personas mayores, los planes de empleo municipales, y la verdad es que que no hay un sitio donde no veamos una placa con la bandera europea que refleja de dónde vienen esos recursos. Sabemos que el dinero viene de Europa pero no sabemos cómo. Pero a través de unos canales viene un dinero con un montante que puede ser más o puede ser menos, puede ir dirigido a regiones como la nuestra o puede ir a otro sitio. Y para determinarlo hay que votar en las elecciones europeas y en clave asturiana. Creo que hay que votar al partido socialista, más allá de los fondos, por la regulación de los sectores industriales, el campo, las políticas de agricultores y ganaderos, conocer bien la política pesquera, la normativa de salud de calidad de los alimentos o el precio de la luz, el mercado eléctrico; la protección de datos de nuestros teléfonos móviles; todo esto son regulaciones europeas. Es importante participar y votar con la prioridad en los intereses de esta región inspirados  por valores y principios progresistas.

—En todo caso dentro de toda la Unión Europea hay como una especie de desazón, un sentimiento de que el continente se quedó  atrás respecto a otras potencias, respecto a los avances de China o Estados Unidos.

—Esa una percepción bastante compartida en todas las sociedades occidentales. La manera de combatir ese miedo es recuperando la capacidad ejecutiva de la acción colectiva, podríamos decir. Necesitamos gobiernos que sean capaces de implementar sus políticas, capaces de redistribuir la renta, de regular los mercados, y ese poder creemos que tiene que ser público para equilibrar para mantener la libertad política pero también las libertades públicas y económicas. Y sólo puede canalizarse a través de la Unión Europea en este marco de globalización. Las últimas crisis han venido a cuestionar de tener esa confianza infinita en la globalización para proveernos de bienes y servicios. Nos hemos dado cuenta de la necesidad de producir localmente. Europa tiene que hacer un esfuerzo para reindustrializarse y los socialistas creemos que es necesario mantener de manera permanente, un instrumento, un fondo de inversión europea, que se financie con deuda europea, y que mantenga no esa inversión pública en el tiempo para ayudar a modernizar nuestras economías y fortalecernos en ese modelo social.

 —Ha mencionado el caso de la guerra de Ucrania que tiene un enorme impacto en todo, en nuestras economías, pero también está haciendo cambiar muchas cosas dentro de los países miembros de la Unión Europea respecto a su capacidad de reacción militar respecto a muchas cosas. ¿Se avanzará en una política común de defensa?  

—Sin duda, la Unión Europea es un proyecto de paz. Nace para evitar guerras entre los estados miembros y no ha habido ninguna aunque sí las ha habido en territorio europeo, en la antigua Yugoslavia en los 90 y ahora en Ucrania. Y esta guerra junto al impacto de la pandemia ha llevado a un cambio, como decía antes, sobre la necesidad de producir localmente y de tener una política industrial europea, que además tenga otra perspectiva de defensa. Durante décadas los europeos hemos asumido que nunca volveríamos a ver guerras, y así nos hemos criado muchos; pero viendo cómo está el entorno global parece necesario revisar nuestras políticas de defensa. Eso significa que los europeos, igual que hemos compartido en multitud de ámbitos, empecemos a tener una política de defensa compartida. Es necesario dar un paso en la defensa común y lo estamos dando de hecho con la primera acción unitaria de apoyo a Ucrania. Estando totalmente a favor de la paz y en contra de discursos militaristas en los que no participo, no deja de ser cierto que la defensa de la paz exige en estos momentos una cooperación europea.