Oviedo, Asturias entera, se transforma por unos días en centro mundial de la cultura, de la ciencia, de la solidaridad, gracias a los Premios Princesa de Asturias y gracias, sobre todo, a los galardonados que, recibidos con entusiasmo, admiración y respeto, participan en los diferentes actos e iniciativas que la Fundación organiza para dar a conocer su obra. Y son protagonistas también, sobre todo, de la ceremonia de entrega de los premios en el teatro Campoamor, un acto lleno de simbolismo y gestos históricos. En él hemos escuchado palabras inolvidables y hemos sentido la emoción que en tantos momentos convierte a este acto en uno de los más destacados de la agenda cultural internacional.
Nuestros premiados conforman un patrimonio único y muy valioso. Ellos son los que le dan auténtico sentido a nuestra Fundación. Son personalidades del mundo científico, cultural, social, deportivo; personas e instituciones que nos proporcionan motivos para la esperanza y para seguir trabajando unidos en el camino del bienestar común. Los premiados son el símbolo de cómo con el trabajo muchas veces difícil, callado y solitario se obtienen resultados que nos implican a todos y que a todos nos ayudan a avanzar en el camino de la construcción de un mundo mejor, más solidario, libre y justo.
En esta edición, volvemos de nuevo a celebrar algunos de los actos que la pandemia nos obligó a cancelar y volvemos a contar de nuevo con aforos completos cuando estos dos últimos años tuvimos que restringirlos. Con enorme ilusión, con ganas de seguir trabajando, con deseos de mejorar cada día en nuestra labor, recibiremos a Sus Majestades los Reyes y a Sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la Infanta doña Sofía, que son el símbolo de nuestras mejores aspiraciones. Porque la Fundación Princesa de Asturias ha contado siempre con la guía insustituible de la Corona. Nunca nos ha faltado su apoyo, su aliento, su generosidad. Tampoco nos han faltado los de tantas personas sin las que no hubiera sido posible llegar hasta el lugar en el que estamos, en el que nos arropan el cariño y el respeto de los asturianos y de los españoles, y el reconocimiento de nuestra labor incluso más allá de nuestras fronteras.
La Semana de los Premios, con distintos actos protagonizados por los galardonados y dirigidos al público en general; Toma la Palabra, un proyecto en el que los protagonistas son los alumnos de los centros educativos de Asturias; el concierto Premios Princesa de Asturias y el entrañable acto de entrega del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias, que este año ha recaído en la parroquia valdesana de Cadavéu, son otras tantas actividades que celebramos con enorme ilusión y siempre con la ambición de mejorar y de ofrecer una excelente imagen del Principado.
El prestigio y reconocimiento que con los años ha ido cobrando nuestra institución, y que aceptamos con humildad, es el fruto de un trabajo entregado y constante, de una forma de actuar prudente y al mismo tiempo con amplitud de miras. Un trabajo sosegado, medido, tratando de aportar nuestro grano de arena para situar a Asturias en el mapa mundial de la cultura y para hacer honor al carácter generoso, abierto y positivo de los asturianos. Pues, como está escrito, “todo lo que es verdaderamente grande no tiene muros”.
*Graciano García García es Director emérito vitalicio de la Fundación Princesa de Asturias
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