Una pareja de asturianos opta por la gestación subrogada en México: «Nuestra hija no es un bebé comprado»

María Sánchez Condado
María S. Condado REDACCIÓN

ASTURIAS

Borja y Joan junto a su hija Mía
Borja y Joan junto a su hija Mía

A mediados de marzo, Joan y Borja conocían a Mía, su primera hija. La pareja defiende que este tipo de embarazos es igual a cualquier otro y defienden la regulación de este método en España

18 abr 2023 . Actualizado a las 11:41 h.

Borja y Joan son dos jóvenes afincados en Avilés que hace apenas un mes fueron padres de una niña que vino al mundo por gestación subrogada en México. Ambos aseguran que este proceso «es una manera más de ser padres. Es una forma de reproducción asistida como otra cualquiera», en la que se toman medidas legales para hacerlo de la forma más ética posible. Además, consideran necesaria su regulación en España, pues creen que la prohibición de la reproducción subrogada es lo que verdaderamente acarrea problemas.

Desde pequeño Borja desarrolló su deseo de ser padre, hace aproximadamente 12 años «vi un programa de Samanta Villar sobre la reproducción asistida. En él, viajaba a Estados Unidos y hablaba con mujeres gestantes, con mujeres donantes y con las familias que no podían tener hijos de manera natural», desde ese momento, explica Borja, «se me abrió un mundo. Quedé prendado e ilusionado, me llené con la esperanza de que mi sueño de ser padre podía llegar a ser posible». Con el paso de los años, Borja continuó informándose sobre la gestación subrogada y llegó a la conclusión de que si en algún momento tomaba la decisión de ser padre sería a través de este método, «me parecía idóneo. Hay una mujer que te quiere ayudar a ser padre y otra mujer que te cede su material genético, por lo tanto el bebé no tiene carga genética de la mujer que lo gesta».

Hace ya siete años que Borja y Joan comenzaron una relación sentimental, «desde el primer momento le transmití mi deseo de formar una familia. Él estaba de acuerdo de que en algún momento podríamos dar este paso juntos», explica Borja. Fue hace dos años cuando la pareja tomó la decisión de aumentar la familia, y como habían planeado durante todo este tiempo, eligieron la gestación subrogada para traer al mundo a Mía, su primera hija. «Comenzamos el proceso informándonos en distintas agencias y descubrimos la posibilidad de hacerlo en México. El idioma fue una de las razones principales para escoger este país, el proceso tiene mucho tema legal y si ya es difícil en español, en otro idioma…. Además, quería tener contacto con la familia gestante y hablar el mismo idioma facilitaba las cosas», explican.

En una primera instancia, Borja y Joan realizaron una entrevista desde España, en ella la clínica «nos ofreció la garantía de que las cosas se iban a hacer bien». El siguiente paso fue viajar a México para conocer a la mujer gestante, «tuvimos conexión con ella desde el primer momento. Acudió a la cita acompañada de su segundo hijo, su marido y la psicóloga que proporciona la clínica y que permaneció a su lado a lo largo de todo el proceso de gestación». Tras dos intentos, la transferencia del óvulo fecundado fue posible y comenzó la etapa de embarazo, nueve meses en los que Joan y Borja esperaban con ansias e ilusión el nacimiento de su primogénita. Dos semanas antes de la fecha prevista para el parto, la pareja decidió regresar a México. «Pese a que la mujer gestante se encontraba perfectamente, al ser el tercer embarazo había posibilidades de que se adelantara y no queríamos que nos pillara en España. Mía aguantó, pudimos estar presentes en sus dos últimas ecografías y el parto fue muy bonito y emotivo».

