Empresarios, diseñadores y profesores relacionados con los videojuegos alertan de las oportunidades que brinda este sector en crecimiento y la paulatina «falta de incentivos de las instituciones asturianas»
25 sep 2023 . Actualizado a las 12:03 h.Hay una industria del entretenimiento que logra mover más dinero que clásicos como el cine y la música juntos. Se trata de los videojuegos, primera opción de ocio audiovisual en España y uno de los sectores con mejores previsiones de futuro en el mundo. Según la Asociación de Videojuegos en España (AEVI), cada euro invertido en el sector supone un impacto de tres en el conjunto de la economía.
El Libro Blanco del desarrollo español de videojuegos de 2022 señala que en el año anterior, las empresas nacionales del sector obtuvieron una facturación de 1.281 millones y han convertido a España en el quinto mercado europeo y decimotercero mundial. Con semejantes ingresos el gaming ha pasado a ser un gran generador de empleo especialmente joven, con un incremento en España del 10,7% en los últimos años. Pero ¿qué pasa con Asturias?
A día de hoy todavía no se puede hablar de un sector consolidado, tan solo una decena de pequeños estudios se dedican a explotar las posibilidades del sector. Y es que mientras Cataluña y Madrid albergan a más de la mitad de estos negocios, Andalucía suma un 15,8% de las empresas y Comunidad Valencia alcanza un 9%, Asturias solo acumula un 2,3% del negocio, a la cola de Galicia y País Vasco. Expertos como Luis Delgado, CEO del estudio Liquid Games e impulsor de Asturias Game Hub, alertan de una «fuga de talento» entre jóvenes formados dentro de Asturias. «Tenemos tan buena oferta formativa que podemos hablar de un superávit», comenta.
¿Qué titulaciones hay en Asturias?
Además de las áreas de conocimiento de desarrollo de software, programación o realidad virtual que comparten los grados y másters en las ingenierías de la Universidad de Oviedo, en los centros integrados de Formación Profesional de Gijón, Sotrondio y la capital se puede realizar el grado en Técnico Superior en Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma, así como Animación 3D, Juegos y Entornos Interactivos en el Cislan de Langreo. A las opciones de la enseñanza pública se unen los cursos de algunas escuelas privadas en Oviedo y la carrera en Diseño de Videojuegos y Plataformas en ESNE, el primer centro en España en ofrecer el grado para este tipo de formación. Por último, el grado de Animación en ESNE y algunas opciones de la Escuela de Artes de Oviedo tienen cierta orientación hacia el ámbito del diseño de videojuegos desde su faceta más artística o creativa.
En resumen, «estamos en muy buena posición en materia educativa en comparación a otras comunidades», resume Delgado, pero en lo empresarial aún queda mucho camino. «El sector sigue siendo muy pequeño y la administración tampoco parece impulsar su crecimiento». El dirigente de Liquid recuerda que entre los años 2014 y 2016, el videojuego asturiano parecía despegar, los primeros estudios tomaban forma, «las instituciones ayudaban más» y todo el mundo se estaba haciendo eco de su despegue.
Sin embargo, en opinión de Delgado, poco queda ya del espíritu emprendedor y «las empresas han acabado creciendo donde tienen ayuda de los gobiernos, como Madrid, Barcelona, País Vasco o Málaga». Desde 2016, los videojuegos en Asturias solo han crecido un 0,3%, por eso lo más importante para el empresario ovetense pasa por incentivar una red de apoyo entre los asturianos que se dedican a los videojuegos, estén dentro o fuera de la región. Por ese motivo desarrolló Asturias Game Hub, una iniciativa de «empresarios, inversores y profesionales senior del sector afincados dentro y fuera de la región», con la que «crear un espacio de intercambio y colaboración entre los creadores, profesionales, estudiantes o emprendedores asturianos y tejer una red local de empresas».
«Hay tanto en juego, nunca mejor dicho, que tenemos que estar todos involucrados en impulsarlo»
Para Delgado, el gobierno del Principado se encuentra en un momento en el que debe decidir si se sube o no al tren en marcha que es la industria del videojuego y ver si de esa manera los asturianos se convierten en «creadores» o se mantienen como «jugadores que se gastan el dinero para que otros se beneficien». Se trataría de una «apuesta al futuro de Asturias», que no vería resultados hasta los próximos 10 años. «Hay tanto en juego, nunca mejor dicho, que tenemos que estar todos involucrados en impulsarlo».
Jonathan Rivas forma parte de ese reducido grupo de profesionales del videojuego que trabaja desde Asturias. Colaboró en muchos estudios y llegó tener el suyo propio, Whoot Games, hasta que en el año 2017 se vio obligado a cerrar y reinventarse como trabajador autónomo. Ahora forma parte de Immersive Oasis, una empresa centrada en lo que se conoce como serious games, es decir, aquellos juegos con aplicaciones más allá del puro entretenimiento. En este momento desarrollan juegos de realidad virtual para farmacéuticas.
Este tipo de actividad tendrá un gran filón en el sector durante los próximos años. Es la cuarta labor que más ocupa a los estudios españoles según el Libro Blanco con un 27%, por detrás del desarrollo de propiedades intelectuales, la autopublicación y el desarrollo para terceros, que desciende puntos con respecto al año pasado en favor de los juegos alejados del ocio. El sector educativo seguido de la cultura y la sanidad se constituyen como nicho principal de los serious, pero también están el ámbito del turismo, comunicación institucional, prevención de riesgos laborales, industrias...
