Las conversaciones no tienen avances con los aliados tradicionales pese a haber adelantado la ronda de contactos en septiembre
09 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.En el pasado Debate de Orientación, el conocido popularmente como debate sobre el estado de la región, el presidente asturiano, Adrián Barbón, recogió el guante de una de las principales críticas de los grupos eventuales aliados en la cámara y que le acusaban de eludir la negociación del presupuesto en el último año de legislatura, meses antes de las próximas elecciones. Barbón adelantó la primera ronda de contactos (que tradicionalmente se apura al mes de diciembre) ya a mediados de septiembre y además, con la disposición favorable de IU y el diputado del grupo mixto, Armando Fernández Bartolomé, se abrieron las puertas a un acuerdo con la mayoría suficiente.
Sin embargo, pasado todo el mes de octubre y encarrilada ya la segunda semana de noviembre, las conversaciones siguen estancadas. La negociación no avanza y varios actores implicados temen que el adelanto de los plazos haya sido inútil y que el acuerdo tenga que buscarse, como ha ocurrido en la última década, en las jornadas finales del año, en plenos festejos navideños.
Cerrar este último presupuesto sería una medalla importante para Barbón que habría conseguido contar con las cuentas autonómicas en vigor, aprobadas en tiempo y forma, a lo largo de todo su mandato, los cuatro años consecutivos, en un notable contraste con las pasadas legislaturas en las que el pacto se puso con frecuencia cuesta arriba y fue necesario acudir a las prórrogas. El presidente ha cerrado acuerdos acudiendo a una «geometría variable» en la que a su fortaleza de escaños (20 para el PSOE a sólo 3 de a mayoría absoluta) ha venido sumando a Izquierda Unida, pero también a Ciudadanos (lo que ha supuesto no pocas fricciones) y en ocasiones a grupos como Podemos e incluso Foro: en el segundo año de la pandemia todas las fuerzas de la cámara menos PP y Vox se unieron a un amplísimo acuerdo para asegurar el despliegue de fondos de reconstrucción.
En esta ocasión los números cuadran con aliados tradicionales, como IU, y el voto individual y clave de Armando Fernández Bartolomé, que concede la mayoría suficiente. El diputado fue expulsado de Ciudadanos en un amargo proceso, que le sacó también de la mesa de la cámara, relacionado con las querellas internas de la formación naranja, en un agrio declive que se ha acompañado de renuncias y manifiestos enfrentados con la dirección nacional.
El voto de Fernández Bartolomé saca a Ciudadanos de la ecuación presupuestaria, ya que sus votos no serían necesarios para lograr la mayoría de 23. Pero hay un factor en el que los naranjas siguen siendo cruciales para el Ejecutivo socialista y que mantiene vivos los recelos de otros partidos inmersos en la negociación. Ciudadanos puede ser un aliado necesario para aprobar leyes que acumulan mucha demora, desde la reforma del reglamento de la Junta General, a la Ley de Calidad Ambiental.
Si se inicia la tramitación del presupuesto, con todo el proceso que conlleva, desde el debate a la presentación de enmiendas, en el pleno, cualquier otra normativa queda aplazada y pasaría al año nuevo, con lo que la demora podría hacer que ni siquiera se aprobaran en este mandato.
La Ley de Calidad Ambiental es además un punto de fricción muy caliente entre el gobierno de Barbón e Izquierda Unida que rechaza de plano el texto, por considerar que abre la puerta que las empresas actúen apenas sin control por permitir que se hagan iniciativas con una declaración responsable y vigilancia a posteriori. La coalición ha centrado sus críticas, hasta el borde de la ruptura, en la figura del vicepresidente, Juan Cofiño, pero también en la segunda mitad de la legislatura han acusado a los diputados de Ciudadanos de actuar como lobby en representación de distintas patronales, singularmente de la Cámara de Comercio de Oviedo, llevando sus reclamaciones a las cuentas autonómicas.
El acuerdo es altamente improbable con el PP, es imposible con Vox (el Ejecutivo ni siquiera se reúne con el grupo de ultra derecha); sería muy complejo con Foro en esta ocasión y aunque tiene posibilidades de cerrarlo con Podemos Asturies (que ha reiterado que acude a las conversaciones sin líneas rojas) la formación morada todavía está por digerir su propio proceso de primarias en el que un sector se ha impuesto en la dirección orgánica y otro en la composición de la lista electoral.
Entre los participantes en las primeras rondas se ha señalado que no ha habido nuevos encuentros en las últimas semanas y que tampoco los hay previstos a corto plazo.
Los números del borrador
Y aún así, sí hay números para las cuentas. Al término de la primera ronda de negociaciones, la consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, destacó que el presupuesto del Principado para el año 2023 que elabora el Gobierno regional rondará una cuantía global de unos 5.500 millones de euros frente a los 5.354 del ejercicio actual una vez que el techo de gasto estimado (gasto no financiero) se ha establecido en 4.839 millones, 194 más que el fijado para 2022.
Cárcaba señaló entonces que el criterio del Gobierno es el de no modificar sustancialmente el modelo fiscal del Principado al margen de incorporar las nuevas deducciones fiscales (alquiler, escuelas de 0 a 3 o natalidad) ya anunciadas en el debate sobre el estado de la región. Es decir, y es algo en lo que también ha incidido varios participantes en el diálogo, los impuestos apenas se modificarán en el proyecto de las cuentas, ni al alza ni a la baja.