La Fórmula 1 desde dentro: el ingeniero asturiano que trabajó con Fernando Alonso en McLaren

ASTURIAS

Miguel Zapico junto al MP4/2C de Alain Prost, el coche con el que quedó campeón de Fórmula 1 en 1986; a la derecha el MP4/4 de Ayrton Senna, campeón en 1988; al fondo el MP4/5 de Alain Prost, campeón en 1989
Miguel Zapico junto al MP4/2C de Alain Prost, el coche con el que quedó campeón de Fórmula 1 en 1986; a la derecha el MP4/4 de Ayrton Senna, campeón en 1988; al fondo el MP4/5 de Alain Prost, campeón en 1989

El castrillonense Miguel Zapico explica su experiencia en la escudería británica: «Fue la entrevista más dura que haya visto nunca»

17 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

 Graduado en Ingeniería Mecánica por la Universidad de Oviedo, el castrillonense Miguel Zapico, de 48 años, estuvo trabajando para el equipo Mclaren de Fórmula 1 durante dos temporadas, en 2016 y 2017. Su trabajo en el Centro de Tecnología McLaren, ubicado en Woking (Surrey, Inglaterra), se basaba fundamentalmente en el desarrollo de la tecnología con la que posteriormente se optimizada el coche de carreras. Fue entonces cuando coincidió con Fernando Alonso en su segundo periplo con el equipo británico, además de otros pilotos como Jenson Button. «Para mí fue un sueño hecho realidad, no podía creérmelo cuando caminaba por aquellos pasillos. Me entraba hasta una sensación de vértigo en el estómago», asegura Zapico, quien actualmente trabaja en procesos de optimización matemática para Arcelor Mittal.

 Tras terminar sus estudios en Oviedo, Zapico siguió formándose en la Open University de Inglaterra, en un Máster en Matemáticas. También doctorado en Ingeniería y Optimización, el ingeniero asturiano compaginó sus estudios en Reino Unido con trabajos en varias empresas de vehículos industriales como Hyster o Linde. Fueron precisamente esos primeros pasos los que le abrieron las puertas de McLaren: «Salió un anuncio de trabajo para Modelado y Simulación, lo solicité y me llamaron para la entrevista. Fue la más dura que haya visto en cualquier sitio. Te ponen problemas para resolver y la verdad es que son muy duros. Se aseguran de que vas a poder a hacer el trabajo, buscando sobre todo tus capacidades de razonamiento».

«A nivel tecnológico, los equipos de Fórmula 1 puede que sean las empresas más avanzadas del mundo»

 Ya en la sede del equipo, su trabajo diario consistía en el desarrollo de modelos matemáticos y de software en el simulador que utilizaban los pilotos. Lo hacía junto a un equipo de diez personas, ningún otro español. «Nuestra misión era buscar que el piloto tuviera las sensaciones más cercanas a la pista, con el objetivo de minimizar lo máximo posible los test del coche en pista, ya que eso llevaría mucho más tiempo y dinero», explica. El sistema del simulador, añade, era capaz de simular los tiempos por vuelta dependiendo de la infinidad de configuraciones del coche. Todo ello sin la necesidad de que el piloto lo estuviera usando, a través de un algoritmo. Un trabajo de vital importancia para el desarrollo posterior de ciertas piezas del coche. «El trabajo allí es muy duro. A nivel tecnológico, los equipos de Fórmula 1 puede que sean las empresas más avanzadas del mundo. Hay mucha presión por hacerlo todo a un nivel muy alto y con gente que trabaja muy bien».

Miguel Zapico junto al MP4/4 de Senna 1988, el coche con el que Senna y Prost ganaron 15 de las 16 carreras ese año
Miguel Zapico junto al MP4/4 de Senna 1988, el coche con el que Senna y Prost ganaron 15 de las 16 carreras ese año

Una vez que el equipo lograba dar con los tiempo por vuelvo más rápidos, eran los pilotos los que probaban los reglajes para sus posteriores ajustes en función de las sensaciones particulares de cada uno. «De esta forma lográbamos unos ajustes más precisos», comenta Zapico. Aunque el asturiano no llegaba a desplazarse a las carreras, sí que en ellas había otro equipo encargado de realizar simulaciones en directo con la misma tecnología. Por ejemplo, para que el equipo supiera en tiempo real el desgaste de neumáticos o la previsible respuesta del coche en función de ciertos reglajes. «El hecho de entrar en la fábrica era algo muy especial. Es posiblemente el edificio más limpio del planeta. Cerca de 70 personas limpiaban continuamente, incluso en los talleres. Ron Dennis (expresidente ejecutivo de McLaren Automotive y McLaren Group) era una persona obsesionada con la perfección», recuerda Miguel Zapico

¿Qué diferencia a un simulador de un videojuego?

Con el paso de los años, el desarrollo de los videojuegos de Fórmula 1 ha llegado a un punto en el que cada vez las sensaciones son cada vez más cercanas a la realidad. Sin embargo, ¿qué es lo que les diferencian de un simulador profesional de una escudería? Zapico explica que la diferencia fundamental se encuentra en las sensaciones del movimiento en función de parámetros como giros en pista, la aerodinámica, la presión atmosférica, los propios muelles del monoplaza o el impacto de factores externos como la climatología, entre otros. «Los videojuegos replican el comportamiento del coche de una forma muy real, pero sin la precisión de un simulador de carreras profesional. Este tiene que ser capaz de predecir lo que va a pasar y no puede tener errores. El videojuego no necesita ese nivel de precisión, porque no deja de ser un juego».

Para llegar a trabajar para una escudería de Fórmula 1, en las que la demanda internacional es muy alta, Zapico comenta que la mayoría de las personas con las que él trabajaba habían pasado anteriormente por universidades con reconocido prestigio, con expedientes académicos brillantes, por ejemplo en la Universidad de Cambridge. «Es muy importante haber hecho prácticas antes, lo valoran mucho», señala. Respecto al apartado económico, el asturiano explica que los trabajadores de las escuderías se mueven más por afición que por el propio dinero, ya que la dedicación y el sacrificio es muy alto: «Por la diferencia de salario que hay con otros trabajos en el mismo sector y el estrés al que estás sometido, no merece tanto la pena si no eres aficionado a la Fórmula 1».