Jóvenes, reinfectados y con variedad de síntomas: el perfil de covid persistente cambia en Asturias

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

María Pedreda

Desde el colectivo Covid Persistente de Asturias denuncian que el nuevo protocolo no funciona en la región

07 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque parece que haya quedado en el olvido con la vuelta a la normalidad, la pandemia todavía no ha acabado. Y faltará mucho para que así sea. Todavía hay personas que sufren los estragos de esta enfermedad, individuos en los que la patología desarrolló la persistencia. En Asturias, el colectivo Covid Persistente tiene contabilizados más de 180 pacientes cuya vida se ha visto limitada por completo debido a la variedad de síntomas. Una elevada cifra que guarda relación con las nuevas cepas de coronavirus. Concretamente, «después de la llegada de la variante ómicron aumentó el trabajo del grupo en la región», asegura Estrella Rufo, miembro de dicha plataforma. Sin embargo, dos años después, «aún sigue sin validarse la enfermedad».

«El protocolo covid en Asturias no está funcionado porque al no ser obligatorio el médico que no quiere implicarse no se implica. Es todo muy caótico porque ni siquiera quieren darte el diagnósito de covid y ya en el caso de los más pequeños ni te cuento. Antes si tenían fiebre, dolor de garganta... el pediatra nos decía que fuésemos para que lo mirasen, ahora lo pasan directamente a enfermería que te tratan con paracetamol y ni siquiera miran la fiebre alta», denuncia Estrella Rufo, que tanto ella como su hija de 5 años sufren long covid. «Los síntomas se asocian a enfermedades propias de la edad. No le dan importancia, pero una niña que no se pone mala y ahora está mala cada mes o dos meses es preocupante», lamenta.

Perfil del paciente con covid persistente

Durante todo este tiempo el perfil del paciente ha cambiado. La mayoría de los casos sigue siendo mujeres, pero cada vez hay mas hombres que sufren long covid y «aunque a los críos se les ha dejado de lado en esto también hay quienes padecen la enfermedad». De la misma manera, antes la media de edad era 50 años, pero ahora hay mucha gente de entre 30 y 40. «Esto es muy preocupante porque a nivel laboral que un país tenga tanta gente parada... no sé que va a ser de nosotros», resalta Rufo. Además, aunque en estos casos ya no se contagia, no implica que el paciente no se vuelva a reinfectar, a pesar de ya estar vacunado. «La mitad de las personas en el colectivo se ha vuelto a contagiar», asegura.

Realmente no hay un empeoramiento, los síntomas son los mismos, pero si que «hay más casos de disnea, cansacio, fatiga...». La novedad, sintomatológicamente hablando, es la alteración del sistema nervioso periférico, la percepción del dolor. «Hay compañeros en el grupo que antes se tomaban un paracetamol y les aliviaba, pero ahora ni siquiera les hace efecto», afirma Rufo antes de recordar que «aunque las nuevas subvariantes son poco agrevisas, el problema no es cómo pases la enfermedad porque la mayoría con covid persistente pasamos la fase aguda de forma muy leve». Una situación «muy complicada», que lleva a los pacientes a sentirse «mucho peor» porque «tienen miedo a desarrollar algún síntoma más».

«No pedimos una solución sino que nos validen, nos escuchen y nos ayuden a paliar los síntomas»

Ante estos casos, los facultativos acusan de que «el covid ya pasó, que no es tan fuerte, tan grave...», pero «es un virus que se va a quedar aquí con nosotros para el resto de nuestras vidas, entonces si me vas a dar un diagnóstico de catarro en vez de covid y menos persistente el tratamiento no va a ser adecuado». Esto obliga a los pacientes a tener que ir de especialista en especialista para saber lo que realmente tienen. «Después de un año con disneas, sin ser capaz de dormir, te derivan al neurólogo cuando deberían de hacerlo desde un primer momento porque todos estos trámites suponen un trasiego. No pedimos una solución sino que nos validen, nos escuchen y nos ayuden a paliar los síntomas. Ellos son los profesionales y tienen que mirar un poco más allá porque es un sufrimiento llegar hasta el diagnóstico», clama Estrella Rufo, quien señala que «tener un paciente sin saber lo que le pasa es un gasto muy enorme. Si viviesemos en EE.UU. no nos lo podríamos permitir».

Un diagnóstico que a nivel mental supone «un gran alivio porque llega un momento que piensas que estás loca». Además, en el ámbito laboral «te ayuda, por ejemplo, para alargar una baja». Sin embargo, al no identificarse la enfermedad, la gran mayoría de las personas con covid persistente son obligados a trabajar. «Te incorporas y aguantas un mes o dos, pero al tercero tienes que volver a sacar la baja porque no puedes más. Pero claro la baja tiene que ser por otro tema ya que sino no te da la dan y eso no es real». De la misma manera, tampoco se adapta el puesto de trabajo a los pacientes porque «sino se reconoce no te pueden facilitar nada».

Es por ello que «muchos enfermos estamos llorando. Hay compañeros que tienen miedo de ir a Urgencias, a un médico, por el qué te dirán. Algunos incluso van con la guía en la mano para demostrar que no están locos», señala Rufo. Por tanto, desde el colectivo Covid Persistente de Asturias claman por la creación de una unidad especializada en esta enfermedad. «Necesitamos que haya un registro de pacientes y nos atiendan correctamente porque somos muchos y más que seremos. Ya sabemos que esto viene a raiz del covid, pero necesitamos dar con el clic para frenarlo, que además a lo mejor puede servir para parar otras enfermedades con la fibromialgia. Al fin y al cabo se trata de abrir puertas, no de cerrarlas», sentencia Estrella.