Rafael Cofiño: «Cuando estalló la pandemia la salud pública estaba extremadamente debilitada. Los profesionales han hecho cosas épicas»
ASTURIAS
El exdirector de Salud Pública de Asturias coordina el grupo de trabajo de sanidad de Sumar, la plataforma electoral de Yolanda Díaz
06 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Rafael Cofiño estaba al frente de la dirección de Salud Pública en Asturias cuando estalló la pandemia del coronavirus y estuvo en primera línea, con éxito y fracasos, en la gestión de la contención sanitaria del sistéma público asturiano ante la enfermedad y sus efectos. Tras retirarse del primer plano en diciembre de 2021; Cofiño ha sido llamado por el equipo de Yolanda Díaz y su plataforma Sumar para coordinar el área de trabajos sobre salud de la futura candidatura.
-¿Cómo empieza a colaborar con la plataforma Sumar?
-La información que yo tenía de Sumar era la misma que pudiera tener cualquier persona por los medios de comunicación, no tenía ningún vínculo con la organización. Recibí la llamada, hace unas semanas, por parte del equipo técnico de Yolanda Díaz y me invitan a participar como coordinador de un grupo. La idea establecer estos grupos y abrir un proceso de escucha y reflexión con profesionales y ciudadanía; el encargo que recibimos es elaborar luego un documento técnico, pero orientado a la población general, que sea entendible con propuestas de futuro para los próximos diez años sobre cómo queremos que sea nuestro sistema sanitario.
-¿Y qué diagnóstico se hace?
-Vamos a ver qué dice el grupo, mi papel más bien es dinamizar que aportar contenido, porque en el grupo además habrá gente de procedencia muy variada. Mi opinión personal, pensando en lo que hemos vivido es que la pandemia ha supuesto una tensión de todos los sistemas, también del educativo, el social, el comunitario, el sanitario, y algunos han respondido mejor que otros. Dentro de la situación que se ha dado el sanitario ha respondido bien, pero ha habido puntos máxima tensión en Atención Primaria y Salud Pública. Son además partes del sistema menos prestigiadas que otras pero son elementos clave, y tenemos que pensar cómo podemos reforzar el papel de primaria y salud pública. Y hay otro punto que debemos tratar, en Asturias se ha pensado mucho sobre ello, es la coordinación sociosanitaria, posiblemente hacia una integración sociosanitaria. Muchos de los problemas que hay de salud no son sólo cuestiones de salud biológica sino que se dan en un contexto social determinado, en el caso de personas mayores, dependientes, personas que viven solas, que requieren cuidados. Y por eso tener una buena integración de los sistemas sociales y sanitarios es fundamental de cara al futuro y sobre todo en Asturias donde tenemos una población muy envejecida.
-¿Es esa una de la lecciones que se pueden sacar de la pandemia?
-En la Consejería y en Salud Pública, ya en la legislatura anterior, se había trabajado en un plan sociosanitario, son líneas de las que llevamos hablando al menos desde 2016. Tenemos una población mayor que tiene enfermedades más complejas y es un elemento clave esa atención incluso sin pandemia.
-También empiezan a recibir más atención todos los problemas añadidos de salud mental.
-Sí y de hecho estos días leía una entrevista a la psiquiatra Marta Carmona que lo explicaba con la imagen, una viñeta, de un koala agarrado a la rama de un árbol en un bosque talado y un grupo de expertos lo señalaba y decía «este koala tiene un problema de salud mental». Es decir, el problema es un entorno que no cuida, que no protege. En la pandemia han aflorado trastornos graves, y muchos malestares que han aflorado por esa situación social de crisis. Vivir en una situación en la que hay más desigualdades, más crisis económica, si tenemos más estrés, las condiciones laborales no son buenas, resulta muy complicado cuidar a los críos o a los mayores; todo eso genera situaciones de malestar que afloran en la situación mental. Aparecen por un contexto complicado y la pandemia ha puesto de relieve todo esto.
-En la pandemia hubo momentos en que se estableció una especie de competición entre comunidades, en cuanto a resultados y en cuanto a actuaciones, en muchas ocasiones comparando Asturias y Madrid.
-Eso es uno de los retos que tiene que plantear la nueva agencia de Salud Pública; hay medidas que pueden ser singularizadas en las comunidades autónomas, de planificación, de gestión pero hay otras medidas que si se deciden en un marco estatal, con una comisión técnica, en una reunión interterritorial deben ser cumplidas de forma obligatoria por todas las comunidades. Habrá que consensuar esas medidas pero tendrá que ser así. En el marco regulatorio de la nueva agencia se va a tener que profundizar en esos temas. Es inevitable que en la pandemia a veces se creara una especie de ránking de comunidades autónomas que creo que a veces ha sido perjudicial. Muchas veces me tocó decir que no me preocupaba mucho si subíamos o bajábamos en determinadas cuestiones sino que lo importante era seguir haciéndolo lo mejor posible y sabiendo que había cosas que podían ocurrir y ocurrieron.
-Echando la vista atrás, ¿qué cambiaría de lo que se hizo en Asturias si pudiera?
-No me gusta nada volver a situarme en todo aquello. La situación de la salud pública estaba extremadamente debilitada, era muy débil en todas las comunidades y en España en general. Con la excepción de la agencia de salud pública de Barcelona, no de Cataluña, la de Barcelona que siempre ha estado bastante bien dotada, en el resto se han hecho cosas bastante épicas por parte de los profesionales. En todos los sectores en general, pero desde luego en Salud Pública y es una cuestión importante que se refuerce. Y en todo el ámbito global hubo una especie de obsesión por la comunicación de datos diarios, y eso clínicamente no es relevante. Hay que mirar los datos diarios, los especialistas tiene que trabajar con datos diarios para conocer el brote y de cara a preparar la actuación pero en ocasiones se ha tenido que hacer un trabajo de comunicación pública que ha generado un trabajo añadido y que a veces ha dificultado trabajar en otros frentes. Ese tema en concreto de los ránkings y comparaciones que a veces generan una presión política excesiva cuando el objetivo es centrarse en el dato para actuar y tomar medidas respecto a brotes, contactos y demás.