«Nuestra hija no es un bebé comprado, es un bebé deseado», aclaman. Además, aseguran que las mujeres gestantes, al menos en México, deben tener un buen nivel de vida, «por supuestísimo que creo que tiene que haber una compensación mínima de manutención para la ropa o para el transporte, creo que eso siempre tiene que ser defendibles, pero el 80% del dinero está destinado a todo el tratamiento que hay que pagarle a una clínica y al un equipo de abogados que se encargan de que las cosas se hagan bien». Además, explican que realizar el proceso de gestación fuera de su país de origen ha supuesto un importe económico mayor, «tienes que aparcar tu vida unos meses y pagar tu estancia, en nuestro caso en México de manera indefinida. Nunca se sabe cuánto tiempo te vas a quedar aquí. También hay que tener en cuenta que la familia que está en España se pierde los primeros meses de vida de los pequeños y es una pena que no puedan disfrutar de ese tiempo junto a ellos».

Borja y Joan defienden que «la gestación subrogada es una forma más de ser padres. Es un método de reproducción asistida como puede ser un in vitro». Desde el primer momento procuraron tratar el embarazo como otro cualquiera y decidieron no dar la noticia a su entorno hasta la semana doce. «En el primer viaje a México la gente pensaba que era puramente por ocio, quisimos esperar y tratarlo con normalidad. Esperamos hasta la llamada semana de rigor, la semana doce, para dar la noticia. Es algo que hace normalmente la gente porque es cuando el embarazo es más seguro». Ambos sintieron el apoyo de su círculo más cercano desde el primer momento: «Nuestra familia sabía en todo momento que era un bebé muy deseado y desde que se lo contamos nuestras conversaciones se centraban únicamente en Mía. Todos estábamos ilusionados.  Hubo incluso algunas personas que aun no estando de acuerdo se preocuparon por nosotros, salvo algún caso excepcional en el que no respetaron nuestra decisión».

Dificultades para inscribir a la hija en la Emabajada de España

Tras el nacimiento de Mía a mediados de marzo de este mismo año, Joan y Borja comenzaron un procedimiento legal en el que debían demostrar ante el juez que todo se había hecho de forma correcta, «te piden un informe psicológico en que se confirma que estamos preparados para ser padres y que podemos darle una buena educación a nuestra hija y una buena vida. Además, hubo una entrevista previa con los abuelos donde se les preguntó si eran conscientes de todo el proceso que habíamos iniciado y si estaban de acuerdo». Pero lo más importante, resaltan, debían demostrar que la mujer gestante no estaba coaccionada y que tomaba esa decisión de manera altruista. «Ella quiso ayudar a otra familia a gestar. Tras tener a su segundo hijo nos aseguró que sentía que su familia estaba completa, pero que le gustaría ayudar a alguien a cumplir su sueño de ser papás», asegura la pareja.

Una vez finalizados los trámites en México y tras haber inscrito a Mía en el registro civil mexicano como su hija, Joan y Borja deberán acudir a la Embajada de España para inscribirla como hija de españoles, un proceso en el que a menudo «ponen muchas trabas y problemas siempre. Aún no nos ha tocado, pero sabemos por otras parejas que los funcionarios de la embajada dicen que les da mucha pena porque saben que el proceso se ha hecho de manera correcta, pero que sin embargo, están atados de pies y manos. Desde España no les permiten inscribir a los niños aunque haya una sentencia judicial. Te la echan para atrás diciendo que faltan papeles o que no se fían de la justicia mexicana», explican.

Ambos asturianos han decidido contar su historia para que «cuando Mía crezca sea consciente de que su nacimiento es fruto de la generosidad y del amor de una mujer y de nuestro inmenso deseo de ser padres». La pareja asegura que es necesario la regulación de este tipo de embarazos en España, en los que «la mujer sea libre de ayudar a una familia si quiere. Al final es su cuerpo y, si ella está dispuesta, no debería haber problema, siempre y cuando se lleve a cabo de manera ética. Estamos en el siglo XXI y es algo que todos los países deberían regular porque cuando se prohíben este tipo de cosas, es cuando aparece el mercado negro», aseguran.