El grito de alerta de la patronal de la construcción: hacen falta 14.000 trabajadores en el sector en Asturias

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Un trabajador de la construcción, en foto de archivo
Un trabajador de la construcción, en foto de archivo JOSE PARDO

Desde CAC-Asprocon se advierte que la falta de mano de obra puede dificultar la ejecución de los fondos de recuperación europeos

13 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hay una consecuencia común en muchos sectores laborales y, por tanto, un fenómeno transversal en la economía pospandemia es la falta de mano de obra, un efecto que se da en ámbitos tan diferentes como la hostelería o la informática. Pero si hay un sector en el que la escasez de trabajadores cualificados se ha convertido en un problema crítico ese es la construcción, en gran medida, por la amenaza que puede significar no disponer de mano de obra para llevar a cabo los planes de recuperación económica.

Tras el fin de la pandemia, la Confederación Nacional de la Construcción estimaba que en los próximos años la construcción necesitará en España unos 700.000 empleos para poder atender el crecimiento de la demanda y los proyectos financiados con fondos europeos en los que necesariamente intervendrán empresas del sector. De acuerdo a esas previsiones y considerando que Asturias cuenta aproximadamente con el 2% de todo el empleo que actualmente genera la industria nacional de la construcción, la estimación que hace desde la patronal asturiana de la Construcción, CAC-Asprocon, es que las empresas del ramo podrían crear en la región al menos 14.000 los puestos de trabajo aprovechando las buenas expectativas para ejercicios venideros. No obstante, un matiz que hace el presidente de este colectivo, Joel García, es que «esas buenas exceptivas se han visto moderadas por la escalada inflacionista y el alza de los costes de la energía, así como por la demora en la llegada de fondos europeos», aunque el mismo señala que, en cualquier caso, «lo cierto es que la construcción asturiana tiene capacidad para incorporar varios miles de trabajadores».

Un dato que aporta la Confederación Asturiana de la Construcción es que «al cierre de 2022, había en Asturias 1.830 empresas en nuestro sector, con 10.436 trabajadores sujetos a convenio y en total 26.175 vinculados a actividades de la construcción, incluyendo autónomos», unas cifras que, aseguran, «no se alcanzaban desde el año 2012» y que son indicador de que «el sector goza de buena salud, pese a las dificultades derivadas de la coyuntura que hemos comentado».

La pregunta que surge ante la confirmación de que el sector de la construcción requiere más trabajadores es si esa carencia de profesionales cualificados está lastrando la ejecución de obras o, incluso, puede poner el solfa la tan ansiada recuperación económica tras la pandemia. Lo que traslada Joel García a este respecto es que si bien «esa falta de trabajadores en casi todas las disciplinas que abarcan las actividades de la construcción supone en ocasiones que algunas empresas vean ralentizada la marcha de sus proyectos», la situación no llega «hasta el punto de frenar su actividad, por fortuna». «En cualquier caso, es evidente que sin esa carencia de profesionales que comentamos, las empresas podrían trabajar más cómodamente», añade el presidente de CAC-Asprocon. Es más, el mismo añade en relación a los fondos europeos de recuperación Next Generation que lo que puede ocurrir es que «si no tengo toda la fuerza laboral que necesito para acometer una obra o un proyecto porque no hay suficientes  trabajadores, lógicamente no podré ejecutarlo o lo haré con dificultades», lo que puede conllevar a que esa «pueda ser también una de las razones que haga que empresas desistan de optar a esos fondos».

Respecto a los puesto o perfiles que dentro del sector de la construcción son más difíciles de cubrir, desde CAC-Asprocon indican que los oficios más demandados son los albañiles oficinales de primera, los albañiles para la impermeabilización o reparación de cubiertas, los soladores o alicatadores oficinales de primera, los colocadores de yeso laminado y los trabajadores para actuaciones en vertical, así como los encofradores, pintores, operadores de maquinaria de excavación o operadores de grúa.

Los jóvenes, reacción a trabajar en la construcción 

Otro hándicap al que está teniendo que hacer frente el sector de la construcción asturiano es al relevo generacional. Desde la patronal explica Joel García que en pleno boom del ladrillo, el cálculo era que «un 25% de los afiliados a la construcción eran inmigrantes y de ellos, una gran mayoría se marcharon o bien a sus países de origen o bien a otros territorios de Europa con un sector de la construcción mucho más pujante que el nuestro». A esto añade que quienes contaban con la mejor cualificación eran los más veteranos que, diez años después, se han jubilado o están a punto de hacerlo. Así, «de todos aquellos situados entre los 35 y 55 años que hace diez años trabajaban en el sector, buena parte de ellos que perdieron su empleo se han recolocado en otras actividades y se muestran reacios a volver», manifiesta el presidente de CAC-Asprocon, quien también apunta que, a su vez, «observamos que los jóvenes no terminan de querer venir a la construcción, a pesar de que el sector se está transformando con nuevas especialidades técnicas, muchas de ellas vinculadas con las nuevas tecnologías, la digitalización, los nuevos materiales o las nuevas tendencias constructivas».

«Hay que insistir en transmitir a los jóvenes asturianos que la construcción es un sector muy atractivo para trabajar, con muchas salidas profesionales y con unos sueldos muy dignos», traslada Joel García, quien hace referencia también a que en Asturias se cuenta con la Fundación Labora de la Construcción, una herramienta que puede ayudar a quienes quieran trabajar en el sector. Así, el mismo comenta que «la FLC actúa como centro formativo y como agencia de colocación. En sus cuarenta años de existencia, este ente, auspiciado por la Confederación y los sindicatos del sector, ha formado a más de 73.000 alumnos -desempleados y trabajadores en activo-, abriendo las puertas del mercado laboral o mejorando la situación profesional de gran parte de quienes han pasado por las aulas y talleres de sus centros de Ribera de Arriba y Gijón».

El estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 y sus consecuencias en el empleo de la construcción podrían ser las causas de que los trabajadores miren a este sector aún con recelo. Sin embargo, Joel García incide en que el sector «se ha recuperado de aquella crisis sobradamente y sin alcanzar las cifras del llamado boom -que luego tuvieron las consecuencias por todos conocidas- vemos que mantenemos una senda de crecimiento sostenido a pesar de las muchas dificultades que afrontamos, algunas de carácter macro económico y otras más ligadas al terreno como la baja inversión pública o los escollos burocráticos que todo lo ralentizan», concluye.