Dos metamorfosis: el camino político para el acuerdo de las cuentas más altas de la historia en Asturias

L.O.

ASTURIAS

F. Sotomonte

El presupuesto, de más de 6.000 millones de euros, se aprobará este viernes con el respaldo de PSOE, Convocatoria por Asturias, Podemos y Foro

29 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la votación de este viernes, al filo del año nuevo, Asturias arrancará enero con los presupuestos más altos de la historia de la democracia: 6.348 millones de euros (un incremento del 6,3% respecto a las cuentas del pasado año) y ellos alrededor de 1.000 millones irán destinados a inversión, un monto que no se daba en la comunidad desde las décadas anteriores a la Gran Recesión. Serán además unos presupuestos aprobados por amplia mayoría, no sólo con los votos de la coalición de Gobierno, sino con el respaldo de Podemos y de Foro. Para la consecución de ese pacto extenso cambiaron muchas circunstancias respecto a lo que que parecían las posiciones de los grupos tras las elecciones de mayo, y el voto de este viernes puede dar pistas sobre la deriva de la legislatura.

Adrián Barbón presume de ser un presidente que ha ido logrando aprobar los presupuestos autonómicos año a año, lo que fue durante mucho tiempo inédito en Asturias, y además con acuerdos transversales; pero tras el recuento de los comicios autonómicos su horizonte parecía complicarse. La desaparición de Ciudadanos hinchó al PP hasta quedarse a dos escaños de distancia de los socialistas, el PSOE se abrió a un pacto de coalición con Convocatoria por Asturias (que integra a IU) pero aún así se quedaba a un escaño de la mayoría absoluta. El grupo mixto se formaba con dos partidos, cada uno con un único diputado: Covadonga Tomé de Podemos (con un enfrentamiento abierto con la dirección del partido incluso para la orientación del voto en la investidura), y Adrián Pumares, secretario general de Foro que acaba de arrebatarle el gobierno de Gijón a los socialistas nada menos que con un pacto con Vox. 

Pero estas distancias, que parecían infranqueables incluso para una legislatura, se redujeron en un semestre. Primero porque hubo unas elecciones generales que mucho daban por ganadas para el PP con el respaldo de Vox y luego los escaños no fueron suficientes. Era de hecho una de las advertencias con las que estrenaba su escaño el cabeza de lista del PP en Asturias, Diego Canga, que emplazaba a Barbón a no pactar con la izquierda para no ir a la contra de un posible Ejecutivo conservador en el país.

Pero lo cierto es que Pedro Sánchez formó gobierno y finalmente Diego Canga abandonó la política asturiana para regresar a su puesto en Bruselas. El PP asturiano tuvo que recomponerse en un Congreso en el que Álvaro Queipo se hizo con el nuevo liderazgo del partido sin apenas oposición interna. 

Con el paso de las semanas también acabó por romperse el acuerdo entre Foro y Vox en Gijón. Los roces venían de largo toda vez que la pasada legislatura el grupo pagó vallas para señalar a Adrián Pumares acusándolo de traidor, y de hecho esto era considerado en vísperas de mayo por parte de Moriyón como razón suficiente para no pactar con ellos. Pero lo hizo porque eran imprescindibles para superar al PSOE como fuerza más votada en la villa. Tras muchas tensiones por las declaraciones expresas de concejales de Vox -que tenían el área de cultura- de arrinconar o vetar el asturiano todo lo posible, un anuncio de crear premios con los valores «del partido» sirvieron a Moriyón para decir basta, aunque quedándose con el apoyo de un tránsfuga, Oliver Suárez, para apuntalar la mayoría de Gobierno.

En todo caso la salida de Vox del gobierno de Gijón favoreció de forma importante el entendimiento entre los socialistas y Foro en la Junta General. Pumares ya anunció días atrás que no presentaría ninguna enmienda a la totalidad y el acuerdo quedó aún mas despejado este jueves con el «carpetazo», en palabras del diputado, al proyecto de estación intermodal en El Humedal, en la villa. 

Toda otra metamorfosis fueron las relaciones entre la coalición de Gobierno y Covadonga Tomé. Enfrentada a la dirección del partido, sus intentos de apuntarse al acuerdo de gobierno eran descartados por PSOE e IU que le recordaban que se dialogaba entre partidos, y no entre diputados. De hecho, incluso en los comienzos de la ronda presupuestaria hubo dos equipos negociadores de Podemos, el 'oficial' con el respaldo de la dirección y el de Tomé, siempre con Xune Elipe a su lado. 

La fuerza de los hechos llevó al acuerdo con la diputada. Suspendida de militancia o expulsada definitivamente, lo cierto es que la legislación española deja claro que el escaño pertenece al diputado y no a partido. Tomé estará ahí toda la legislatura si quiere y además, en el ámbito estatal, Podemos ha emprendido su propio camino cada vez más lejos del PSOE  de sus aliados en las generales, de Sumar. Su marcha al grupo mixto en el Congreso de los Diputados ha sido clarificadora.

En Convocatoria por Asturias no han perdido la oportunidad de tentar a Tomé y lo cierto es que a fecha de este jueves la diputada declaraba que consideraba ya irresoluble su expulsión y se abría a seguir en el parlamento asturiano con un enigmático: «¿Con qué siglas o bajo qué paraguas? No lo sé».

Cuatro contra dos

De este forma, y aunque en mayo parecía complicado, lo cierto es que los presupuestos del año próximo saldrán adelante con el respaldo de cuatro grupos -PSOE, IU, Podemos y Foro- y la oposición de dos: PP y Vox. Pero incluso entre los conservadores hay diferencias señaladas.

Al menos los populares han presentado un esbozo de alternativa a las cuentas con toda una batería de enmiendas que cambiarían los presupuestos. Es un diseño totalmente diferente pero que da muestra de cómo lo haría el grupo.

En Vox ni siquiera se molestaron en preparar ninguna enmienda a la totalidad. Sus cuatro diputados optaron por no presentar ninguna iniciativa y parecían más pendientes de las vacaciones de fin de año que del trabajo parlamentario. El argumento de su portavoz, Carolina López fue que «no se pueden proponer cambios para reducir las partidas de los gastos o de gastos superfluos» y afirmó que ya valorarían «si apoyamos o no alguna de las enmiendas parciales presentadas por el resto de los grupos parlamentarios». Eso dijo el miércoles. El jueves lamentó que no habían tenido ni 24 horas para estudiar las enmiendas de los otros grupos.