El trotamundos asturiano que dio tres vueltas al globo: «Asturias es uno de los mejores lugares del mundo para vivir»

X. Menéndez REDACCIÓN

ASTURIAS

Alberto Campa con unas mujeres en el Reino de Tonga
Alberto Campa con unas mujeres en el Reino de Tonga

Alberto Campa, un naviego que lleva 40 años viajando por todas partes del planeta, publicó recientemente «Una vuelta al mundo por las islas del Pacífico», su segundo libro de viajes sobre su travesía de tres meses

24 oct 2022 . Actualizado a las 09:18 h.

Pocas personas conocen tanto el mundo como Alberto Campa, un naveto que durante los últimos 40 años ha viajado por 222 países o territorios, más de 700 regiones y ha dado la vuelta al mundo tres veces. La última fue en 2018 y de esa aventura nació el libro «Una vuelta al mundo por las islas del Pacífico», una ruta que rememora parte de la expedición que realizaron Magallanes y Elcano, los exploradores que dieron la primera vuelta al mundo. Campa, que prácticamente ha estado en todas las partes del mundo, condensa en el libro de viajes las aventuras y anécdotas que fue encontrando en su travesía. Su viaje comenzó en Taiwán, pasando gran parte de las islas hasta que desde Cook pasó a Sudamérica, a Chile, y de allí a Brasil. De su viaje de tres meses, Campa destaca la belleza de los lugares especialmente «Nueva Zelanda que considera un lugar muy parecido a Asturias» y la humildad y hospitalidad de las gentes de las islas, sobre las cuales dice que «es un paraíso. Yo las llamó las islas de la felicidad porque la vida es sencilla y tranquila: cuando amanece los hombres se van a pescar, las mujeres a por fruta y los niños a jugar. No tienen grandes lujos pero son felices, en ocasiones mucho más que nosotros».

El fervor por viajar de Campa es intrínseca en él y durante muchos años ejerció de guía de viajes en agencias, convirtiendo parte de su pasión en su trabajo. «Los 30 días que tenía de vacaciones me los pasaba viajando», hasta que hace 12 años se lanzó a perseguir su sueño de viajar por todo el mundo. Según explica, «con los años cada vez planifico menos» y con apenas una mochila se lanzó a recorrer las islas durante meses. «La gran mayoría de noches dormía en una playa, aeropuertos, estaciones o en lugares similares donde estar tranquilo, en otras zonas más peligrosas como Papúa Nueva Guinea, que es una de las más peligrosas del mundo, sí que busqué alojamiento». Además, algunas noches las pasó en casa de habitantes de la región en cuestión. «Una vez estaba esperando en la estación, listo para dormir y una familia me invitó a pasar la noche en su casa. Desayuné con ellos y después me ayudaron en todo lo necesario para seguir la ruta. Muchos otros te dan comida y están encantados de hablar con europeos y conocer. A nosotros nos llegan pocas noticias de estas zonas, casi todas malas, pero a ellos también les llegan pocas de Europa, explica Campa sobre la cordialidad de las gentes. En otra ocasión, estaba a punto de dormir en la playa con la esterilla y de nuevo una familia, con hijos, me invitó a dormir en su casa. En Nueva Zelanda, me quedé dormido en un banco y cuando me desperté vi que me habían echado una manta encima», relata Campa.

Ropa de Alberto Campa secando en aeropuerto internacional de Funafuti
Ropa de Alberto Campa secando en aeropuerto internacional de Funafuti

En cuanto al precio de los viajes, Campa explica que tampoco es tan caro debido a las circunstancias en las que viaje. No le importa dormir en una estación si es necesario. Con esa metodología, afirma que el viaje por las Islas no le salió por más de 300 euros. «Hay gente que gasta 2.000 euros en unas vacaciones de 15 días en Conil. Con ese dinero se puede viajar por un montón de países». Es una cuestión de prioridades, «prefiero comer en la calle por un euro a ir a un restaurante por 15 euros, es una forma de viajar más austera», una austeridad que tiene como objetivo alargar lo máximo el viaje.

