Urbanitas en busca de naturaleza, el reclamo que cuelga el cartel de «completo» de los hoteles granja asturianos

La Voz REDACCIÓN

ASTURIAS

Animales en la granja del hotel rural Yeguada Albeitar, en Oneta, concejo de Villayón (Asturias).
Animales en la granja del hotel rural Yeguada Albeitar, en Oneta, concejo de Villayón (Asturias). Hotel rural Yeguada Albeitar

Desde recoger los huevos de las gallinas hasta pastorear a las cabras hacia el prado y ordeñar, son algunas de las actividades que ofrecen estos complejos de la región

26 ago 2023 . Actualizado a las 12:08 h.

Dormir en la naturaleza, despertar con el canto del gallo y dar de comer a las vacas es el plan que los hoteles granja rurales ofrecen a sus huéspedes, ls urbanitas, que acuden, en su mayoría en familia, a estos alojamientos para conectar con lo rural y que, gracias a ellos, están completos. La mayoría de estos establecimientos tienen colgado el cartel de completo durante todo el año, especialmente en temporada alta y en fechas señaladas como puentes, festivos y fines de semana.

El hotel rural Yeguada Albeitar, en Oneta (concejo de Villayón), se ha hecho con una cartera de clientes sólida desde que abrieron en 2006, lo que evidencia que el reclamo que tienen este tipo de hoteles no es algo pasajero, sino un tipo de turismo más para muchos. Esta clase de alojamientos posee las características propias de un hotel, con habitaciones para cada huésped, servicio de comidas y actividades al aire libre que acompañan con la presencia de caballos, ponis, gallinas y vacas.

El perfil de clientes con el que más se encuentran es el de familias con niños, que acuden hasta ellos llegados desde las ciudades para pasar unos días en contacto con la naturaleza y, de paso, para que los pequeños aprendan cómo se ordeña o se convive con animales. Las actividades que proponen, en el caso de Albeitar van desde alimentar a los animales con los que conviven o recoger los huevos de las gallinas hasta pastorear a las cabras hacia el prado y ordeñar.

Con este espacio, su responsable, Inmaculada Adeba Vallina, quiere «abrir las puertas» de su casa y ofrecer a los clientes una brizna del día a día en el campo, ya que ella y su familia, con la que se instaló en la casa en 2006, se dedican al cuidado de la granja.

En la historia de cómo llegaron a abrir el hotel Yeguada se mezclan casualidad y causalidad, ya que fue el trabajo de veterinario el que llevó a su marido a trabajar en la localidad asturiana. La responsable recuerda que, desde que pusieron en marcha el proyecto fue «abrir y llenar» y, desde entonces, se han hecho con una clientela fiel que acude hasta ellos para conectar con la naturaleza y aprender el oficio de granjero.

Para Inmaculada Abeda es muy importante «enseñar a mirar cuando se está en el campo», adaptar la vista a cómo funciona el proceso de los animales, el pastoreo y cada elemento que forma parte de la naturaleza. En el caso de El Enebral, uno de los aspectos más importantes que tenían planeado al abrir era que querían que los animales estuvieran «sueltos» y en «libertad», por eso rehúsan del término granja escuela, ya que prefieren identificarse más como un espacio de «convivencia».

A juicio de la responsable de este establecimiento, en las grandes ciudades del Principado y el resto del país se encuentra una generación de urbanitas para la que el trabajo en el campo queda lejos, lo que les lleva a querer buscar alojamientos como estos. Y lo hacen sobre todo movidos por el interés de enseñar a sus hijos el trabajo en el campo, aunque, «si vienen por los niños, vuelven por los padres», informa Efe.