Asturias engancha a los turistas: «Empate técnico entre naturaleza y gastronomía, quedarme solo con una de las dos me costaría»
ASTURIAS
Visitantes nacionales e internacionales reflexionan sobre aquello que más les gusta del Principado: «Siempre que venimos estamos encantados»
03 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El fin del verano parece haberse adelantado en Asturias, ya que los últimos días de agosto y los primeros de septiembre despiden las jornadas de sol y playa con importantes chubascos. Sin embargo, las inclemencias del tiempo 'fresco' no impiden que los visitantes de la región aprovechen la recta final de sus vacaciones. Los más valientes continúan con su itinerario turístico aunque el clima les haga improvisar, por eso en días de lluvia muchos prefieren prescindir de la playa o la montaña y detenerse en las grandes ciudades, como Gijón. Ataviados con chubasquero y paraguas en mano, algunos incluso disfrutan del agua. «Es lo que hay que pagar también por ver el paisaje verde, ¿no?», recuerda Roberto García.
Natural de Salamanca, afirma con rotundidad que lo que más le gusta de Asturias es precisamente «el clima y la comida». A su lado se encuentra su mujer, Teresa Barrado, quien le reprende porque «los chaparrones» les están impidiendo disfrutar de «la naturaleza y hacer alguna ruta de montaña», la principal afición de la pareja en sus visitas al Principado. Veranean aquí con frecuencia para «huir del calor y ver verde, porque en Salamanca eso casi no existe». No obstante, su hijo Mateo tiene claro que su principal interés de Asturias es «la playa».
A Sergio Quirantes y Natalia Pérez, de Barcelona, les cuesta igualmente quedarse solo con un motivo que les haga repetir vacaciones en Asturias, pero «el verdor» impregna buena parte de la respuesta: «es un poco por todo... Nos alejamos de los calores y venimos a lo fresco, lo verde, la naturaleza...». Tampoco se olvidan de que su hijo Luca viene buscando «ver vacas».
En definitiva, los diferentes aspectos del entorno natural han convertido al Principado en su destino vacacional. Ella tiene parientes en Vegadeo, donde pasaba los veranos desde que era pequeña y ahora que ha formado su propia familia comparte los secretos de la Tierrina con ellos. «El buen comer» es uno de ellos. «Eso de las raciones XXL nos impacta mucho, es exagerado, con una casi comemos los tres», se dice la pareja.
Su marido, en especial, agradece «la amabilidad y la hospitalidad de la gente al saber que eres de fuera», ya que «en otros lugares ocurre lo contrario», así como «la cultura de bar», porque «vayas a donde vayas te tomas una caña y te sacan una tapa, pero en Barcelona en una mayoría de sitios no ponen nada nunca».
De vacaciones familiares también se encuentran Eva y Mario Calvo. Los jóvenes hermanos, de 19 y 17 años respectivamente, proceden de Logroño y suelen elegir Asturias como destino de veraneo junto a sus padres. En esta ocasión se hospedan en Celorio, pero otros años optaron por quedarse en distintas casas y apartamentos rurales. Como asiduos del Principado, este año observan «cierta masificación turística respecto a veranos anteriores, sobre todo en las ciudades y algunas playas».
Ambos tienen claro que no les importa pasar días de lluvia ni sufren con las inclemencias del tiempo y, además, coinciden en afirmar que lo que más les gusta de Asturias es «la naturaleza». Elogian su condición de «paraíso natural», pero ella prefiere mar y su hermano, montaña. Para Eva, el mayor potencial de la región pasa por las playas y la costa: «son muy diferentes al Mediterráneo, muy salvajes, hace mucho menos calor y está menos masificado». Uno de sus planes favoritos durante sus visitas consiste en «pasar el día recorriendo distintas playas de la zona de Llanes, como Gulpiyuri». Mario, por su parte, es más aficionado a la montaña y, si bien le fascina «la cercanía entre la costa y la montaña», él se queda con Picos de Europa. Recuerda con especial cariño «la ruta del Cares».
William Mann, procedente de Londres, suma otra visita al Principado a una larga lista de ocasiones, sobre todo a Llanes y Oviedo. Esta vez se detiene en Gijón, una ciudad «brillante» en su opinión, «porque en ella estás cerca del mar, tienes playa, disfrutas de buena comida, montañas cercanas y una buena vida nocturna». De entre todas estas virtudes que destaca de Asturias, su debilidad tiene que ver con «la gastronomía». Tanta, que le cuesta decidirse por una comida o bebida específica: «la sidra, el cabrales, la fabada...no sabría decidir».
Por otro lado, su mujer, Patricia Corredor, tiene claro que le maravilla la hospitalidad de los asturianos. Lleva viviendo 17 años en la capital inglesa, pero como vasca de nacimiento, compara el lado humano de sus paisanos con los del Principado y admite que «la gente es mucho más agradable aquí».
El atractivo asturiano llega incluso hasta Holanda, país del que procede Anne van Huffelen. Se encuentra en su segundo viaje por Asturias junto a su amigo Francisco Celada, nacido en Gran Canaria, aunque el isleño ha recorrido la costa verde en muchas ocasiones. Aunque se hospeden en Gijón, la vocación de su periplo por el Principado implica «la montaña». Han aprovechado los últimos tres días para visitar el parque Natural de Somiedo, el alto de La Farrapona, las Ubiñas y la senda del Oso.
De todas formas, alerta Celada, hay un «empate técnico entre naturaleza y gastronomía, quedarme solo con una de las dos me costaría». Ambos coinciden en elegir «picos de Europa» como su lugar predilecto en la región y en lo que respecta a comida, ella destaca «platos de carne o el cachopo». Además, van Huffelen enfatiza en la cuestión de los precios «tan baratos» en la hostelería, algo que «como holandesa no puedo ni imaginar», comenta. En definitiva, elegir una sola virtud de entre todas las bondades del Principado no resulta tarea fácil para sus visitantes. Y quizá, eso es lo que les haga volver.