Sabino Riestra, especialista en aparato digestivo: «Las enfermedades inflamatorias intestinales pueden debutar a cualquier edad»
ASTURIAS
Pertenece a la unidad de estas enfermedades en el HUCA, en la que se atienden a unos 2.300 pacientes y que cada año tiene 150 nuevos
07 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La Unidad de Enfermedades Inflamatorias Intestinales del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) recibía hace unas semanas la recertificación de calidad que concede el Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU), un reconocimiento a una unidad que resulta clave para los pacientes con patologías como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa porque desde su creación ha mejorado mucho la forma de tratar a los pacientes. Así lo considera uno de los miembros y cabeza visible de la Unidad de EII del HUCA, Sabino Riestra, quien explica en la entrevista concedida a La Voz de Asturias que, si bien los tratamientos para las enfermedades intestinales han evolucionado mucho en los últimos años, más lo deben hacer aún en los próximos años si se tiene en cuenta que cada año hay 150 pacientes nuevos en la Unidad de EII del HUCA y que en el año 2030 (es decir dentro de 7 años) la Unidad podría tener que atender a 3.350 pacientes.
Doctor en medicina por la Universidad de Oviedo y médico especialista en Aparato Digestivo, Sabino Riestra ejerció como médico adjunto en el hospital Valle del Nalón entre 1991 y 2005, estando desde 2006 hasta la actualidad en HUCA, con dedicación especial al tratamiento de pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales. Riestra también es profesor asociado de Medicina y miembro del Grupo Dieta, Microbiota y Salud (DIMISA) del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA).
-¿Qué es la enfermedad inflamatoria intestinal y, a grandes rasgos, cuáles son sus causas?
-Las enfermedades inflamatorias intestinales incluyen la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la llamada colitis no clasificada. Son procesos inflamatorios crónicos que afectan al tubo digestivo y cuya causa no es bien conocida. Son procesos auto-inflamatorios, es decir, una vez se desencadena el proceso inflamatorio este se perpetúa en el tiempo. No se conoce su causa, y esta es compleja e intervendrían factores ambientales (básicamente lo que se llama «forma de vida occidental»), factores genéticos (no es una enfermedad hereditaria) que predisponen a una respuesta anormal del sistema inmune, y factores de la microbiota intestinal (la composición y función de los microorganismos de la luz del intestino es diferente a la de las personas sanas). Todos estos factores interaccionan entre si, lo que hace muy complejo su conocimiento. Se pueden asociar a otras enfermedades inflamatorias, también inmunomediadas, de la piel (psoriasis, hidradenitis supurativa), reumáticas (espondilitis, artritis periféricas) y oculares (uveítis).
-¿En qué se diferencian la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa?
-Son enfermedades que aunque se tratan en las mismas unidades y, en general, con los mismos fármacos, tienen características muy distintas. La colitis ulcerosa afecta solo a la mucosa (capa interna) de la pared del intestino grueso o colon, mientras que la enfermedad de Crohn afecta a todas las capas de la pared y a cualquier parte del tubo digestivo (desde la boca hasta el ano aunque con más frecuencia se localiza en el ileon terminal -parte final del intestino delgado- y en el colon). La enfermedad de Crohn, además, se puede asociar a problemas a nivel perianal, en forma de fístulas, fisuras o abscesos.
-Teniendo en cuenta que tienen síntomas similares, ¿cómo se determina cuál es la patología que sufre el paciente?
-La colitis ulcerosa se diagnostica más rápidamente que la enfermedad de Crohn pues sus síntomas son diarrea con sangre y moco y esto hace que se acuda rápido al médico y se indique la realización de una colonoscopia. Sin embargo, la enfermedad de Crohn se puede presentar de múltiples formas, aunque lo habitual es con diarrea sin sangre, dolor abdominal y pérdida de peso; a veces produce pocos síntomas digestivos y se muestra como retraso de crecimiento en niños o como anemia en adultos.
-En su opinión, ¿cuáles han sido los avances más relevantes para el tratamiento de estas enfermedades crónicas?
