Se traspasa librería en Allande por la jubilación de sus dueños: «Si no funcionara haría tiempo que estaría cerrado»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Fernando Rodríguez, propietario de la librería San Andrés de Pola de Allande
Fernando Rodríguez, propietario de la librería San Andrés de Pola de Allande

La papelería y tienda multifunción San Andrés, en la capital del concejo, cerrará sus puertas el 24 de diciembre, sin nadie que, de momento, quiera dar continuidad a un negocio viable y que presta un servicio esencial a los vecinos del municipio e, incluso, a los de Tineo

26 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La única librería de Allande está muy cerca de echar el cierre. Los dueños de la librería San Andrés, ubicada en la capital del concejo, se jubilan a final de año y no encuentran quién quiera continuar con un negocio que funciona. Y no solo lo hace en el segmento de la venta de libros, sino también comercializando chucherías para los más pequeños, operando como fotocopiadora, papelería, ciber e, incluso, lugar en el que hacer determinados trámites.

Es, por tanto, un establecimiento imprescindible para la localidad y el concejo que, además, disfruta de viabilidad comercial y tendría el futuro asegurado si alguien optase a hacerse con el negocio. Pero, de momento, este no es el caso. Tanto sus propietarios, como los vecinos y el Ayuntamiento de Allande ya están haciendo una campaña para ver a quién podría interesarle continuar con él.

Fernando Rodríguez es el propietario de la librería San Andrés junto con su mujer. Explica que llevan «ahora mismo 24 años» al pie del cañón y, en este sentido, admite que podría «estar jubilado» hace tiempo. Sin embargo está aguantando «para liquidar el año». En concreto, el 24 de diciembre será el último día en que el establecimiento abrirá sus puertas si es que, finalmente, nadie se hace cargo de su continuidad.

Indica que «mucha gente vino a informarse, a ver cómo funcionaba el negocio y todas las cosas que lleva un traspaso, desde cuánto iba a ser la renta hasta si había que hacerse cargo de la mercancía que hay dentro». No obstante, de momento, esos contactos no han fructificado y Fernando Rodríguez parece barruntar la razón. «La gente joven no quiere estar atada y esto es un negocio muy sujeto, en el que se trabaja 363 días al año», asevera. Y es que reconoce que él y su mujer llevan «24 años prácticamente sin vacaciones».

En este sentido recuerda que en pleno confinamiento, cuando la pandemia mostraba sus colmillos de la manera más cruenta, pudieron permanecer cerrados, pero optaron por abrir sus puertas «y sin sacar prácticamente ni para la luz, porque la gente no salía de casa». «Lo hacíamos porque queríamos tener atendidos aunque fuera a los cuatro clientes que venían», reconoce.

El responsable de la única librería de Allande insiste en que el segmento que más se mueve desde el punto de vista comercial es el de papelería. Explica que «en el colegio hay desde niños de tres años hasta los de cuarto de la ESO». Cuando comenzaron su andadura había «casi 300 críos en la escuela y ahora habrá unos 80». Unos niños que «todos los días necesitan cosas».

En el establecimiento venden desde «juguetes, prensa y revistas a regalos turísticos para los peregrinos del Camino de Santiago... entre una cosa y otra se cubre». Y es que «se venden libros, pero no para vivir», razón por la cual se han diversificado dentro de lo posible. Explica que la librería es muy importante, casi insustituible, «para el concejo y parte de los pueblos limítrofes de Tineo, donde tenemos grandes clientes».

Y es que muchas personas de su concejo vecino por el este «vienen al colegio o al banco y les queda más cerca Pola de Allande que Tineo capital». Luego están «los que leen el periódico todos los días, las mujeres que compran las revistas, los críos que vienen a por una goma de borrar o un lapicero... ¿qué van a ir a Cangas a buscarlo?».

También apunta que «la fotocopiadora funciona a todas horas», ya que hoy en día «para cualquier trámite te piden una fotocopia». «La juventud a lo mejor tiene una impresora multifunción, pero aquí por desgracia la mayoría de los vecinos ya son jubilados y personas mayores», indica Fernando Rodríguez. Insiste en que el negocio «si no funcionara haría tiempo que estaría cerrado», por lo que quien quiera continuar con él tendría asegurado coger un traspaso rentable desde cero.

Eso sí, remarca que el secreto de esa viabilidad no es ni más ni menos que «trabajar diez horas al día». Admite que «meter un empleado fijo es prácticamente imposible», ya que entre la «Seguridad Social y el sueldo que tuviera la rentabilidad del negocio sería muy pequeña». Apunta que ya han intentado «buscar alguien para fines de semana y vacaciones, pero tampoco encontramos gente que nos hiciese este servicio».