Ni cien días de cortesía

ASTURIAS

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el palacio de la Moncloa durante una comparecencia
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el palacio de la Moncloa durante una comparecencia Jose Manuel Álvarez | EFE

24 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

No tiene pinta la cosa de que los cien días de cortesía que se le conceden a los gobiernos cuando empiezan sus mandatos se vayan a respetar en esta ocasión. A las protestas diarias en Ferraz (seguro que a todas y a todos esos manifestantes no les veremos mañana en las calles condenando el terrorismo machista) se une hoy una extraña huelga general (brillante a quien se le ocurrió hacerla coincidir con la americanada del «black Friday») convocada por Solidaridad (sindicato afín a Vox) que tiene todas las papeletas para ser un rotundo fracaso (tanto o más como con el interés mostrado por parte del Parlamento Europeo con la ley de amnistía, que en la sesión celebrada esta semana en Estrasburgo apenas tuvo transcendencia para las y los eurodiputados no españoles), y más cuando ha quedado desconvocados los paros en Renfe y en Adif, que podían haber contribuido a sumar trabajadoras y trabajadores molestos con el acuerdo entre el PSOE y Junts (en este caso, por el traspaso de Rodalies a la Generalitat).

El inicio de un nuevo gobierno de Pedro Sánchez se materializó con todos los trámites protocolarios habituales, entre ellos el traspaso de carteras entre ministras y ministros salientes y entrantes. Todas las miradas se centraron en los dos ministerios que tenía Podemos (Igualdad y Derechos Sociales) porque se preveía que pudiera haber una despedida fuera de lo normal. Por encima de la salida de tono y de la poca clase de no saber irse, a mi juicio lo que resulta claro es la falta de educación de Irene Montero y de Ione Belarra. Está muy bien quererse a sí mismo, sentirse el rey o la reina del mambo, pero lo primero que debemos saber cada uno es que nadie es imprescindible. Un gobierno no deja de ser menos de izquierdas porque la formación morada no tenga a ningún representante en el Consejo de Ministras y Ministros.

Ni cuando el PP hace cinco años se marchó y dio paso al PSOE se vieron escenas parecidas. Es una pena que ni habiendo asumido tareas de gobierno hayan madurado, aunque afortunadamente aquellos mensajes en los que todo era «casta» quedaron enterrados hace tiempo. Tampoco ha sido grato escuchar a personas que fueron tan importantes y trascendentales en la historia de nuestro país como Alfonso Guerra.

Creo que se puede hacer chistes de lo que se quiera, pero vivimos en un tiempo en el que nos hemos concienciado a no reírnos por comentarios que inciten o defiendan la violencia, el machismo y la homofobia, y eso creo que es bueno porque no tolerar los insultos ni las humillaciones contra nadie nos hace una sociedad mejor. Todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión, tal y como yo lo estoy haciendo en este artículo, pero creo que al igual que hay que saber irse, también hay que saber envejecer políticamente.

Sobre la composición del nuevo ejecutivo, seguramente las tareas que asume Félix Bolaños hayan sido las más comentadas por ese nuevo intento de la derecha de argumentar que «vivimos en una dictadura». Ahora les parece que el ministro, al asumir Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, está aglutinando los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) y por tanto ven que todo ese control en una misma persona es un ataque al principio político que teorizo Montesquieu en la Ilustración. El Gobierno nacional no ha adquirido ninguna nueva función que no tuviera antes.

Simplemente ha reorganizado sus competencias como mejor ha considerado y, por tanto, no hay cabida para polémica alguna. Bolaños ya era de facto el ministro de Justicia, ya que fue el que gestionó todo lo relacionado con la Ley de Amnistía, por lo que me parece un acierto que se responsabilice de esta función. Espero que cesen de una vez los ataques sin fundamento de la derecha y que se preocupen más por renovar de una vez por todas el Consejo General del Poder Judicial.

Por lo demás, ya se ha celebrado el primer Consejo de Ministras y Ministros, que ha puesto en marcha la tramitación del presupuesto para el año que viene (veremos si el PP en el Senado, al igual que plantea hacer con la Ley de Amnistía, emplea o no la misma táctica y ralentiza su aprobación) y ahora está en saber si el resto de cargos a nombrar (desde secretarias y secretarios de Estado a delegadas y delegados del Gobierno) se mantienen o cambian. Pedro Sánchez se dará un baño de masas el domingo en un mitin en Ifema, pero fuera de la órbita del partido es evidente que no tendrá ni cien días de cortesía.