Purita sigue sellando lotería a sus 93 años: «Esta navidad quiero dar El Gordo para retirarme por todo lo alto»
ASTURIAS
La propietaria del castrillonense estanco de Salinas llegó a Asturias a los 18 años desde Monforte de Lemos y aún sigue al pie del cañón: «Soy feliz en el trabajo y al lado de mi hija»
13 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Purita González vive sola y trabaja en un estanco. Algo normal si no fuera porque tiene 93 años y todavía sigue sellando lotería en la expendeduría de Salinas, en Castrillón. Ella es gallega, de la provincia de Lugo, de Monforte de Lemos, pero llegó a Asturias cuando tenía 18 años de la mano de su hermano mayor, que era guardia civil. Fue entonces cuando echó raíces en el Principado y hasta la fecha no ha parado. Primero con el Bar Galicia, ahora en manos de otra propietaria, y desde hace 36 años con el estanco del pueblo, que se separó del bar con el cambio de dueños. «Este año quiero retirarme, pero dando El Gordo de la Lotería de Navidad para irme por todo lo alto», asegura, aunque con la boca pequeña: «Soy feliz en el trabajo y al lado de mi hija».
Las puertas del estanco están abiertas un día cualquiera y la primera en recibir a los clientes es Purita. La pequeña de siete hermanos tiene su sitio asignado a la derecha de la entrada principal, una banqueta junto a la máquina de lotería. «Mira cómo me manejo con el ordenador», muestra con una sonrisa de oreja a oreja y con mil historias a sus espaldas: Con un boleto entre manos recuerda una de tantas: «Hará como siete u ocho años vino un chico a comprobar la lotería. Tenía un premio muy muy gordo. No recuerdo de cuánto, pero me quedé impactada. Le dije en bajo, casi susurrando, 'oye, chico, acabas de ganar esta cantidad, pero si no quieres que se entere nadie no te preocupes que de mi boca no va a salir'».
La acompaña en el negocio su hija María José, quien dada la edad de su madre ya se ha hecho cargo del estanco, y también dos perros que la siguen allá donde camina con su bastón. El próximo 29 de noviembre cumplirá 94 años y aún sigue al pie del cañón. Pero aunque diga lo contrario se niega a dejar atrás lo que ella misma define como su vida entera: «Me crié en el trabajo y soy feliz aquí». Dice que escucha regular y que se maneja mal, aunque luce estupendamente. «Ya doy más que hacer que otra cosa, así que va siendo hora de poner punto y final», comenta Purita, pero en sus ojos se nota que realmente no quiere dar un paso al lado.
«Cuando llegué a Salinas eran cuatro chalés y ahora ya es un pueblo curioso»
Purita tiene dos hijos, Ramón y María José, que le han dado tres nietas y dos nietos. Y es que no puede mostrarse más orgullosa de todos ellos: «Son todos encantadores». Son las raíces que esta gallega ha echado en Asturias junto a su marido, ya fallecido, al que conoció cuando apenas era una adolescente en el colegio. «Cuando yo me vine para Asturias con mi hermano él se fue a Bilbao. Tiempo más tarde ya vino a Asturias», explica Purita.
La vida ha cambiado desde que Purita llegó a Salinas. Por aquel entonces recuerda que «eran cuatro chalés de gente de Oviedo, pero con el paso de los años ya se ha ido convirtiendo en un pueblo curioso». Salinas seguirá evolucionando y Purita lo seguirá viendo desde la parte de atrás del mostrador de su estanco. Una expendeduría que seguirá formando parte de su vida y de la de Salinas, donde Purita ya es toda una institución.