Collares GPS y geolocalización: el novedoso protocolo para rastrear al lobo ibérico y prevenir ataques sobre la ganadería

La Voz OVIEDO

ASTURIAS

El lobo Belmon en el recinto de la Casa del Lobo de Asturias
El lobo Belmon en el recinto de la Casa del Lobo de Asturias Eloy Alonso

Asturias se suma a este nuevo programa, que se acaba de desplegar en Castilla y León, gracias a un convenio entre el Principado y la Universidad de Oviedo

30 mar 2024 . Actualizado a las 13:08 h.

Esta es la secuencia: lazo de captura, cámara de fototrampeo, un equipo alerta las 24 horas del día, dardo tranquilizante, collar GPS al cuello y ya hay un nuevo lobo ibérico geolocalizado.

En Castilla y León, donde se concentran el 60% de los ejemplares de la especie, acaba de desplegarse un nuevo programa de radiomarcaje en el que once lobos lucen ya su collar de seguimiento que permite conocer cómo es su día a día, su noche y también, en el futuro, prevenir ataques sobre la ganadería.

Un equipo de técnicos y veterinarios de la Consejería de Medio Ambiente siguen los pasos del lobo desde hace cuatro meses y tratan así de comprender mejor los hábitos de una especie mítica, siempre en el centro de una encendida disputa entre quienes defienden su preservación especial y quienes sufren las consecuencias de sus ataques al ganado.

El objetivo, prevenir ataques

«Estamos trampeando en zonas prioritarias para la prevención de daños a la ganadería», ha explicado a EFE el jefe de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, David Cubero.

Asturias también ha optado por poner sistemas GPS para hacer seguimiento del lobo al igual que se hace con otras especies amenazas como el oso pardo, águila imperial o el lince ibérico. El proyecto se articula desde 2017 con un convenio entre el Principado y la Universidad de Oviedo que ha permitido marcar con collares más de una veintena de ejemplares, aunque organizaciones ecologistas han cuestionado la iniciativa por apreciar «oscurantismo» y daños sobre los animales.

Movimiento sin fronteras

El área de movimientos es amplia y para ellos no existen fronteras. Conocer la alimentación y depredación de estos ejemplares, los ritmos de actividad, los desplazamientos de las manadas, la mortalidad natural y no natural de la especie o la eficacia de las medidas preventivas de las ganaderías frente a los ataques del lobo resulta fundamental a la hora de proteger al ganado amenazado.

Esa información se puede extraer de unos collares que ofrecerán información de los movimientos diarios de cada ejemplar durante cerca de tres años, que es el tiempo que puede llegar a durar la batería del dispositivo. En cuanto al collar con el GPS, pesa unos 600 gramos, menos del 3% del peso del lobo al que se le pone, siempre de más de 20 kilos, para que no le suponga una molestia.

Reacción sumisa o agresiva

Cuando el ejemplar cae en la trampa atraído por el olor de la sustancia denominada «cadaverina», «se activa el protocolo, se avisa a veterinarios y a la guardería y en menos de dos horas estamos en el sitio con el animal dormido».

Ahí es cuando intervienen veterinarios como Nuria Foces, que ha explicado a EFE que cuando llegan el lobo se estresa porque no está acostumbrado a la presencia humana, aunque su reacción varía. «Muchos sienten miedo y su posición es simplemente estar tumbado y agazapado y otros tienen reacción agresiva e intentan atacar y morder», ha detallado.

Tras aplicarles el dardo tranquilizante, se toman muestras de heces, sangre y fluidos, se instala el collar y se les deja sueltos en el mismo lugar de la captura. La iniciativa permitirá además estudiar la sanidad de la especie ya que con las muestras se va a hacer un estudio epidemiológico de las enfermedades en el medio silvestre, muy útil para prevenir y controlar otras dolencias que afectan al ganado, según Efe.