-En la década de los 50 del siglo pasado el uso de los corticoides disminuyó la mortalidad de los brotes graves de colitis ulcerosa desde el 20% al 1%; posteriormente se introdujeron fármacos inmunosupresores como las tiopurinas y desde 1999 se empezaron a usar fármacos biológicos (son anticuerpos producidos por células vivas en un laboratorio). Desde entonces han ido apareciendo nuevos fármacos biológicos y nuevos inmunomoduladores, dirigidos frente a distintas dianas. No obstante, lo que más ha mejorado la forma de tratar a los pacientes ha sido la creación de Unidades monográficas, con personal médico y de enfermería especializado en estas enfermedades, así como el uso precoz e individualizado de los tratamientos disponibles. Ello ha permitido que la atención a los pacientes sea siempre por los mismos profesionales, tanto a nivel de consultas externas como cuando precisan ingresar por complicaciones de la enfermedad; la integración de los cirujanos en la toma de decisión de casos complejos asegura el mejor tratamiento posible en este subgrupo de pacientes de difícil manejo.
Al tratarse de enfermedades crónicas en las cuales, afortunadamente, no hay un aumento de la mortalidad, cada vez hay más paciente diagnosticados y tratados
-¿Cuánto más pueden evolucionar los tratamientos para las enfermedades inflamatorias intestinales y para cuándo se esperan esos avances?
-Mucho han de evolucionar aún, pues en el mejor de los casos los fármacos actuales consiguen mantener en remisión la enfermedad en un 30-50% de los pacientes con formas más complejas de la enfermedad. Lo que disponemos es de más teclas en el piano (más fármacos distintos), pero el mayor avance se producirá cuando sepamos qué tecla tocar (qué fármaco usar) en cada paciente. Actualmente se está investigando sobre los factores que pueden predecir la mejor respuesta en cada paciente.
-¿Cuál es el perfil de paciente con enfermedad inflamatoria intestinal y la edad media de diagnóstico de la enfermedad?
-Las EII aparecen por igual en hombres y en mujeres y se diagnostican sobre todo en personas jóvenes (la enfermedad de Crohn entre los 15 y 25 años, y la colitis ulcerosa entre los 20 y 40 años). No obstante, esto es una verdad a medias pues a cualquier edad pueden debutar estas enfermedades y hasta un 10-15% aparecen por primera vez en personas mayores de 60 años. Al tratarse de enfermedades crónicas en las cuales, afortunadamente, no hay un aumento de la mortalidad, cada vez hay más paciente diagnosticados y tratados en las unidades de EII. Se calcula que en España un 1% de la población estará diagnosticada de EII en el año 2030.
-¿En qué medida ha mejorado los tratamientos biológicos la calidad de vida de los pacientes? ¿En qué porcentaje minimizan los brotes de las EII?
-Los fármacos biológicos han permitido que muchos pacientes tengan una calidad de vida similar a la de la población general, aunque hay que tener en cuenta que sigue habiendo un porcentaje significativo de pacientes que no responden de forma adecuada a los tratamientos y van a necesitar apoyo en su vida profesional, académica y social, como por ejemplo con acceso rápido a baños, adaptación de horarios laborales o de comidas, etc. El tratamiento precoz de los brotes en las Unidades ha hecho que disminuyan los brotes graves y la necesidad de hospitalización de los pacientes con EII.
Las mujeres con enfermedades inflamatorias intestinales tienen menos hijos que el resto y esto probablemente se deba más bien a miedo a poder «transmitir» la enfermedad o a que el embarazo les vaya mal
-La enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa son enfermedades crónicas que requieren vigilancia y tratamientos continuados. ¿Cómo influyen estas enfermedades en las mujeres cuando desean quedarse embarazadas? ¿Tienen que someterse a algún tratamiento o cuidados especiales durante la gestación?
