Un Alvia fue el primer tren eléctrico en atravesar la infraestructura que abrirá en mayo Asturias a la alta velocidad ferroviaria
10 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.En los andenes de La Robla, en León, los periodistas de ambos lados de la Cordillera Cantábrica esperaban junto a las autoridades presentes (no acudió ningún cargo relevante del gobierno de Castilla y León) a la llegada de la ministra de Transporte, Raquel Sánchez, mientras en el Alvia de Renfe calentaba motores, por decirlo de alguna manera, a muy pocos metros del primero de los túneles de la Variante de Pajares.
Fue una jornada histórica, y nadie dejó de repetirlo (lo hicieron presidentes y ministros y también el maquinista) porque era la primera ocasión en que un tren eléctrico, conectado a la catenaria cruzaría los túneles que se han demorado durante casi 20 años para dar paso a los ferrocarriles de alta velocidad entre Asturias y la meseta. Para pasajeros y mercancías. A falta de las última pruebas de seguridad, Sánchez aseguró sin querer marcar una fecha precisa en el calendario que los billetes estarán a la venta en mayo del año próximo: «ya es una realidad».
Lo es. En los asientos del Alvia, el tren arrancó con la promesa de llegar a los 160 kilómetros por hora atravesando los túneles. Es una velocidad mucho menor de la que llegará a alcanzar cuando esté a pleno funcionamiento la próxima primavera (podrá llegar a los 275 en los trayectos comerciales) y con la promesa de que se pueda viajar desde Asturias y Madrid, viceversa, en dos horas y 43 minutos. El tren cogió rápido la velocidad desde el primer andén al primer túnel y a mitad de este primer breve trayecto llegó a los 162 kilómetros por hora. Hubo fotos para la posteridad y casi al instante empezó a frenar porque la luz al otro lado ya era la de Asturias.
El trazado de este primer viaje son casi 50 kilómetros (25 del túnel de Pajares en sí) y se atravesaron en unos 20 minutos. Adif distribuyó en cada asiento un folleto con una descripción somera de la obra, una auténtica proeza de la ingeniería, «la más compleja de España y también de las más complejas de Europa», dijo la ministra, que cuenta una hazaña de la construcción en su haber y un sobrecoste, elevando a 4.000 millones de euros las dos décadas de trabajos, en su debe. La otra cara incluía un esquema de los túneles de Pajares y de Pontones.
Por fin el tren se detuvo en Campomanes, en el concejo de Lena. Allí aguarda el intercambiador en el que, sin que ningún viajero tenga que cambiar de tren, ni levantarse del asiento, ni hacer ningún transbordo; los vehículos cambiarán de vía para conectar con los principales núcleos urbanos del centro de Asturias a través de la red de cercanías.
Llevar las vías de alta velocidad hasta Oviedo o Gijón supondría aumentar aún más los costes en millones de euros para ganar alrededor de 10 minutos de viaje. Uno de los responsable de Adif explicaba minutos antes de iniciar el trayecto que el espacio porque podría transcurrir además esa hipotética vía era demasiado estrecho. Hubo momentos también en los discursos, lo recordó Barbón al hablar retrasos por razones geológicas unidos a demoras por cuestiones políticas, que uno de los últimos debates bizantinos fue el empeño en cambiar el ancho de vía impidiendo que pudieran pasar las mercancías. No será así, desde mayo (si todo se cumple) cruzarán los túneles pasajeros y vagones con productor industriales. Y no pocos. Poder dejar atrás la viaja rampa de Pajares, trazada en el siglo XIX, multiplica las toneladas que se pueden mover desde Asturias a la meseta.