La decadencia de las polas: Asturias crece por las parroquias rurales

ASTURIAS

F. Sotomonte

Los concejos que suben en población no lo hacen en sus capitales sino zonas de campo con buenas comunicaciones

20 may 2023 . Actualizado a las 17:37 h.

La pérdida del millón de habitantes en Asturias es una evidencia en este 2023 y, sin embargo, sigue habiendo concejos que aumentan en población. Pero incluso ese crecimiento no se da en las capitales tradicionales de los concejos, no está aumentado la población de las tradicionales polas asturianas, sino en las parroquias rurales que les rodean: se trata de un auge de vivienda unifamiliar que da pistas sobre el futuro a medio plazo de Asturias y, probablemente, las consecuencias demográficas de si cuaja el concepto de comunidad como refugio climático

El declive demográfico asturiano ha seguidos dos etapas: una marcada por el exilio del campo a la ciudad, con el vaciamiento de las alas y la concentración singularmente en Oviedo y Gijón en las últimas décadas del siglo XX. El pico de población de Asturias se alcanzó a comienzos de los 80 y desde entonces inició un lento, paulatino e irrefrenable, descenso. Pero hubo un giro añadido con el comienzo del nuevo siglo, la despoblación de las urbes del centro: hace tiempo ya que baja la población en Oviedo, en Gijón, en Avilés y desde luego en las conurbaciones de las cuencas mineras.

¿Qué concejos han crecido? Hay dos destacados que componen lo que se podría denominar MetaOviedo, el área metropolitana propia de la capital: en Llanera y Siero. En este último hay que tener en cuenta a dos áreas -Lugones y Colloto- que están en la frontera misma del concejo y más allá de los límites administrativos componen una prolongación de la ciudad. 

Siero presume, y con datos, de ser el concejo que mejor comportamiento ha tenido en los últimos años en términos de aumento de población, hasta ser el cuarto de Asturias y pisar los talones a Avilés. En cierto modo, le está mordiendo también a Oviedo, con población más joven y dinámica pero incapaz de asumir los precios del suelo de la capital. Pero Siero no crece por La Pola, que de hecho pierde población. Es posible consultar en la web de la Sociedad Asturiana de Estudios Industriales (Sadei) los cambios de población, parroquia a parroquia, de todos los concejos asturianos en los últimos 20 años. En el periodo más inmediato (entre 2021 y 2022), Siero creció por Muñó, por Llimanes, por Tiñana, por Viella, por Valdesoto, por Santolaya de Vixil y Santa Marta de Carbayín. Aumentó la población de Aramil, la de La Carrera, Bobes, Anes, Collao, El Cuto. Pero no La Pola y tampoco en Lugones, que han perdido población. Crecen las viviendas unifamiliares en una zona rural como es la de Siero con todas las ventajas del vivir en el campo y realmente casi las mismas de hacerlo en un área urbana. El concejo está espléndidamente comunicado con Oviedo y también con Gijón y es posible plantarse en ambas ciudades en 30 minutos.

Otro ejemplo es de Llanera. Por donde ha crecido este concejos es por Lugo, por San Cucao o Ables. Salvo Lugo de Llanera se trata de parroquias con características muy similares a las que crecen en Siero: áreas rurales perfectamente comunicadas con el núcleo urbano de Oviedo.

En el balance final de 2022 sólo hubo 17 concejos en los que aumentara la población. Además de Siero y Llanera se trata de Cabranes, Cangas de Onís, Caravia, Caso, Gozón, Illas, Morcín, Muros del Nalón, Onís, Peñamellera Alta, Las Regueras, Ribera de Arriba, Soto del Barco, Villaviciosa y Yernes y Tameza. Cada uno con sus propias circunstancias pero, sobre todo después de la pandemia, han sido cada vez más los casos de aumento de interés por comprar o construir viviendas unifamiliares, ya sea por población de origen extranjero o procedentes de otras comunidades autónomas.

¿Son estos número suficientes para revertir la despoblación? En absoluto, porque el declive demográfico de Asturias está marcado por intensísimo envejecimiento de la población (apenas hay 100.000 menores de 18 años) y porque la cifra de muertes cada año supera amplísimamente la de nacimientos.

De hecho, a preguntas de este diario, fuentes del Observatorio del Territorio, dependiente de la Universidad de Oviedo, indicaron que el fenómeno del crecimiento por las áreas rurales es demasiado reciente y los datos todavía son demasiado precarios parar hacer un análisis científico del fenómeno. «Para analizarlo es preciso conocer en detalle información relativa al movimiento de la población, a las licencias de construcción, etc. Recabar estos datos pormenorizados y realizar el proceso de análisis es algo laborioso y que requiere tiempo. Además, es necesario un arco temporal amplio para poder valorar si se trata de algo coyuntural, puntual, o si realmente es un fenómeno que perdura en el tiempo y se consolida», señalaron.