El hub industrial sobre el acero, y la planta piloto de pruebas esperan el arranque de la regasificadora del Musel
15 jun 2023 . Actualizado a las 14:46 h.Con el anuncio de Alemania de que se sumará al conducto H2Med, Asturias se pone en la espita del llamado a ser el Gran Tubo Europeo de conexión del hidrógeno verde, una iniciativa en la que participan Portugal, España y Francia también. La parte española de esta iniciativa tiene en Asturias el punto de unión de las dos columnas vertebrales del corredor del hidrógeno que recorren la península. Por varios factores: Asturias acoge el mayor proyecto de aprovechamiento de esta fuente de energía en un hub el que participan empresas como ArcelorMittal o Fertiberia entre otras, el HyDeal España; además la comunidad pondrá en marcha una planta piloto industrial para la realización de pruebas y la investigación sobre el hidrógeno verde. Y también por otro elemento que funcionará a medio plazo en esa sinergia: la regasificadora del Musel.
¿Cuánto tardará en estar operativa? En principio estaba prevista su apertura en este mes de enero pero apenas falta una semana para que concluya y sigue sin conocerse el sello definitivo del último trámite administrativo que falta, la autorización de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en lo que atañe, según pudo saber La Voz de Asturias, al régimen económico -la retribución concreta de cada instalación a partir de su precio de adjudicación, de los parámetros retributivos de la tecnología a la que corresponda, de las características propias de cada instalación y de su participación en el mercado eléctrico-. Este verano, el pasado mes de agosto, la compañía propietaria, Enagás, inició ya el proceso de selección del personal, una plantilla de medio millar de personas para arrancar la infraestructura.
Encenderla no es tan sencillo como apretar un botón, pero una vez que se tenga el visto bueno de la CNMC, la regasificodora poría estar funcionando «rápidamente». Porque la regasificadora de Musel tendrá un uso inmediato para la recepción y transporte de gas licuado, muy demandado en centroeuropa tras el corte ruso por la guerra de Ucrania pero, a medio plazo, sus usos pasarán por el hidrógeno verde. Alemania será destino final del muchas operaciones que arranquen en Asturias.
«H2Med estará en funcionamiento en 2030 y se espera que sea capaz de transportar desde España dos millones de toneladas de hidrógeno verde al año, lo que representará el 10% del total consumido por la UE. En 2050 se estima que el 20% de toda la energía en Europa será hidrógeno renovable»; destacó el Ministerio para la Transición Ecológica tras el anuncio de la incorporación de Alemania al proyecto de Portugal, España y Francia.
La gran demanda europea
Europa quiere, y necesita, vestirse de verde. A lo largo del Continente se están poniendo en marcha centenares de proyectos para sustituir los combustibles fósiles por alternativas renovables de forma exprés. Al menos 750 de ellos tienen como protagonista el hidrógeno verde, según la Alianza Europea del Hidrógeno Limpio. Solo en España hay 84 en cartera, con capacidad para añadir 15 gigavatios (GW) al sistema, que tiene 118,2 GW instalados sumando todas las fuentes (eólica, hidráulica, cogeneración con gas, nuclear, solar etc.). De materializarse toda esa potencia se podría cubrir el 15 % de la demanda nacional eléctrica.
El objetivo de la UE es instalar 40 GW de electrolizadores —dispositivos para generar hidrógeno— en el conjunto del bloque en el 2030. Al menos cuatro de esos gigavatios en España, según la hoja de ruta del Ministerio para la Transición Ecológica. Bruselas estima que el hidrógeno verde concentrará entre el 13 y el 20 % del total de la energía producida en el 2050. Para conseguir exprimir al máximo su potencial para descarbonizar la economía, será necesario desplegar nuevas infraestructuras y adaptar industrias, cambiando el mapa energético europeo.
¿Cómo se produce el hidrógeno?
Se necesita una fuente de energía primaria. En la actualidad, más del 96 % se produce con gas, lo que genera emisiones de CO2. No obstante, los proyectos en los que se trabaja prevén el uso de fuentes renovables, como la biomasa o la energía eólica. El hidrógeno verde se consigue por electrólisis. Es un proceso en el que se aplica electricidad al agua para separar sus componentes (hidrógeno y oxígeno). Es un combustible preciado por su alto rendimiento, versatilidad y porque no genera apenas huella ambiental. Actualmente se consume en refinerías, para tratar el combustible, y en plantas químicas.
¿Cómo transformará la economía?
Para aprovechar el hidrógeno se necesita una red de hidroductos y plantas de almacenamiento. La mayor parte de los gasoductos que atraviesan Europa habrá que sustituirlos porque las tuberías (metálicas), válvulas y bombas no están adaptadas a un gas tan ligero, pudiendo provocar fugas y reacciones químicas que debilitarían los materiales. Por eso hoy solo se puede inyectar un 20 % al mezclarlo con el gas. En función del uso que se le quiera dar, también habrá que adaptar fábricas, viviendas y estaciones de servicio. Las refinerías, por ejemplo, ya utilizan hidrógeno gris para tratar el crudo. Tan solo tendrían que cambiar de proveedor. Lo mismo le ocurre a las fábricas de fertilizantes. Sí tendrán que adaptar quemadores las factorías termointensivas o las acerías. En los hogares, el hidrógeno tiene potencial para sustituir las instalaciones a gas, aunque aún tiene difícil competir con las bombas de calor.
¿Qué proyectos están en marcha en Europa?
La mayoría de los proyectos se concentran en Noruega y la península Ibérica —Portugal ha aprobado esta semana la primera ley para regular las subastas de hidrógeno y Cepsa tiene proyectadas inversiones de 3.000 millones para dos plantas de hidrógeno verde en Cádiz—, aunque es en el noroeste de Europa (Países Bajos, Bélgica, Alemania, Dinamarca y el Reino Unido) donde llevan la delantera. Alrededor del Mar del Norte se concentra el 60 % de la demanda. La compañía noruega Equinor y la alemana RWE están desarrollando allí AquaSector, un parque eólico marino de 300 megavatios conectado a electrolizadores que producen hidrógeno verde, y estudian la construcción de un hidroducto azul —bajo en carbono— para conectar ambos países. También se prevé la creación de nuevas terminales en puertos, como las que Shell quiere terminar en Sines (Portugal) y Hamburgo (Alemania) en el 2026 , un año después de la fecha que se ha dado la Autoridad Portuaria de Róterdam. Advario y Fluxys trabajan en una nueva terminal de importación de amoníaco verde en Amberes y hay multitud de iniciativas de almacenaje.
La empresa noruega Blastr Green Steel también ha anunciado una de las mayores inversiones en la historia de Finlandia. Destinará unos 4.000 millones de euros y ofertará 1.200 empleos para poner en marcha una planta de acero alimentada por hidrógeno verde. Su puesta en marcha está prevista para finales del 2026.
¿Puede competir con la gasolina o el diésel?
El coste del kilogramo de hidrógeno es de 6 euros, sin impuestos. Es imposible que compita con el diésel o la gasolina. Pero eso podría cambiar en 10 años ya que la previsión es que a lo largo de esta década el precio baje hasta los 2 euros el kilogramo, y en ese umbral ya es competitivo. Todo dependerá de los costes, la mejora de la eficiencia, la disponibilidad de electrolizadores y materias primas y de la fiscalidad futura.