El conservadurismo regional sigue manteniendo su rechazo a la oficialidad pero relaja la virulencia de las pasadas legislaturas
20 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Histórica», así calificó la Academia de la Llingua asturiana (ALLA) la visita a su sede del presidente del PP regional, Álvaro Queipo, y no era para menos. Fue la primera vez que el máximo dirigente del partido conservador acudía a la entidad y además lo hacía tras un período, como el de las dos últimas legislaturas, en los grupos de la fragmentada derecha asturiana habían adoptado posiciones muy beligerantes en contra del asturiano.
El tono de la cita fue cordial e incluso se difundió un comunicado conjunto con siete puntos de acuerdo entre el PP y la ALLA, entre ellos el reconocimiento de la academia como institución de referencia en lo que atañe a la normalización de la lengua, la definición del asturiano y eonaviego como «bien social que contribuye a la vertebración de la sociedad asturiana», la importancia de amplio consensos en posibles reformas pero también que hay un marco jurídico para la reforma. Eso sí, nada de oficialidad, de forma expresa al término del encuentro, Queipo recalcó por enésima vez que su grupo no está dispuesto a dar ese paso porque entiende que acarrearía «obligaciones».
Pero lo cierto es que el giro es bastante relevante. Hace apenas cuatro años, una diputada del PP estaba pidiendo un traductor en la Junta General asegurando que no era capaz de entender el asturiano que usaba la consejera de Cultura Berta Piñán (aunque la misma diputada había elegido unos versos de Piñán para celebrar el Día de les Lletres en la cámara) y, sólo un poco antes, la anterior presidenta popular Mercedes Fernández se enorgullecía expresamente de vetos al asturiano en comisiones parlamentarias. Queipo, sin embargo, llegó a usar el pasado mandato el eonaviego en sus intervenciones en la Junta General y hasta en la campaña electoral.
En parte, la tendencia del PP al extremismo anti asturiano en las últimas legislaturas se dio en un contexto de auge de Vox en la política nacional y en un repliegue del conservadurismo español en contra de todo lo que sonara a periférico mientras el procés catalán acaparaba titulares en las noticias. El anterior mandato, la reforma del Estatuto de Autonomía que hubiera incluido la oficialidad del asturiano se quedó a un único diputado de de salir adelante pero Adrián Pumares, de Foro, se echó atrás tras padecer una intensa campaña de acoso personal en vallas pagadas por Vox y presentando en la negociación contrapartidas en rebajas fiscales que eran imposibles de asumir para los grupos de la izquierda, todos ellos a favor de la oficialidad.
En la entrevista concedida a La Voz de Asturias tras ser elegido presidente del PP, Queipo se reivindicó como heredero del «marquesismo», referencia al primer, y único, presidente de Asturias del PP (que luego fue expulsado del partido por sus choques con Francisco Álvarez-Cascos), pero también el dirigente bajo cuyo mandato se aprobó la vigente Ley de Uso del asturiano que nunca ha llegado a desarrollarse en su totalidad.
El PP asturiano no dará pasos a favor de la oficialidad de la legislatura pero sí quiere ir distanciándose de un radicalismo antiasturiano enarbolado por Vox que consideran que puede llegar a ser especialmente nocivo y que puede terminar generando una polarización que no existe actualmente en Asturias en torno a la lengua.
A la vez el PP asturiano entiende que su margen de maniobra en realidad es más amplio en esta legislatura al no haber los números para una reforma del estatuto (lo apoyan de forma expresa el PSOE, IU y Podemos, que suman la mayoría absoluta, de 23 escaños, pero no la reforzada, de 27 para aprobar la oficialidad), por lo que ven un riesgo de confrontación directa en el horizonte como si vieron el pasado mandato.
¿Y hasta dónde se puede llegar con la Ley de Uso? Bastante más que hasta ahora, pero sin oficialidad nunca se evitará haya resquicios permanentes para que quienes sean realmente adversos al asturiano pueden vetarlo de hecho. O dicho de otra manera, el asturiano podría llegar hasta donde quisiera el voluntarismo de las administraciones porque no surtiría efectos jurídicos. Ayuntamientos y Principado podrían emitir documentación bilingüe pero para un uso oficial ante cualquier organismo sólo lo que esté escrito en castellano sería válido.
Para la función pública (y en realidad esta era la propuesta que siempre defendieron los partidos favorables a la oficialidad la pasada legislatura) se puede considerar como mérito, pero no como un requisito, en el acceso a una plazo, salvo para puestos que específicamente requieran conocer el asturiano o el eonaviego.
Y en educación se abre la posibilidad de su uso como lengua vehicular. Es de hecho una petición que ha reiterado la ALLA en las últimas semanas. Pero que no es novedosa. Durante la presidencia de Javier Fernández se llevó a cabo en diversos centros siempre con el acuerdo de los padres de alumnos y de los profesores.