
Desde hace un tiempo, de forma paulatina pero también constante, aumenta la adquisición de vivienda en Asturias. Compran terrenos y casas buscando un clima suave y un paisaje protegido algunos de los más afortunados del país y también del extranjero. Otros lo tienen por herencia; es el caso de varios de los más altos dirigentes de Vox.
Con la formación de los primeros parlamentos autonómicos llega la declaración de bienes. Y así, en Madrid, a la hora de dar cuentas a la asamblea regional del patrimonio, la diputada Rocío Monasterio ha declarado que posee no sólo una sino dos casas en Asturias y, además, un solar. Todo ellos, según consta en la declaración recibido por herencia, de manera que le corresponde la cuarta parte, un 25%, de la propiedad.
No se detalla dónde se encuentran las viviendas de Monasterio en Asturias pero tampoco hay mucho misterio. Una de ellas ya fue objeto de polémica hace dos años. En el concejo de Ponga, en la localidad de Viegu, la propiedad de la diputada de extrema derecha sufrió una pequeña invasión: colocaron en su jardín una pancarta y una bandera independentista catalana aprovechando el paso de la Vuelta ciclista a España. Algo que fue denunciado por Monasterio como un intento de «amedrentar» a su familia.
Monasterio está casada con Iván Espinosa de los Monteros y entre ambos reúnen un muy notable patrimonio y casas, que son muchas y muy repartidas por toda la península, de norte a sur, no han estado exentas de polémicas. No las de Asturias, desde luego. Sí por ejemplo el chalet de lujo en el distrito de Chamartín, en Madrid, y que casi fue clausurado por el Ayuntamiento en 2019 porque carecía de todo tipo de licencias (ni de ocupación obligatoria para residir ni de funcionamiento, ya que Monasterio había instalado allí a sede de su empresa). También tenía un volumen mayor del permitido por lo que para evitar el cierre tuvieron que presentar un nuevo proyecto, que fue aceptado por el consistorio. Espinosa de los Monteros fue condenado por no pagar parte de las obras de ese chalet.
La fábrica que se convirtió en casa
En el otro extremo de Asturias, lindando con la frontera de Galicia, se encuentra otra vivienda peculiar también ligada a Vox. En la villa de Figueras se encuentra un vivienda con una historia singular en muchos sentidos. Primero porque en los dos procesos electorales celebrados hace cuatro años, el actual vicepresidente de Vox, Javier Ortega Smith dijo primero (en abril) que la casa era suya al 100% y después (en noviembre) que sólo le correspondía un 14%, pues era fruto de la herencia familiar. Pero además es que la casa empezó como fábrica de conservas, y esto levantó una cierta polémica municipal.
La vivienda tiene 113 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, con salón, comedor, cocina y un cuarto de baño en la planta de abajo y tres habitaciones en la de arriba. Cuenta con un jardín propio que comparte con el resto de viviendas de la finca, pero hasta los años 60 era una fábrica conservera, una de las muchas que había en la localidad. Y después fue adquirida por el abuelo de Ortega Smith, Víctor Manuel Ortega, abogado con sólidas relaciones con el régimen franquista que llegó a ser letrado mayor del Ayuntamiento de Madrid y a cuyo funeral acudió el más simpatizante nazi de la dictadura, Serrano Suñer.
Desde Podemos se instó la pasada legislatura a que se investigara en el ayuntamiento de Castropol si la recalificación de fábrica a vivienda entraba dentro de la legalidad, pero esa investigación quedó en nada.