-En general no hay una disminución de la fertilidad de las mujeres con EII, salvo excepciones como pueden ser mujeres que han precisado intervenciones quirúrgicas que hayan afectado a la pelvis. Sin embargo, las mujeres con EII tienen menos hijos que el resto y esto probablemente se deba más bien a miedo a poder «transmitir» la enfermedad o a que el embarazo les vaya mal. Es importante por parte del médico y la enfermera de las unidades explicar bien este tema, recomendando siempre que el embarazo se produzca en una fase de remisión de la enfermedad. Durante la gestación es importante en insistir en mantener el tratamiento que están recibiendo, pues la mayoría de los fármacos son seguros para la madre y para el hijo; lo peor sería suspender los fármacos y presentar una recaída durante el embarazo.
-El HUCA, junto con el Hospital de Cabueñes, ha recibido recientemente la recertificación de calidad que concede el Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU), ¿qué supone esta renovación para el Hospital y para la Unidad de Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EII)?
-Recientemente también la Unidad de EII del Hospital san Agustín ha recibido la certificación de calidad de GETECCU. La recertificación de las Unidades de Cabueñes y del HUCA supone el reconocimiento a la la calidad en la atención a los pacientes con EII, dado que se revisan estándares tanto de instalaciones, como de servicios ofertados y de resultados.
-¿Qué garantías o beneficios conlleva para los pacientes de las unidades de EII que estos hospitales cuenten con la certificación de calidad del GETECCU?
-Básicamente los pacientes se benefician de una atención integral por parte de médicos de distintas especialidades, enfermería, hospitalización y hospital de día médico. También se oferta atención a demanda, caso de brotes o necesidad de contacto con la Unidad por otros motivos relacionados con la enfermedad.
-¿Cuántos pacientes se están tratando actualmente en la Unidad de EII del HUCA?
-Actualmente atendemos unos 2.300 pacientes, a partes iguales colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn.
-¿Cómo ha evolucionado ese dato respecto al de hace un año y respecto al de hace una década?
-Cada año hay 150 pacientes nuevos en la Unidad de EII del HUCA. Fácil de echar la cuenta; en el año 2030 (es decir dentro de 7 años) la Unidad atenderá 3.350 pacientes. Está claro que hay que buscar nuevas formas de atender a los pacientes; básico es contar con más enfermeras especializadas en EII pues solucionan más del 90% de las consultas no programadas de los pacientes y su función es de los aspectos que más valoran los pacientes (accesibilidad, profesionalidad y trato cercano). Por otra parte, dentro de la EII hay muchos tipos de pacientes y habrá que coordinar la atención con otros niveles asistenciales (Primaria) para que formas leves o no complicadas puedan ser atendidas de forma protocolizada, al igual que ocurre con los hipertensos, hipercolesterolémicos o diabéticos. Las Unidades deberán de centrase en los pacientes que realmente se benefician de una asistencia especializada como las formas de debut, los pacientes complejos (brotes graves, enfermedad perianal, otras enfermedades inmunomediadas asociadas), tratamientos inmunosupresores y/o biológicos. Por supuesto, siempre permitiendo un acceso a la unidad a los pacientes que lo precisen.
-Para concluir, parece que hay cierta relación entre países industrializados y una mayor incidencia de las enfermedades inflamatorias intestinales. La forma de vida occidental, ¿nos pasa factura?
-Así es. La forma de vida occidental ha permitido controlar enfermedades infecciosas, pero a costa de un aumento de enfermedades del sistema inmune. Países de Asia, África y Sudamérica, que se encuentran en vías de desarrollo (occidentalización) están empezando a tener un aumento de la incidencia de estas enfermedades. ¿Qué factores son los que aumentan el riesgo? Pues no se conocen bien pero quizás el tipo de alimentación rica en ácidos grasos saturados y azúcares y baja en fibra, el uso precoz de antibióticos; todos estos factores modificarían la microbiota intestinal, que se convertiría en una fuente desencadenante de inflamación en sujetos genéticamente predispuestos. Lo que se sabe aun menos es cual es el «gatillo» (fármacos, gastroenteritis…) que hace aparecer la inflamación, y que esta después se perpetúe en el tiempo.