La asociación de profesionales Promiel manifiesta las dificultades que atraviesa el sector tras una cosecha de 12 kilos por colmena esta temporada, la mitad en comparación a otros años: «Estamos perdiendo dinero»
09 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Solo ha habido una forma de ganadería en el Principado que registrase un enorme crecimiento hasta la fecha, sobre todo en la zona occidental. Sin embargo, después de haber cuatriplicado el número de trabajadores y triplicar sus unidades de producción (las colmenas) en lo que va de siglo, la ganadería apícola asturiana atraviesa ahora su peor momento. «El último año y medio ha sido muy duro», resumen desde Promiel, la asociación que aglutina a casi un 75% de los negocios asturianos. Según sus precisos recuentos sobre la recolección de este año, calculan una producción de 360.000 kilos, la mitad de lo cosechado en temporadas anteriores.
Esta miel regional cuenta con el sello de calidad de Indicación Geográfica Protegida (IGP) y está incluida en la marca Alimentos del Paraíso Natural, pero en los últimos meses se ha producido la tormenta perfecta que ha hecho que los costes de producción para los apicultores se hayan encarecido en exceso. La situación «delicada» que atraviesa el sector en este momento se resume en que «dedicarse a la miel en Asturias ahora mismo puede implicar perder dinero, es inviable», confiesa Luis Pérez, presidente de la asociación y propietario de Lapuela, la principal productora en Asturias.
«En Asturias tenemos una miel de mucha calidad, pero hay apicultores buscando trabajos complementarios porque no llegan solo con la miel»
El empresario ve cómo muchos compañeros dedicados a la apicultura de forma profesional «tienen que buscar otros trabajos complementarios diferentes a la miel porque esta no les da dinero suficiente». Incluso en casos de emprendedores que «cuentan con ayudas a la incorporación» al estar iniciándose en el sector. «Y es una pena porque en Asturias producimos una miel buenísima y de mucha calidad, que nos hace hasta ganar diferentes distinciones y reconocimientos», lamenta.
La tormenta perfecta: subida de precios, ataques de velutina y una sequía que no da tregua
Sus quebraderos de cabeza comenzaron con la inflación y la consecuente subida del gasoil, la electricidad, los precios del envasado para la miel, el alimento para las colmenas, así como distintos tratamientos que necesitan emplear a lo largo del proceso. Y prosiguen ahora mientras «la miel no subió nada su precio, de hecho ha bajado en lo que va de año», resume Díaz.
Por otro lado están los ataques de la avispa asiática, la principal responsable de dejar al Principado sin la variedad de miel de eucalipto este año, que se cosecha durante la primavera. Aunque esta invasora no constituya el problema más importante para el negocio apícola, el trabajo para combatirlas no termina y pasa por «trampear reinas, proteger un poco las colmenas y hacer trashumancias cambiándolas de ubicación». Además, Promiel forma parte del comité de seguimiento en la lucha contra la velutina, en el que también participan ayuntamientos, el Gobierno del Principado y entidades como la universidad de Oviedo para proponer distintas acciones. Sin embargo, los medios que aportan las administraciones «no son suficientes por sí solos», comenta Díaz.
Pero la peor dificultad que desalienta ahora a los productores ha sido la importante sequía de un verano en el que Asturias experimentó temperaturas récord. «Con la sequía las flores que crecen lo hacen con mucho menos néctar y sin ello no hay miel», aclara Díaz. Por desgracia, en lo que a apicultura se refiere no existen soluciones que aplaquen los efectos del calentamiento global. «Se pueden contratar una serie de seguros pero son muy caros y tampoco erradican el problema que lo origina», añade.
La apicultura de autoconsumo, en pie de guerra contra la avispa
Al margen de Promiel, los únicos que hablan con cierta satisfacción sobre la cosecha de este año son los miembros de la Asociación de Apicultores de Asturias (AAA), quienes vieron cumplidas sus aspiraciones para el verano al compararlo con las cosechas anteriores desde que la avispa asiática aterrizara en el Principado. Mientras que los negocios asturianos de miel tienen preocupaciones mayores, para los apicultores más tradicionales dedicados al autoconsumo la velutina se ha convertido en el enemigo principal. Los ataques de esta depredadora a sus pocas colmenas han causado una «considerable merma en la producción de la que no nos recuperamos», sostiene Wenceslao Fernández, su portavoz.
«Lo que está pasando ahora en otras zonas de España como León o Palencia es con lo que llevamos conviviendo años en Asturias», aclaran. «Yo sigo teniendo todos los días avispas a la puerta de mi casa devorando a mis abejas», bromea Fernández. No obstante, y aunque la sequía haya afectado a la disponibilidad del néctar, «el buen tiempo de este verano ha sido de ayuda», comenta uno de sus vocales, José Manuel Estrada.
Esta asociación agrupa al conjunto de apicultores tradicionales más grande de Asturias, con más de 400 afiliados. Un 80% cuenta con menos de 15 colmenas, sin un volumen de negocio profesional. Por eso mismo no manejan muchas cifras exactas, pero destacan una temporada buena para la miel de castaño, milflores y brezo, especialidades que ocupan a gran parte de estos apicultores en colmenas repartidas por el centro regional, en montaña e interior.
Y aunque aún quedan batallas por librar contra la avispa, dicen «tener motivos de alegría» últimamente. Tras su llegada a España en el año 2014, desde AAA aprecian mejoras en el control y prevención. En concreto, el método propuesto por la propia consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial llamado eliminación con troyanos, para momentos de grandes ataques a las colmenas.
«En vez de intentar matar a las avispas, con esta táctica hay que untar a algunas con repelente», cuenta el vocal. «Cuando sueltas a estas y vuelven al nido, ellas se encargan de matar al resto, así no te hace falta localizarlo. Se cree que una decena de infectadas bastan para deshacerse de su nido», comentan. Esta estratagema, que divulgan desde la asociación a través de vídeos y durante sus talleres, «da un poco de luz para los peores ataques y consigue mantenerlas bastante a raya en alguas zonas».
«Requerimos de mucha más eliminación de nidos porque ahora recae todo el peso en la labor voluntaria de los propios apicultores»
La nueva táctica disuasoria junto a la prevención que hacen cada primavera con la captura de las reinas parece haber surtido sus efectos. «Se trata de las primeras avispas que aparecen durante la temporada, encargadas de crear el nido primario y a las que siguen el resto», informan. «Sin ellas, no hay nidos».
En cualquier caso, desde la AAA reivindican una «gran falta de implicación por parte de los ayuntamientos» en ayudar a combatir a esta especie invasora en el Principado, para mejorar la producción de «un producto tan preciado en la región como la miel». «Requerimos de mucha más eliminación de nidos, muchas veces depende del voluntariado de los propios apicultores y costeamos una labor que deberían hacer las administraciones», afea Fernández. Tras mantener muchas reuniones con ayuntamientos «en vano», observan que los servicios de emergencias solo se encargan de actuar «cuando los nidos o avispas suponen una amenaza en los hogares, pero no se hace nada para ayudar en las colmenas», zanjan.