La trama que movía cocaína entre Galicia y Asturias trabajaba con inmuebles y productos financieros
ASTURIAS
La policía considera a Ismael Cores, el arousano detenido la semana pasada, una figura emergente que se independizó para liderar su propia red de narcotráfico
29 nov 2023 . Actualizado a las 21:29 h.65 kilogramos de cocaína, ocho kilos de hachís, un par de millones de euros, cuatro inmuebles bloqueados y siete personas procesadas. Este es el balance definitivo de la operación que el Cuerpo Nacional de Policía desató la semana pasada contra una red que traficaba a gran escala entre Galicia y Asturias. Uno de los polos de la organización se encontraba en Ribadumia, lugar de origen de Ismael Cores Barreiro, el arousano al que la investigación sitúa en la cúspide del entramado y al que atribuye las hechuras de una figura emergente dentro del narcotráfico gallego. El otro se situaba en Gijón, donde los agentes intervinieron una furgoneta camperizada. El doble fondo que se había practicado en el vehículo ocultaba un alijo formado por cincuenta kilogramos de polvo blanco.
La referencia a las cuatro propiedades relacionadas con el grupo es importante, puesto que señala una hipótesis sobre las vías para el blanqueo del dinero que obtenían sus miembros: el sector inmobiliario y, eventualmente, la adquisición de productos financieros.
Los primeros pasos de la investigación remiten al mes de abril, cuando la policía comprobó que Cores se había independizado totalmente de la organización a la que había pertenecido hasta entonces. Según sus conclusiones, el arousano lideraba ahora una nueva red que disponía de varios vehículos y diferentes individuos, identificados como transportistas de sustancias psicotrópicas.
El dispositivo de seguimiento que se estableció sobre el vehículo sospechoso, que habría recogido el material en O Salnés de manos del propio Cores y de Ricardo Cacabelos Charlín, un antiguo colaborador del histórico narco fallecido Patoco, permitió interceptar la furgoneta cuando iba a introducirse en una zona de aparcamiento de Gijón. Al volante, una mujer, María Teresa Prieto. En el interior de la caleta, cincuenta kilos de cocaína. Otros quince kilogramos y siete kilos y medio de hachís fueron hallados en el registro de un trastero de la ciudad asturiana, que la conductora había alquilado.
Uno de los capítulos más estrambóticos de la operación tuvo lugar a continuación, en la casa de los padres de Ismael Cores, cuando uno de los perros de la Unidad de Guías Caninos de A Coruña olfateó y localizó una maleta de color rosa, enterrada bajo una parra. Allí, en el mismo viñedo, los agentes emplearon cinco horas en contar el millón y medio de euros en billetes de 10, 20 y 50 que contenía. La policía decomisó, también, cincuenta mil euros en una vivienda de León, relacionada con la pareja del supuesto cabecilla de la trama, y otros trescientos mil en una empresa de instalación de invernaderos, propiedad de uno de sus primos, que se ubica frente a la vivienda familiar de los Cores. Además, fue intervenida una colección de relojes Rolex. Los agentes solicitaron, finalmente, el bloqueo de cuatro inmuebles, valorados en más de 350.000 euros, y productos en ocho entidades financieras.
La conductora, Prieto, ingresó en prisión el viernes. El resto de los detenidos, entre los que figuraban Juan Carlos Santórum y un empresario de Vilagarcía, pasaron a disposición del Juzgado número 1 de A Coruña, que dirigió la investigación. Tres de ellos, Cores Barreiro, considerado el cabecilla de la trama; su pareja y presunta colaboradora, Elena María Bravo; y otro de sus teóricos hombres de confianza, Ricardo Cacabelos Charlín, fueron conducidos a la cárcel de Teixeiro, en situación comunicada y sin fianza. Santórum y el empresario arousano, que carecía de antecedentes, quedaron en libertad, pero tendrán que comparecer quincenalmente en sede judicial.