La «facturona» que ahoga a la hostelería: «Antes pagábamos 500 euros de luz al mes. Ahora 1.500»
ASTURIAS

«En 21 días, entre junio y julio, me pasaron 5.200 euros de facturas», denuncia Javier Rodríguez, propietario de un bar de Oviedo
16 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.«¿Es esto un saqueo? No, eso es el mercado, amigo». Esta frase que Rodrigo Rato lanzaba para la posteridad durante la comisión del Congreso que investigaba la crisis financiera parece justificar gran parte de los lodos en los que los polvos del liberalismo nos han enfangado. El mercado es el causante de que la cesta de la compra haya experimentado la mayor subida en 34 años; también por su influencia el valor real de los salarios se desploma. Asimismo, es el mercado (amigo) el que contempla cómo la factura eléctrica se dispara sin freno, mientras las tres grandes compañías energéticas españolas incrementaron sus beneficios un 24% en el primer trimestre del año.
Paralelamente, a pie de calle las «facturonas» eléctricas asolan a las familias, al pequeño comercio y a la hostelería. Sin embargo, lejos de ser errores de lectura de contadores o fallos en los protocolos de las compañías eléctricas (como en el caso de unos jubilados mierenses a los que su proveedor les reclamó 2.830 euros por un cálculo de estimación del consumo de los últimos meses), los negocios que emplean electrodomésticos o iluminación de manera intensiva reciben estos quebrantos económicos religiosamente. Hasta tal punto que amenazan la supervivencia de muchos establecimientos viables hasta la fecha.

Y los que no están abocados al cierre ven como su margen de beneficios se reduce cada vez más, al no poder repercutir todas las subidas de energía y materias primas en un cliente también castigado por el alza del precio de una vida cada vez más invivible. El de la hostelería es uno de los segmentos más castigados a este respecto.
Javier Rodríguez Velasco es el responsable del bar y restaurante Cadillac de Oviedo. «Antes pagábamos 500 euros de electricidad al mes. Estoy hablando de diciembre del año pasado. Ahora pagamos 1.500», explica. Comenta que desde su compañía «dejaron de mandar las facturas y luego las fueron juntando».
Como ejemplo expone que «en 21 días, entre junio y julio, me pasaron 5.200 euros de facturas de la luz». «En julio pagamos 1.300 euros de luz», añade. Comenta que, durante el mes de agosto, su establecimiento cerró «dos días y cuatro tardes y pagamos 1.500, 640 de consumo de energía y todo lo demás los impuestos que te meten». En este sentido, constata que «cerrar dos domingos y cuatro tardes me significó ahorrarme 14 euros de consumo».
«Es un cachondeo y una barbaridad», lamenta. Insiste en que en su negocio levantan cabeza «porque vendemos bastante, los demás no sé cómo lo hacen, la verdad». Concluye poniendo otro ejemplo palmario: «Mi panadero ahora paga 5.000 euros de gas y 3.800 euros de luz».

David Tejerina es socio y cocinero de la sidrería Canteli, en Gijón. «La media de subida de la factura eléctrica para la gente, por lo que sé de otros establecimientos, ha sido del doble. Si hace un año pagabas 500, ahora pagas 1.000 y en algunos casos más», dice.
Considera que hay «mucha indefensión, porque esperas la factura eléctrica sin poder hacer nada, solo ver qué susto te pegan cada mes». En su caso, ese «susto» mensual es «el doble» que hace un año. Explica que «en agosto que estuvimos funcionando más, con las máquinas tirando más… pues la factura fue casi el triple que el mismo mes de 2021».
En un negocio medio se trabaja con «máquina de café, neveras, congeladores…», lo que supone un quebranto importante para la economía de estos establecimientos. David Tejerina considera que «repercutir esas subidas a la clientela es muy difícil, porque sube también en casa». «La pérdida de poder adquisitivo es brutal», lamenta.
Explica que los propietarios de locales de hostelería han tenido que apostar por «parar un poco los precios, porque si no la gente no va a poder consumir si seguimos en una escalada de precios». No obstante teme que «mucha gente va a tener que cerrar. Seguramente va a haber una criba». Apunta que, a su juicio, «los que más pueden sufrir son los locales de nivel intermedio. Los más caros y los más baratos aguantarán».
