Los triples comicios que se avecinan, municipales, autonómicos y generales, harán de este año un intenso y ruidoso año político
02 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.En mayo de 2023 se cumplirán exactamente 40 años de las primeras elecciones autonómicas asturianas. Y, como en los movimientos planetarios, una vez cada cierto tiempo los procesos electorales se alinean y se produce un extenuante triple año electoral en Asturias, que ocurrirá precisamente en los próximos doce meses. Iremos a las urnas para elegir alcaldes, parlamentarios de la Junta y diputados y senadores nacionales.
¿Cómo ha evolucionado la vida política desde aquellos primeros comicios autonómicos, que hoy parecen tan lejanos? La primera legislatura (1983), tras la aplastante victoria de Felipe González en Madrid, supuso una victoria poco sorprendente del PSOE en Asturias, aunque con números que ya quisiera en la actualidad: Pedro de Silva arrasaba con más del 51% de los votos y 26 de los 45 escaños en disputa, el mejor resultado de la historia del partido hasta ahora. Una absoluta indiscutible. Y su opositor de Alianza Popular fue, curiosamente, Francisco Álvarez-Cascos, que obtuvo 14 escaños. Será de los pocos, si no el único, que repita el próximo año desde aquella primera y lejana cita electoral.
Desde entonces, la trayectoria de los partidos ha sufrido notables altibajos y sobresaltos a lo largo de las once legislaturas, tanto en la izquierda como en la derecha. Los socialistas vivían sus horas más bajas en 2015 con la irrupción de Podemos, cuando un poco carismático Javier Fernández solo podía sentar a 14 diputados en la cámara. No obstante, pudo gobernar con el apoyo morado.
Por la derecha, en dos ocasiones se tocó el poder brevemente: con Sergio Marqués (1995) y cuando Francisco Álvarez-Cascos (2011) se echó al monte con su propio spin-off del PP y acabó, como en el asalto de Moncada, llegando de rebote al palacio de Presidencia. Eso sí, en este caso por las urnas perplejas.
Presente y futuro
En esta última legislatura, las votaciones de 2019 dejaban un regusto agridulce para el PSOE. Si bien Adrián Barbón recuperaba una digna representación de 20 diputados, seis más que los de Javier Fernández, aún se quedó a tres de la mayoría. Se hacía necesario el auxilio de Podemos e IU para la investidura mientras que, en la derecha, el PP volvía a tocar el fangoso fondo (10 diputados), un Foro Asturias sumido en el caos se acercaba a la irrelevancia (de los 16 que tuvo en 2011 hasta los 2 escaños de 2019); Ciudadanos cobraba algo de fuerza (5) e irrumpía la derecha irredenta de Vox (2).
Barbón volverá a ser el candidato, por el momento indiscutido, del PSOE. El joven lavianés confirmó el pasado mes de septiembre que repetirá para intentar revalidar su mayoría. La incógnita es si podrá contar con los votos de otras formaciones a su izquierda, siempre aquejada de mitosis y cainismo crónico. Si finalmente es la plataforma Sumar de Yolanda Díaz o el Podemos de Iglesias/Montero/Belarra, o ambos, los que se presentan, el resultado es por el momento difícil de predecir. De momento, en las últimas elecciones las tres formaciones de izquierda sumaron entre las tres el 50% de los votos.
En cuanto al espacio de la derecha, está por ver cuántos votos de Ciudadanos y Vox vuelven a la casa del PP, tras unos meses rocambolescos, a tono con lo ocurrido en el ámbito nacional con la defenestración de Pablo Casado por los suyos, Génova anunciaba muy recientemente la designación de Diego Canga, un alto funcionario con largar carrera en la UE, como cabeza de lista en el Principado.
El nuevo candidato es un político veterano que viene a sustituir a Teresa Mallada, quien obtuvo unos magros resultados en 2019, con solo el 17% de los votos y ha sido apartada sin contemplaciones. Aunque no se puede decir que Canga haya vivido de cerca la política asturiana -es casi un desconocido en la comunidad-, el cambio de perfil y el previsible desplome de Ciudadanos podría dar un cierto impulso a los populares asturianos, de derrota en derrota desde que Francisco Álvarez-Cascos rompiera el partido al fundar su propia formación en 2011. Para tener opciones de gobernar, debería doblar su cifra actual de escaños en la Junta, lo que no es en absoluto imposible, pero parece difícil de conseguir. También está por ver si Vox se mantiene en torno a sus dos escaños y, en su caso, qué pediría a cambio de un presumible apoyo al PP.
El escenario más probable, en conclusión, es que quien gane los próximos comicios autonómicos asturianos se vea obligado a pactar apoyos para conseguir la investidura. Y lo que es más espinoso, después tendrá que negociar los presupuestos año por año y punto por punto, o someterse a una incómoda y correosa prórroga presupuestaria.
Panorama nacional
A lo largo de estos 40 años de legislaturas autonómicas, solo en cuatro ocasiones coincidieron elecciones autonómicas y generales en el Principado, y todas ellas en época relativamente reciente: En los años 2011, 2015 y 2019.
Claro está que, desde la llegada de la geometría política líquida, el tablero se complicó en toda España, aunque algo menos en Asturias, donde el escaso número de puestos a repartir (7 en total) dificulta la fragmentación merced a la ley de D’hondt. En los últimos comicios, el PSOE obtuvo 3 diputados, por dos del PP (en coalición con Foro), uno de Unidas Podemos-IU-Equo y uno de Vox.
Si atendemos al número de votos comparados con los comicios autonómicos, ocurre un fenómeno llamativo: los socialistas recibieron prácticamente el mismo número de votos en ambas (186.000), mientras que en el PP se produjo una notable diferencia: Mallada obtuvo muchos menos (92.300) que la candidatura popular al Congreso por Asturias (130.000), lo que confirma el escaso tirón de la candidata local.
El resultado de Podemos e IU no es comparable en ambos comicios, puesto que confluyeron en una sola candidatura nacional y en listas separadas en Asturias. Y en cuanto a Vox, mientras el candidato para la Junta fue votado por casi 34.000 ciudadanos, su lista nacional obtuvo más del doble, 88.000, lo que le dio el escaño a José María Figaredo. ¿Es esto una muestra del escaso interés de los verdes por la política autonómica? Solo quienes depositaron la papeleta lo saben.
Desde el PSOE ya anunciaron que Adriana Lastra repetirá como número uno de la candidatura para el Congreso, mientras que en el PP está por confirmar si Paloma Gázquez volverá a ser la elegida para encabezar su partido en las generales en Asturias.
Tal vez esos siete mujeres y hombres que representarán el voto asturiano en Madrid no inclinen la balanza en uno u otro sentido, pero ningún partido está ahora para hacer ascos a un puñado de votos, de modo que es muy probable que veamos a los líderes nacionales desfilar por Asturias dentro de un año, antes de la votación que decidirá el 10 de diciembre de 2023 la composición del Congreso y del próximo gobierno de España.