A pesar de que resalta la bondad de las personas con las que se ha cruzado los últimos 40 años, Campa ha visitado algunos de los países más peligrosos del mundo, en las zonas donde se ha concentrado la mayor parte de las guerras del siglo XXI, como Irak. «En ciertos países es peligroso dormir a la intemperie, pero también lo son ciertos barrios de ciudades como Los Ángeles o Miami, y ahí hay que extremar precauciones». Estuvo en Oriente los meses previos a la pandemia que le pilló en Arabia Saudí y hasta mediados de marzo de 2020 no pudo regresar a España. Este año, los meses previos a la invasión rusa, estuvo visitando Ucrania. «Estaba en Crimea cuando comenzó la invasión. Se veía que en la base rusa del mar negro empezaban a desembarcar muchos soldados. Pasé en tren por el estrecho de Kerch, que hace semanas fue bombardeado».

Sin embargo, aunque intenta tomar precauciones, no le teme a los peligros. «Intentas evitar al máximo los conflictos pero nunca puedes controlar dónde te metes del todo. Yo no me meto en jardines prohibidos, por llamarlos de alguna manera, pero esas situaciones son incontrolables al viajar durante tanto tiempo y por tantos países es cuestión de casuística».

Tras haber visto cómo viven en algunas partes más humildes del mundo, Campa destaca que «la pobreza es una idea muy occidental. La gente en esas zonas que pensamos que son pobres tienen menos, pero son muchos más felices. La pobreza es muy relativa», Campa está seguro de que en algunos poblados sin tantos lujos como en occidente, las personas son mucho más felices. Si algo ha aprendido Campa es que «se deben aceptar las cosas tal y como son y disfrutar del momento. Hay que aprender a disfrutar de la lluvia, de la nieve, del frío, del calor; adaptarse a las circunstancias. El aquí y ahora, sea como sea», afirma Campa, cuya máxima es: «Si la vida es el mayor de los viajes, viajar es el alma de la vida».

Su primer libro, una ruta bajo cero

En 2018 salió publicado su primer libro «Una vuelta al mundo bajo cero» sobre un viaje que realizó en 2013 a través del transiberiano, «uno de los viajes míticos para los viajeros». El libro fue una recopilación de los escritos que realizó durante la travesía, costumbre que guarda desde que comenzó a viajar: «Escribo por las noches contando lo que he hecho, sensaciones y anécdotas; hasta las 2 o 3 de la mañana». Campa narra lo duro que fue el viaje en algunas zonas: «Hubo momentos de llegar á los 34 grados bajo cero. Se te congelan los párpados… Es muy duro vivir en esas condiciones. Ese fue el punto más frío, pero estar a menos 17 grados en Moscú es lo normal». Tras ese viaje, que cuenta que fue una experiencia única, nunca más se volverá a quejar de que en el Principado haya frío. «Aquí en Asturias somos afortunados porque un día nieva y pensamos que se nos cae el mundo porque estamos a 0 grados, pues solo hay que pensar cómo vive esa gente todo el año».

Asturias, uno de los mejores lugares para vivir

Campa ha estado en 222 países o «territorios». Él prefiere hablar de territorios, no de países porque algunos no están reconocidos por Naciones Unidas, como por ejemplo Taiwán, «desde donde empecé el último libro. Esos países o territorios están conformados en regiones España tiene 17, aunque las llamemos comunidades autónomas, y yo he estado en más de 700. En total, estuve ya en todas las de Europa». Con todo el mundo que ha visto, no dudo en afirmar que «Asturias es uno de los mejores lugares para vivir del mundo. Tenemos una gran calidad de vida. Tenemos mar, playas, zonas de montaña y con nieve. Un clima que no es ni de mucho frío ni de mucho calor, una gastronomía increíble, nuestra cultura…». Campa asegura ser objetivo, «no soy el típico asturiano que defiende la tierra por encima de todo, pero después de estar en tantos sitios sin duda Asturias es uno de los mejores para vivir. Hay pocos lugares en el mundo en los que preferiría vivir», afirma Campa. En su ránking también estaría la Toscana de Italia, la zona de Provenza en Francia y Nueva Zelanda, isla que visitó en el viaje de su último libro y que asegura que es muy parecida a Asturias.