Casi un mes y medio después de que se le perdiera el rastro, el paradero de la joven sigue siendo una incógnita
18 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Casi un mes y medio después de que se le perdiera el rastro el pasado 8 de noviembre, el paradero de Sandra Bermejo sigue siendo una incógnita. Psicóloga madrileña de 32 años, hace dos años se había mudado a Gijón, donde trabajaba como psicoterapeuta. El día de su desaparición era martes, había tenido una sesión con una paciente por la mañana, tenía otras dos sesiones que fueron anuladas y por la noche tenía clase de teatro. No llegó a aparecer ni tampoco avisó a la amiga con la que acudía a estas clases.
El miércoles también tenía prevista una videollamada con su familia, que reside en Madrid, y tampoco apareció. Ese día es cuando, entre sus familiares y amistades de Gijón, saltan las alarmas y se denuncia su desaparición tras comprobar que tampoco respondía en su domicilio. La vivienda estaba como siempre, ordenada y con la nevera llena. Su familia dice que estaba ilusionada con el reciente nacimiento de su primer sobrino y que tenía previsto acudir unos días a Madrid. También se ha dicho que tenía planificadas citas con pacientes y muchos planes de futuro.
En su casa sí se echó en falta su coche, que fue localizado en el entorno de Cabo Peñas, el último lugar en el que la sitúa la geolocalización de su teléfono móvil. El vehículo estaba en el aparcamiento más próximo a la peña La Gaviera, en el vértice que se encuentra tras el faro del Cabo Peñas. Durante esos primeros días de investigación policial se analizaron grabaciones de seguridad para tratar de situarla en los 30 kilómetros de distancia que separan Gijón del Cabo Peñas. También se revisaron sus aparatos electrónicos y se recabaron los testimonios de su círculo de amistades en Gijón.
En el interior del vehículo se encontraban sus efectos personales, pero no su móvil, del que se tiene la última señal minutos después de las cinco de la tarde de ese 8 de noviembre. A partir de entonces quedó desconectado. Tras el llamamiento de colaboración ciudadana que hizo la asociación SOS Desaparecidos, que está apoyando a la familia de Sandra Bermejo en este trance y que pidió a quienes hubieran estado ese día en el Cabo Peñas que se pusieran en contacto por si pudieran aportar información de interés, aparecieron testigos que efectivamente dijeron haber visto a la joven, paseando sola por uno de los senderos de la zona.
Ha trascendido, a través de los testimonios de familiares y del presidente de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, que Sandra, como apasionada de la naturaleza y del senderismo, solía ir habitualmente a pasear por la zona del Cabo Peñas y que la conocía perfectamente. Y se ha dado por hecho que el día en el que se le pierde la pista fue hasta allí para dar un paseo, aprovechando que tenía la tarde libre hasta la clase de teatro, que comenzaba a las ocho y teniendo en cuenta que el atardecer de aquel día fue sobre las seis de la tarde.
El amplio dispositivo de búsqueda por tierra, mar y aire, que peinó al detalle el entorno del Cabo Peñas y toda la costa entre Avilés y Gijón, no dio ningún resultado en aquellos primeros días. Recientemente, también a través de la colaboración ciudadana solicitada por SOS Desaparecidos, se encontró una camisa blanca en el acantilado, a medio precipicio, en una de las pequeñas playas que abundan en la zona, que pudo ser recuperada por la Policía, tras revisar la zona con drones. La talla coincidía con la de Sandra y se iba a tratar de cotejar su ADN.
La familia, con la que la joven no reside desde hace dos años, lógicamente no pudo reconocer la prenda, que podría ser o no de la joven. Ha trascendido que el día de su desaparición, al menos en la sesión que tuvo aquella mañana, llevaba una camiseta blanca de pico y manga corta. Otro ciudadano también encontró, tierra adentro, una etiqueta de unas mallas negras de la misma talla de la joven, de 1,62 metros y 58 kilogramos. Hay que tener en cuenta que en la zona los vientos suelen ser habitualmente muy fuertes y, desde su desaparición, se han ido encadenando varias borrascas.
Desde el principio se han mantenido abiertas todas las líneas de investigación. La Policía Nacional, que retomaba los rastreos por mar esta semana con la colaboración de agentes de los GEO, explicaba que su principal hipótesis en todo caso es que se trata de una desaparición voluntaria en el mismo entorno de Peñas. Sus familiares siempre han descartado un suicidio e incluso una caída accidental, aduciendo que conocía la zona y, lógicamente, sus peligros.
Amills, que ejerce como portavoz familiar, incluso ha llegado a tachar de «esperpento» la principal hipótesis de los investigadores, indicando que la familia está «indignada» porque descartan tajantemente un suicidio -dados los fuertes vínculos familiares, laborales y sociales de la joven- o una desaparición por su cuenta, sin avisar y con el daño que el no saber de ella supondría para sus allegados.
Amills, que no ha pasado por alto que la Policía le dijo a la familia que se llevara el coche de la joven al poco de encontrarlo en lugar de iniciar las batidas de los perros desde donde estaba aparcado, también viene manteniendo que podía tratarse de una desaparición no voluntaria, en la que estuvieran implicadas terceras personas. En ese sentido, el psicólogo Javier Urra, que fue profesor y jefe de Sandra Bermejo en Madrid, apuntaba recientemente que la investigación de sus redes sociales podría ser clave para resolver el misterio de la desaparición de una joven que, según ha repetido en diversas intervenciones televisivas, era brillante, con una nota media de 9,80 en sus estudios, y con grandes cualidades como persona: sociable, inteligente, generosa.
También fue él quien señaló que en las redes sociales era público que la joven tenía contacto con lo que denominó grupos espirituales en los que se consume ayahuasca. Sandra, que era experta en psicoterapia integradora con base humanista, efectivamente había participado en retiros y practicaba terapias enfocadas al desarrollo personal y a la sanación, como puede ser el consumo de ayahuasca. De todas formas, no ha trascendido evidencia alguna de que estas experiencias tengan relación con su desaparición.
Este fin de semana también se iban a retomar los rastreos por tierra. Hasta 42 efectivos de Bomberos del Principado y Protección Civil participarán hoy en este amplio operativo que coordina la Policía y que comprenderá toda la zona comprendida entre el islote de la Capilla y la Punta del Cabo, llegando también hasta la playa de Verdicio y a Bañugues.