«Las aplicaciones son infinitas y por eso ahora el perfil de los estudiantes interesados por los videojuegos es tan amplio. Hacen falta guionistas, artistas, programadores y hasta matemáticos o expertos en analíticas», explica Rivas. Él conoce de primera mano la diversidad de estos trabajadores del futuro porque desde el año 2008 compagina su actividad dentro del sector con su labor como profesor y coordinador del grado en Diseño de Videojuegos y Plataformas en ESNE, el primer centro en España en ofrecer esta carrera.
Vio nacer a la primera promoción de diseñadores asturianos y desde entonces no ha parado de guiar a sus alumnos a descubrir su orientación. El único rasgo común que distingue entre todos es «la pasión por los videojuegos», lo cual «supone una ventaja porque vienen con muchas ganas». Coincide con Delgado en valorar la amplitud de opciones formativas y recuerda los primeros años de la carrera en los que jóvenes de otras comunidades como Andalucía se trasladaban al Principado, donde solo se ofrecía el grado aparte de Madrid.
Lo que pudo haber sido y no fue
También rememora años en los que el videojuego asturiano estaba en ebullición. «Éramos una promoción muy fuerte de la que quedamos muy pocos y muchos de los estudios independientes hemos acabado trabajando por otras tecnológicas con base en Asturias». En su caso, llegaron a hacer tratos con grandes del videojuego como Nintendo o Sony, pero «no lo petamos» y quizá ese haya sido el error de juicio en su opinión.
«Había la expectativa de que los pequeños estudios triunfáramos pronto y eso hizo que se perdiera el interés»
En aquel momento «no se podía tener queja de las ayudas» por parte del Principado aunque no había ayudas específicas para videojuegos, sino que formaban parte del conglomerado de empresas tecnológicas. Rivas recibió asesoramiento, avales y subvenciones de entidades como Gijón Impulsa, Asturex o el Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI). «Trajeron a profesionales de la industria muy fuertes y todos los que teniamos ideas nos apuntamos, además de tener acceso a fondos Feder».
«Había muchas expectativas en que triunfáramos pronto y al no ver resultados inmediatos parece que los ánimos de emprendedores y del gobierno se fueron desinflando poco a poco», cuenta. Esa prisa hizo que se «perdiera el interés» cuando comprobaron que los primeros juegos asturianos cubrían gastos pero no todos daban beneficios más allá. «Quizá faltó más constancia o ayudas fiscales más prolongadas en el tiempo», reflexiona.
¿Qué ocurre con los profesionales de hoy?
Aparte de la diversidad de perfiles que hacen falta, Rivas define el negocio de los videojuegos como un ámbito en el que nunca se termina de estudiar. Un sector basado en la vanguardia tecnológica «se está actualizando cada poco» y los profesionales «debemos contar con ello como parte del trabajo». Ha habido dos tendencias que se consolidan con el paso del tiempo entre el estudiantado de videojuegos en ESNE: mayor número de alumnos y la búsqueda de trabajo en otras regiones.
Por ejemplo, de aquella promoción «piloto» de diez estudiantes «la mayoría trabajan hoy para empresas no asturianas, aunque algunos lo hagan en remoto desde aquí», cuenta Rivas. Otros viven en Madrid o Barcelona. En lo que respecta a los graduados del presente, «se debe tener en cuenta que cursan el último año de carrera haciendo prácticas en Madrid y por eso muchos aprovechan esa incercia para quedarse». No obstante, y aunque la mayoría se trasladen fuera de Asturias, destaca que la intención siempre es intentar volver. «La Tierrina tira mucho, pero saben que aquí la cosa está más complicada».
En ese mismo dilema se encuentra la asturiana Yolanda Vega, productora de videojuegos con 13 años de experiencia, los mismos que lleva fuera de casa. Ha participado en la elaboración de juegos de renombre como Gears of War, Beyond Good and Evil 2 y Candy Crush Saga, mientras trabajaba para grandes compañías como Ubisoft o Activision Blizzard. Hace poco abandonó Barcelona, el principal polo de creación español y su ciudad de acogida durante muchos años, para trasladarse a Estocolmo de la mano de la compañía sueca 10 Chambers.
Con una afición por el gaming desde su juventud, nunca supo que esta forma de ocio podía convertirse en algo a lo que dedicarse. Estudió Ilustración aplicada al diseño gráfico en la Escuela de Artes de Oviedo, donde en aquel momento «nadie hablaba de videojuegos» y gracias a una oferta en Irlanda que solicitó «casi sin pensar» descubrió el futuro por delante que podía tener el sector. Solo recuerda a otro compañero de clase que terminara dedicándose a lo mismo.
En su caso, tomó la decisión de marcharse muy rápido al tener claro que «había muchas menos ofertas en todo, relacionadas con su carrera artística y con el videojuego». Desde entonces, y observando Asturias desde la distancia, aplaude que desde hace años se creara «la Unión de Empresas del Videojuego en Asturias (Uneva) porque ese tipo de cosas tienen muchísimo muchísimo potencial». Sin embargo, admite que en Barcelona respiró «un punto de vista mucho más amable y abierto a invertir en el sector del entretenimiento en general, en Asturias hay miedo».
Por eso tiene tan claros los consejos que daría a la administración asturiana para «hacer los deberes», empezando por tomar como referencia a ciudades como Barcelona o Madrid y «ver qué hacen sus gobiernos para ayudar a nivel fiscal o para atraer multinacionales o capital extranjero». El segundo punto pasaría precisamente por «incentivos a la inversión de emprendedores asturianos», además de promover «eventos relacionados con el videojuego que pongan a Asturias en el mapa de grandes compañías». También, atender el grado de especialización de los estudios, en relación a todos los campos que existen como arte técnico, 2D y 3D, analíticas, etc. Pero lo más importante para Vega con diferencia tiene que ver con «hablar de ello» para «hacer saber a la juventud que los videojuegos son un trabajo viable».