El castigo a un niño de dos años en la guardería de Aller: «Si sigues llorando, te encierro en el baño»

ASTURIAS

Imagen de archivo de una escuela infantil
Imagen de archivo de una escuela infantil ANGEL MANSO

Educación ha investigado lo ocurrido y asegura que la profesora cuenta con una amplia trayectoria y que hasta ahora no había recibido ninguna queja

21 mar 2023 . Actualizado a las 16:52 h.

«Si sigues llorando, te encierro en el baño». Esta habría sido la amenaza y el posterior castigo que una de las profesoras de la Escuela Infantil Municipal Ayalgas, en el concejo de Aller, le puso al pequeño Martín, de dos años, según denuncia su madre Jimena Gómez. Tras cumplir el castigo, la familia asegura que el menor «se ha quedado traumatizado», por lo que desde el pasado mes noviembre ya no acude a la escuela de 0 a 3 años. La denuncia fue elevada hasta la Consejería de Educación, desde donde el Servicio de Inspección Educativa del Gobierno del Principado de Asturias abrió una investigación en la que se constatan los hechos y en la que se asegura que la docente cuenta con una amplia trayectoria profesional en la que hasta ahora no habría sufrido ninguna otra queja.

Según la versión de Jimena Gómez, los hechos -constatados por todas las partes- ocurrieron a principios del pasado mes de noviembre. Desde ese momento en el que fue castigado, Martín no volvió a pisar el aula, hace ya más de cuatro meses. El castigo venía precedido del llanto del pequeño, que buscaba regresar a casa con sus padres: «Ya iba mal a clase porque hacía poco que había nacido su hermano y quería estar con nosotros, lloraba mucho». Fueron precisamente esos lloros los que habrían provocado que la profesora de la escuela parara una actividad de lectura con los pequeños para encerrar a Martín en el baño durante un breve periodo de tiempo, de aproximadamente un minuto. «Está súper bien eso de leer cuentos, pero antes tendríamos que enseñarles a relacionarse con los demás, a ser empáticos, a comprender o a observar. Deberíamos ser su ejemplo y más una persona que está educando. Si un niño llora lo suyo es consolarlo. Abrazarlo en lugar de meterlo en el baño, independientemente del número de niños que tenga a su cargo», señala Gómez.

«Mi hijo no fue el primero, pero espero que sí sea el último»

Cabe destacar que la escuela no depende directamente del Principado, sino del propio Ayuntamiento de Aller, al que la Consejería de Educación ya ha remitido el informe. «No han solucionado nada más que la profesora admitiera su error», clama Jimena Gómez, añadiendo que «mi hijo no fue el primero, pero espero que sí sea el último». Recuerda la madre que llegó a acudir a la escuela en busca de una conversación con la docente, sobre todo para saber si lo que el pequeño había comentado en casa era o no verdad: «Más allá de reconocer el castigo me encontré una respuesta altiva por su parte, además de minimizar lo ocurrido».

Según explica la madre de Martín, el baño estaría separado del aula por una cristalera, por lo que el pequeño se habría quedado llorando a la vista del resto de sus compañeros. Unos hechos que le habrían provocado un trauma al menor. «No quiere ir a la escuela», señala Gómez. El recuerdo que el menor guarda de la situación iría a mayores, ya que cuatro meses después de ser castigado continúa con ello en su cabeza: «Hace poco que me reincorporé al trabajo de la baja por maternidad y me preguntó que si en la oficina lloraba si también me encerraban en el baño». Además, después del verano el menor empezará al colegio y ya pregunta, asegura la madre, si le va a pasar lo mismo que en la guardería.

Después que la parte implicada reconociera la imposición del castigo, según constata el informe de la inspección educativa, a los padres se les plantearon dos opciones: que Martín volviera al grupo con el resto de compañeros o bien bajarlo de nivel con niños más pequeños que él. «Lo que han visto esos niños ha sido a un adulto meter a uno de ellos en el baño porque quería ir a su casa con su madre. A ver quién se atreve ahora a llorar o expresar libremente sus sentimientos», clama Gómez.