Abandono en Cercanías: «Hace 13 años funcionaba, no se te pasaba por la cabeza llegar tarde»
ASTURIAS
El servicio de tren recibe un aluvión de críticas por parte de sus viajeros diarios, quienes apuntan a los problemas habituales: cambios en los horarios, cancelaciones, poco personal y unos trenes «que están que se caen»
14 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«Lo de los trenes aquí es de traca». En esa frase podría resumirse la opinión de los viajeros habituales en la red ferroviaria de Asturias y es que, en cuestiones de movilidad dentro de la región, el tren se corona como gran protagonista. Con una situación de paulatino deterioro ya ampliamente conocida por todos, esta semana el servicio público de transportes ha vuelto a ponerse en el blanco de las críticas. Todo comenzó cuando Renfe, gestora en su totalidad del servicio de Cercanías, anunciaba cancelaciones de líneas de tren en una veintena de trayectos «por falta de maquinistas», coincidiendo con los grandes cortes por las obras del tercer carril en la autopista Y producidos en los últimos días.
Las líneas más afectadas conectan Oviedo y Avilés, dos de los tres grandes núcleos urbanos del Principado, y tramos hacia la cuenca del Nalón. Pero en cualquier caso, ninguno de los contratiempos pilló por sorpresa a los viajeros que frecuentan el tren asturiano, quienes se manifiestan «hartos» de todos los problemas acumulados. Sobre ellos guardan un fácil consenso en torno a tres pilares: cancelaciones, escaso personal y maquinarias obsoletas.
Cancelaciones, pocos maquinistas y trenes muy antiguos
La gijonesa Marcelina Fidalgo lleva tantos años siendo usuaria habitual de Cercanías que recuerda con añoranza «aquellos tiempos en los que no se te pasaba por la cabeza llegar tarde al trabajo porque tu tren no pasaba esa mañana». Coge la Renfe casi todos los días para desplazarse a Oviedo por trabajo y tiene asumido que «no se puede llegar a la estación justo de tiempo», porque cabe la posibilidad de que el horario de la línea se adelante sin motivo esa mañana, «una de las tantas incidencias que tiene». «Hace 13 años funcionaba de maravilla, la razón de que el servicio haya empeorado solo la conocen las administraciones», razona.
Al baile de horarios y paradas «eternas» en mitad de la línea, Fidalgo añade un «total abandono» de la seguridad dentro de las estaciones y también en los vagones durante cada trayecto. «De hecho conozco a varias personas a las que les infunde un poco de respeto desplazarse en tren por Asturias porque hay malas conductas de algunos usuarios y no hay nadie para controlarlas». Al ir más allá de la corta distancia y pensar en el futuro del AVE, esta viajera prefiere dar la llegada de la alta velocidad «por perdida».
También viaja desde Gijón Francisco Fernández. Su trayecto más habitual tiene como destino Avilés (línea C4), en el que emplea 45 minutos que se han llegado a convertir en hora y media algunas veces. Al igual que Fidalgo, hace hincapié en la sensación de inseguridad derivada del «abandono» ante falta de interventores e incluso en lo que respecta a la propia infraestructura, con trenes «que están que se caen». Con muchos retrasos sufridos a las espaldas, explica su curiosa teoría: «cada vez veo menos personas viajando en tren en Asturias, no resulta nada extraño ir solo en el vagón, y creo que la gente está utilizando menos el servicio debido a esa dejadez».
Junto a Fernández, comparte rato de espera en la estación Sanz Crespo una vecina de Pinzales. Para ella, el tren constituye una forma de transporte habitual en sus conexiones al centro de Gijón y Oviedo. En estas locomotoras, «que tienen más años que carracuca», ha vivido todo tipo de acontecimientos: agua entrando en los vagones, aire acondicionado puesto en invierno y calefacción en verano, e incluso más de un taxi que coger desde la estación hasta su casa ante cancelaciones sin previo aviso. Recuerda la última hace poco, un fin de semana de julio. Después de otra cancelación mientras esperaba la llegada del tren, decidió preguntarle a un trabajador qué había ocurrido y este le explicó que podía deberse a la celebración del Festival de la Sidra de Nava durante esos días. «Es decir, que destinaron los trenes de una línea a reforzar otra dejando la primera descubierta, es vergonzoso».
De otro modo, a ninguno parece tranquilizarle la posibilidad de que las cercanías pasen a ser competencia del Principado. «El problema reside en que no se invierte el dinero necesario, entonces da igual que lo dé el gobierno central o el autonómico, porque el presupuesto sería el mismo», razona Roberto Hevia. El joven gijonés utiliza el tren para ir a Oviedo todos los fines de semana y ver a su novia. Recuerda vivir muchos retrasos saliendo desde la capital, en la estación de Llamaquique y apunta hacia la escasez de trabajadores como «una falta de previsión imperdonable por parte del gobierno».
Por otro lado, la mayor falla del transporte ferroviario asturiano para Hevia pasa por la incomunicación de grandes zonas de la región. Ve necesarias «más líneas para cubrir todo el territorio, no solo el centro regional, y más frecuencias». Al mencionar la variante de Pajares, se desata la risa. «Ahora dicen que empieza en diciembre, el otro día hablé del tema con una amiga y llegamos a la conclusión de que la situación está como para ponerse a hacer una porra, a ver cuándo es la definitiva».